13/01/2025
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“Y Mr. Potter abrió las habitaciones como si tuviera autoridad no solo sobre las habitaciones y las ventanas sino como si tuviera autoridad sobre el espacio fuera de las habitaciones, el espacio más allá de las ventanas. El espacio más allá de las ventanas era el aire mismo, vacío de cosas hechas por manos humanas, pero no vacío de cosas que eran el producto de la mente humana: había árboles, arbustos, hierbas y otras molestias del reino vegetal; había animales y pájaros y otras molestias del mundo animal; había vacío a la espera de ser llenado ¿con qué? ¿con qué?
Y una vez más ¿con qué? Pero Mr. Potter, el ente que conformaba a Mr. Potter no era nada en sí mismo, nada en el sentido de algo sin valor, nada, como un fósforo encendido cuando no es necesario, eso pensaba el Dr. Weizenger, y eso pensaba el resto del mundo, el resto del mundo que podía tener una idea respecto a algo y después lanzarla al terreno de cada día.
(…)
Y porque Mr. Potter no podía leer ni escribir, no podía entenderse así mismo, no podía darse a conocer, no se conocía así mismo, aunque no es que algo de eso le habría dado alguna felicidad. Y porque Mr. Potter no sabía leer ni escribir, creó a alguien que pudiera hacerlo, que incluso amaría hacerlo, leer y escribir. Y cuando Mr. Potter estaba frente a la ventana mirando el mundo (porque era el mundo lo que miraba) bajo esa luz especial, de esa manera especial, no pensaba para sí mismo, Esta es la Felicidad misma, Esto es lo más feliz que seré jamás, Esto es lo más feliz que cualquiera, cualquier ser humano, será jamás; no pensaba para nada eso, porque en ese momento no estaba separado de sí mismo, él y esa emoción particular y ese momento particular eran uno: era feliz bajo esa luz y toda la gloria del mundo no podía existir sin él.”
Tercer libro que leo deJamaica Kincaid, una escritora diferente y excepcional; que cuando escribe deja tajos en quien lee.
A este Nobel sí que lo espero con ansias.
🙏🏽🌷
La edición condice con la autora: diferente y perfecta