13/08/2023
Sabias que;
Villarrica y Encarnación también son visitadas por Alberzoni, que aún no decide donde asentar la fábrica. Hasta que llega a Pilar y se aloja en el Hotel Del Puerto (Hoy Casa de la Cultura), de los esposos Ricardo y Rosa Alliana. Italianos también, como él.
Era el año 1929.Cuentan que las valijas de Alberzoni ya no ofrecían un lugar donde pegar las etiquetas de viaje, Largo había sido su peregrinar y tantos ya los países y pueblos visitados
Y en 1929, cuando Alberzoni recaló en Pilar, vio su puerto adonde atracaban las motonaves que unían Buenos Aires con Asunción, que permitía inclusive una comunicación directa y rápida, en aquella época, con Europa; la calidez de sus habitantes, su importante colonia de italianos; las facilidades que le ofrecían sus autoridades comunales, decidió que en esta ciudad, acogedora y gentil, debía invertir su fe, su dinero y su experiencia.
Había encontrado, al fin, lo que con tanta ansiedad había buscado. Ese año de 1929, con su decisión, al calor del afecto y la cordialidad de la ciudad sureña, se incubaba el ser, se daba vida a lo que sería, con el tiempo, el fabuloso complejo industrial, que habría de cambiar la vida de todo el pueblo y su departamento, de todo un país.
Las autoridades de Pilar, encabezadas por su Delegado Civil, Gregorio Ríos Duré; su Intendente Municipal, Sixto Ríos, lo agasajan en esos pocos primeros días que está en Pilar. Le muestran el enorme predio municipal que orilla el Ñeembucú y el río Paraguay y que llaman Nandeyara Quinta.
Le cederán gratuitamente dichas tierras. El entusiasmo de Alberzoni se acrecienta.
Conoce y conversa con los Ferreiro, los dos Santos, los Brisco, los Dhalquist, entre otros. Gentes de sólida cultura. Se apela a todo para conquistar al industrial y dejar en Pilar su proyecto.
"Se contratan los pocos autos y camioncitos existentes en el pueblo para que comiencen a girar, todo el corto tiempo que Alberzoni se hospeda en el Hotel Del Puerto (hoy Casa de la Cultura), en torno al mismo". Dicen que fue idea de Dhalquist y que lo pagó la Municipalidad. La decisión ya había sido tomada, pero estos hechos hicieron que se con solidara. Alberzoni habla de sus proyectos con los pilarenses. Pondrá primero una usina para generar energía eléctrica. Proveerá de alumbrado al pueblo y a los domicilios. Instalará unos cuantos telares para producir tejidos.
Las tertulias en el Hotel de don Ricardo Alliana (hoy Casa de la Cultura) son animadas.
La calma habitual, el cansino andar, sin apuros, de la gente del pueblo tranquilo y lleno de monotonías, se sacude con la energía vital y arrolla dora que emana del joven industrial.
Las autoridades de Pilar y las personas espectables que rodean a Alberzoni son cultas eruditas. Alimentan, serenamente, el entusiasmo de Alberzoni.
Fuente: Carlos Alberto Mazó. Alberzoni y la Industria Textil (crónicas). Pilar 1989