24/12/2022
Nuestro amigo el Chuñi nos deleita con su genial relato..
Gracias Chuñi lo compartimos..
Buenodía, mis gente. Despué de unos tiempo en el ontrasismo, me desidí a escribir unas línea ya con todo el descajete del Mundial un poco más calmado, aunque los guampachata de los fransese estean haciendo kilombo y traten de ver si se quedan con la Copa reclamando que alguno suplente argentino dentraron a la cancha ante que Mesi isiera el tercer gol nuestro y que el Dibu Martíne mobió antirreglamentariamente lo sombro en el baile por el segundo penal errado de ello.
También disen que la FIFA no le debería aber permitido a Escaloni estar con el buso de educación física de la secundaria en lugar de esigirle que veya de s**o, corbata y sapato de charol.
Un acuerdo de confidensilidá lenta con los vago de Angaú Notisia, el portal nomateígo que me avía mandado a los mundiale anteriore, me permite contar resián haora cómo jueron las negosiasione para ir a Qantar y por qué se desconchó la cobertra que ibamo sacer con el Ñacaniná Albare, mi histórico repostero gráfico de esas misione.
El primer problema vamoecí se dio con una cierta diferensia en los número de las parte. Yo pedí por toda la cobertura, juera cual juese la intansia a la que llegara Argentina, un pago total de 312.508 dólar, con un plú de 230.000 si lograba sacar campión a la Selesión. Angaú ofresía 22.650 peso, la mitad en vale de Supermercado Impulso.
Ocviamente que me di encuenta ensegida de que era la típica abajasión de la ofresisión para tratar de que yo redujera mis pretensione. Así que los dos juimo cediendo un poco asta encontrar un punto de acuerdo, y mi intuisión no me falló, ya que grasia a mi intransigensia el Grupo Angaú tuvo que aflojar y terminamo arreglando por 24.200 peso, con solo un 30% de vale del Impulso.
Eso sí, ello pusieron una clásula de la que no se mobieron, de que el importe incluía mis gasto de traslado y estadía, pero no me ise drama porque hablé con el mismo viejo que no sabía llebado en su Fiac Duna a Brasil en 2014, y él me dijo que nos podía llebar a Qantar. Calculó que como el Duna no consume mucho, con 3.000 mango de nasta no salcansaba y sobraba. Despué me di encuenta que el pobre viejo no cargaba combustible desde aquel Mundial, por eso no tenía una p**a idea de los presio.
No octante, y para no perder más tiempo, porque ya estábamo terminando agosto y el viejo calculaba no meno de 42 día de viaje (incluyendo el traslado en balsa desde Porto Alegre, en Brasil, asta Eguipto, porque el Ñaca quería conoser de paso las pirámide de los fanfarrone), desidimo meterle pata y salir de una ves, y que San P**a se lo llebe.
El Ruli y la Yoli se re portaron. Les pedí a los dó que buscaran ecponsor lento para que no sayuden a sostener finansieramente el viaje, y recorriendo Villa San Juan, Villa del Carmen, Villa Prosperidá, Barrio Central Norte, Villa Itatí, Barrio Guiraldi, Barrio Llaponegay y otro, juntaron 890 peso y 109 pollo que hirvimo para no tener que andar comprando comida en el viaje ni en Qantar mismo. Por Villa Lo Lirio no jueron porque no sodian. Eso sí, hubo que plotear el Duna con los nombre de 72 mercadito, y cometimo el error de encargarle el laburo al Ciego Dunbinki, de la calle 10, que iso todo tan para el c**o que el Dunita paresía un auto jipi de los ’60.
Ya no teníamo marguen para segir perdiendo tiempo, así que el 26 de agosto nos reunimo con el Ñaca y el viejo y acordamo salir al día sigiente, bien temprano, para estar a más tardar al mediodía en la frontera con Brasil, en Paso de los Libre. Así que el 27, a las once y cuarto, el viejo llegó con el Duna y la Yoli me lebantó para desirme que él y el Ñaca me estaban esperando. Jue allí que comensó la pesadilla.
Primero fue la siempre emotiba despedida con la Yoli y el Ruli, que me abrasaron temiendo que quisá nunca más me iban a ver, sobre todo porque estaba claro que el viejo no veía un tapir en un pasillo. Para poder cargar toda las cosa en el Duna, lo quiso subir al puente del contador que vive al lado de casa, que tiene 15 metro de ancho (el puente, el contador tiene 11 nomá), y así y todo le erró y se cayó a la sanja del costado, que ay es de medio metro.
Metimo como pudimo los táper con los pollo adentro del Duna. Por suerte que tiene un baúl amplio, pero no era sufisiente, así que el viejo y el Ñaca iban bastante cómodo adelante, pero yo en el asiento de atrá iba todo apretado, y encima una pata de pollo, con los primero poso de la calle de tierra, me iba surtiendo botinaso en las bola.
Cuando pegamo la vuelta en la esquina, la barbarie lenta. Un piquete. Quisimo retroseder, y cuando el viejo dejó de aserle llorar a la caja de cambio queriendo meter la marchatrá,vemo que se no sabían intalado también en la retaguardia. Todos llebaban palo y las jeta tapada con pañuelo y serbilleta cuadriculada.
El viejo se abajó lo santeojo de sol, miró el espeguito rentrovisor, sacó de abajo del asiento unos guante de cuero con los dedo cortado (los dedo del guante, eh), se los pusoy dijo:
-Es el típico mobimiento de pinsa. Estamo perdido. Diganmé a quiéne atropello, si a lo de adelante o a lo sotro.
Me di encuenta de la inracionalidad del planteo del viejo, así que le contesté, con la mayor frialdá posible:
-Tranquilo, chamigo. Matar al enemigo siempre tiene que ser el antepenúltimo recurso. Déjeme negosiar con ello. Capasmente que entregando unos pollo nos dejan pasar.
Me abajé, y recordé el consejo de mi viejo maestro de Kunfú, que siempre me desía: “Cuando más perdido se sientan, más encontrado se tienen que mostrar. Dean siempre una muestra de autoridá”.
Así que di unos paso, me aserqué al que paresía ser el líder, y le dije ablando de costado como si juera un coboy de las película del Lejano Oeste (ebidentemente los guionista de esas película vivían en el Este):
-Escuchame, guampudo, nesesito pasar por una cuestión que es al p**o que te esplique porque no la va saentender. Aparte, con los impuesto que no pagamo los que nos colgamo del cable, del agua y de la lus es que se pagan los plane de usteden. Así que ábranse, que acá si nos cortan el paso se están cagando usteden solito.
Entonse el tipo se abajó la serbilleta de la jeta... ¡y era el ingeniero Lobusi, el de la Amegino!
Lobusi se dio encuenta de mi sorpresasión, y con una cara triste, como de tipo que quería ser astronauta y terminó siendo gestor imobiliario, me dijo:
-Sí, Chuñi, somo tus vesino, y venimo ablando de esto desde 2018. Teníamo la esperansa de que en este Mundial nadie les diera a vos y al Ñaca el laburo de aser la cobertura periodística lenta, pero lastimosamente no jue así. Y no podemo permitir que ustedes veyan a Qantar. Todos creemo que en Sudáfrica, en Brasil y en Rusia nos jue para el ojete por culpa de usteden. Es el único denominador común y máximo común divisor que encontramo entre los tres Mundiale. O sea, usteden ya le cagaron tres Mundiale a Mesi, y éste casi con seguridá vaser el último que va poder jugar el pibe. Déjenle ganarlo. No pueden ser tan hijo de p**a de pensar en usteden nomá y no en la felisidá del petiso y del país.
-¿En serio usteden también estubieron en Sudáfrica? – preguntó el viejo en medio del caluroso silensio. Se avía abajado del auto y en una mano tenía un chicote de cuero reseco y en la otra una tumbera hecha con caño de intalasión elétrica y una empuñadura de pata de silleta de madera.
El Ñaca, que ya estaba medio en p**o por bajarse dos tetra mientra esperaba en el sol que yo me lebantara para empesar el viaje, todabía estaba adentro del Duna, pero se salió, se agarró de la puerta abierta para no irse a la mi**da, y dijo:
-Lo derecho de usteden empiesan donde terminan mis derecho. O terminan lo de usteden, creo. O empiesan los dó. O uno termina y el otro sige. Bah, como p**a sea, dejenón pasar. No no sobliguen a recurrir a la Corte Sumprema de Justisia.
-Acá no pasa nadie- dijo el Colí Frete, el enano de la verdulería, que siempre es más amargo que caldo de bola. Se adelantó en el grupo, con una sanagoria en cada mano, empuñadas como si jueran cuchillo.
Los demá se jueron desplegando, como aprestándose a que comensara la batalla final. Miré de reojo nomateígo asia atrás, y el otro grupo también se jue separando y lebantando sus palo, cinto con ebilla de alto impacto y nunchakus de titanio.
Miré al viejo, que me guiñó un ojo, como disiéndome claramente que el Ñaca y yo subiéramo al auto, entonse él sacaba arando al Duna, le pasábamo por ensima al ingeniero y los más cercano a él, retrosedíamo a todo p**o para aplastar taén al Colí y los que todabía quedaran en pie, y ay él iba a salir a toda p**a pero al toque asía un giro onda Duks de Jasar y embudinaba taén a los que avían estado atrá del auto, como para no dejar a ninguno entero en condisione de persegirno. Su guiño de ojo taén daba a entender que una ves hecha esa maniobra, teníamo que abajarno y pegarle un hermoso pollaso en la cabesa a cada uno.
Miré al Ñaca para ver si estaba de acuerdo, pero se avía sentado de nuevo adentro del Duna y se avía dormido con la cabesa asia el techo, la boca abierta como un alguibe y la lengua al costado como un perro insolado. Manotié en el bolsillo del pantalonsito de Foreve mis estrellita ninya. Eran ello o nosotro. La vida, a vese, es una encrusigada donde todos los camino que se abren enfrente son malo, pensé.
En lo sojo del ingeniero encontré la misma tristesa de ante, mesclada con la tristesa de saber que la carnisería era inebitable. El Colí apretó más juerte las sanagoria. Masatrá vi a la ec maestra del Ruli, la de las teta que nunca dejaban que uno se consentrara en el Himno, con un fusil soviético Kalashnikov AK-47.
El viento norte quemaba lo sojo y los cogote, y la muerte murmuraba entre las cabellera de los lapacho.
Agarré la primera estrellita en el bolsillo, y la acomodé discretamente entre los dedo, preparando el mobimiento que me permitiera lansarla de tal manera que destrosara primero los globo oculare de Lobusi, para dejarlo ciego, y luego el giro alocado del metal le rebanara una oreja al Colí. La conmosión me iba permitir quitarle las sanagoria, clabarla en los cuello del Veleta Portillo y el Aguará Kalber, que eran los má salto de ello, y aser un tripe salto en el aire como para ver desde arriba las teta de la maestra. Despué aprobecharía la confusión para dentrar al Duna y que el viejo nos sacara de ay.
En el intante en que todo iba a comensar, escucho primero las corrida y despué los grito. Eran la Yoli y el Ruli, que avían visto el amontonamiento desde la vereda de casa y no entendían qué pindonga estaba pasando.
Primero creyeron que era una despedida de los vesino, pero despué intuyeron que algo no estaba bien y el secto sentido de la Yoli le iso mirar de inmediato el Feisbu de la Cleta Ambroci, la chismosa del barrio que más en serio se toma su trabajo, que ya avía postiado: “Urgente: en esto momento, en Villa San Juan, vesino autoconbocado a punto de asesinar al Chuñi Benite para que téngamo posibilidade en el Mundial. ¡Vamo Sargentina!”.
La Yoli llegó y me abrasó, el Ruli taén.
-Papá, acectá la situasión. Vó menseñaste que a vese perder es ganar- me dijo el cambaí.
-Eso tenseñé yo- le corrigió la Yoli, que ay cosa que te deja pasar y cosa que no te deja pasar.- Pero sí, Chú, venite con nosotro para las casa. Dano taén el derecho a ver un Mundial con vó al lado.
Me sentí ante una de esas desisione en que se juega cómo va segir tu vida. Los vesino no abajaban la tensión. Lo miré al viejo:
-Qué asemo, porque si vamo a segir le tengo que echar agua al radiador- me dijo, aunque en realidá dirigiéndose, sin darse encuenta, al Colí y no a mí.
-Está bien -me resicné, y solté la estrella en el bolsillo.
Los vesino se jueron desconsentrando, huyendo del sol paliseador. Le di un mil al viejo por el recorrido al p**o, y se jue, con el Ñaca, que no se despertaba, y con casi todo los pollo. Yo manotié tres, y nos volbimo con la Yoli y el Ruli.
El domingo pasado, vimo la final. Viajamo por el Cielo y por el In****no, asta que por fin pudimo aterrisar en la Tierra Prometida. Al fin pudo ser.
Lloré con el Enano de Lus, con su alegría que era la alegría de todo los que queríamo verle así, conbertido definitibamente en historia y en leyenda. El mejor de todo los tiempo, de toda las cancha. El que tubo que soportar mil comparasione y ecsámene ante de poder ser aseptado como parte de la manada.
El que se quiso ir y el corasón no le dejó. El que logró lo que nadie logra desde ase mil año por esto lado: aser felis al que tiene mucho, al que tiene algo, al que tiene poco, al que tiene nada.
Disfrute, enano, que a usté sí que nadie le regaló nada.