12/12/2023
COMENTARIO CON FINES HISTÓRICOS
EL VERDADERO ORIGEN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
La veneración y la doctrina marianas obtuvieron impulsos considerables, entre los años 300 d.C. y 357 d.C., gracias al obispo Osio de Córdoba —quien fuera consejero del emperador Constantino I, El Grande— y el obispo Gregorio de Elvira, quienes defendieron el credo del Concilio de Nicea, y acuñaron en ideas teológicamente importantes algunos dogmas marianos fundamentales.
Sin embargo, la formación teológica sobre el concepto y doctrina de María y su veneración, que resulta de la conexión con la cristología, es promovida en forma decisiva por tres grandes figuras de la Iglesia visigoda en Hispania: por los arzobispos san Leandro de Sevilla, san Isidro de Sevilla y san Ildefonso de Toledo (entre los años 600 y 667), cuyo tema principal es la maternidad virginal.
Después de la disolución del reino visigodo hispánico, como consecuencia de la invasión islámica, al comienzo del siglo VIII, durante la subsiguiente hegemonía de los moros, subsistió y continuó operando un limitado culto cristiano mariano, así como también una forma de veneración —sin imágenes— a María, madre del gran Nabi, (que significa profeta), Jesús, impuesta por el islam y el Corán.
En el periodo de la Reconquista, entre los años 711 y 1492 la veneración a María representó un papel preponderante. Así como Santiago, que según la tradición legendaria combatió contra los moros en la batalla de Clavijo (año 844) montando un caballo blanco, se convirtió en el patrono de la Reconquista, también María quedó confirmada como su patrona desde el principio, dado que la primera victoria sobre los moros que en el año 718 lograron los nobles visigodos huidos a las montañas de Asturias bajo el mando de Pelayo, en Covadonga (posteriormente santuario nacional de España), se atribuyó a la Virgen de las batallas. Antes de entrar en batalla, los caballeros eran juramentados en la catedral de Toledo ante la imagen de la Virgen de la Antigua, y una de las más grandes figuras de esa época, el rey Fernando III de Castilla y León, mandó consagrar como catedrales dedicadas a María las mezquitas principales de las ciudades reconquistadas de Córdoba (1236) y Sevilla (1248).
Todavía, cien años después de la expulsión del último rey moro, fue erigida la iglesia de Santa María de la Alhambra, al lado de la Alhambra en el atrio de la mezquita del Sultán, como un agradecimiento posterior por la ayuda que supuestamente la patrona de la Reconquista había concedido a los cristianos en sus batallas. Entre los santuarios marianos de ese agitado periodo se debe resaltar el de Guadalupe en las montañas de Extremadura. Su construcción se comenzó bajo el reinado de Alfonso XI, después de que éste logró una inesperada victoria sobre los musulmanes a orillas del río salado (1340), precisamente en el lugar donde, según la tradición, un pastor había vuelto a encontrar una imagen de María escondida en otros tiempos por unos cristianos al huir de los musulmanes.
Durante y después de la Reconquista, muchas leyendas de los territorios respectivamente reconquistados refieren el descubrimiento de imágenes de María bajo circunstancias milagrosas. Se trata aquí de imágenes escondidas que, en su mayoría, fueron puestas en lugar seguro antes de la invasión de los moros y que más tarde, una vez encontradas, se convirtieron en imágenes milagrosas preferidas de la devoción del pueblo de las respectivas regiones.
Se sabe de unas doscientos imágenes encontradas que habían sido escondidas en valles, montes y otros lugares por cristianos desconocidos, para protegerlas primero de los visigodos arrianos y más tarde de los moros. Entre ellas la Virgen de Guadalupe hallada por un pastor cerca del riachuelo de Guadalupe, Extremadura, donde Juan I de Castilla fundó un convento de jerónimos en 1389. Por cierto, el origen de la palabra castellana guadalupeproviene del árabe guad que significa ríos y corrientes de agua. Los especialistas en lengua árabe traducen guadalupe como río de lobos, corriente de agua escondida y río de grava obscura.
A partir de entonces, Guadalupe llegó a ser uno de los lugares más importantes de la región de forma política, económica, religiosa y cultural, perdurando durante los siglos XVI y XVII. El lugar fue visitado y venerado por los reyes de Castilla y Aragón, Carlos I, Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Entre los que se mostraban profundamente devotos a la Virgen de Guadalupe en España estaba Hernán Cortés, quien llegó a América con un estandarte de aquella Virgen (ya desde entonces morena), con el Niño Jesús sobre el brazo izquierdo, en la mano derecha un cetro de cristal y bajo sus pies una media luna humillada (el símbolo del islam).
La imagen que hoy se venera en México fue pintada hacia 1555 por un indígena llamado Marcos Cipac por instrucciones del arzobispo fray Alonso de Montúfar.
GUADALUPE TONANTZIN
No existe como tal una Guadalupe Tonantzin. La virgen de Guadalupe es española y es una imposición de la iglesia católica. Tonantzin era mexica.
Tras la conquista de México Tenochtitlan los españoles destruyeron el teocali de la diosa Tonantzin e instalaron en Tepeyacac un estandarte de la virgen de Extremadura España, justamente donde nació Hernán Cortés. Una virgen que tenía por los menos 100 años de ser adorada por los españoles y que había aparecido a la orilla de un río llamado Guadalupe. Y que por lo mismo la llamaban "virgen de Guadalupe".
Pero la virgen que ellos traían no es la misma que todos conocemos. Hernán Cortés llegó a América con un estandarte de una virgen que cargaba un niño Jesús en el brazo izquierdo y un cetro de cristal en la mano derecha; y bajo sus pies se hallaba una media luna humillada, el símbolo del islam.
La imagen de la virgen que hoy conocemos tiene una media luna bajo sus pies para humillar a los musulmanes que invadieron España por más de 800 años.
Por otra parte, fray Juan de Zumárraga, arzobispo franciscano, quien dice la iglesia católica recibió a Juan Diego, jamás escribió sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe. No existe documento alguno entre 1531 y 1548 que narre sobre las apariciones de la virgen de Guadalupe.
De hecho, Fray Juan de Zumárraga escribió años después de 1531: «Ya no quiere el redentor del mundo que se hagan milagros, porque no son menester; pues esta nueva santa fe tan fundada por tantos millares de milagros como tenemos en el testamento viejo y nuevo. Lo que pide y quiere es: vidas milagrosas; cristianos humildes, pacientes y caritativos».
La veneración a la Virgen de Guadalupe inició en Nueva España, entre 1550 y 1555, tras la muerte de fray Juan de Zumárraga, a partir del arzobispado del dominico fray Alonso de Montúfar, el mismo que ordenó que se enterrara La Piedra del Sol.
Fray Francisco de Bustamante aseguró en su sermón, el 8 de septiembre de 1556, que la imagen fue pintada por un indio llamado Marcos. Una imagen que inicialmente tenía una corona.
La iglesia católica sostiene que las apariciones de la virgen a Juan Diego están narradas en un códice llamado Nican Mopohua, lo cual es falso pues los códices no eran escritos ya que los mexicas no tenían una grafía, es decir no sabían escribir, y mucho menos con el alfabeto europeo. El Nican Mopohua es un documento escrito en 1556, en náhuatl con alfabeto europeo y se le atribuye a un indígena al que llaman Antonio Valeriano, no obstante, no hay pruebas de la existencia de dicho personaje ni de Juan Diego.
El nombre Guadalupe proviene del árabe Wādi al-lub, “río de cantos negros” o “río de lobos”. Todas las palabras que comienzan en "Guad" son árabes, como Guadalajara Wādi al-ḥiŷara "río de piedras" o "río que corre entre piedras" o Guadarrama Wādī-r-Raml, "río del arenal".
Sofía Guadarrama Collado
Tlatoque