Encrucijadas

Encrucijadas Revista de Psicoanálisis, Arte y Cultura Psic. Martín Yacono

Espacio de Psicoanálisis, Arte y Cultura, el cual se propone promover la transmisión del Psicoanálisis en sus diversas aplicaciones, contribuir a la comprensión de problemáticas actuales y estimular el diálogo e intercambio con otras disciplinas.

23/01/2023

El amor está hecho de palabras pero no todo el amor es solo palabras

Resulta dudosa una virilidad que se ostenta, puesto que una cosa es sostener una imagen para "hacerse ver", satisfacción narcisista mediante, y muy otra es tener algo que ofrecer y estar dispuesto a darlo, es decir, poder tolerar una perdida o una falta para dar lugar a la existencia del otro y sus deseos. Por eso el deseo femenino no suele arreglárselas con cualquier cosa que se le ofrezca, ella quiere encontrar los signos del deseo, un acto de amor en ese ofrecimiento y no solo palabras. El erotismo que organiza su deseo quiere la falta del Otro, "Su castración" = Que sea capaz de perder algo por ella. Muchos hombres intuyen esto y se escapan, eluden o se victimizan, otros no, algunos con mayor coraje de aventurar y a "Jugarse" entienden que el amor no solo está hecho de palabras. Asumir una posición viril en el amor, se trata sobre todo de no huir ante el deseo de ella/el.

Psic. Martin Yacono

02/01/2023

Entre balances y cosas que prefiero no pensar... la lista de este 2023 a la que podrían agregar:

Normalizar no hacer ciertas preguntas sobre aspectos que tal vez ustedes tampoco tienen resueltos. En la esfera del amor, desarrollo profesional y personal emergen interrogantes que se expresan del modo tal : ¿Cuando te recibís? ¿te casas este año? ¿ para cuando el Bebé? ¿Y el novio/a, la casa, el auto? Y así, el preguntón se sumerge en las profundidades de los caudalosos ríos de la estupidez, cómo si todos desearían lo mismo en el mismo momento y en iguales condiciones. Es evidente que el horizonte ideológico del id**ta es cuestionar al otro pero esa pregunta jamás retorna sobre si mismo ¿Has actuado conforme a tu deseo?. El deseo humano es controversial, transgresor, disparatado, singular y metonimico , es decir que el deseo es siempre deseo de otra cosa más. Si alguien siempre quiere lo mismo no desea, solo goza y en el goce no hay dinamismo ni dialéctica. El deseo permite todo un rodeo, un movimiento, una pregunta, una ética que enmarca un riesgo aceptado, ese que elegimos correr para sostener aquellas cosas con las que nos empecinamos pero inevitablemente nos empujan a comprometernos y a sostenerlo a pesar de las consecuencias. Por eso el deseo a veces genera algo de desconcierto, puesto que no suele coincidir con lo que los otros esperan, un cambio de rumbo (renunciar a un trabajo, cambiarse de carrera, restringir algunas relaciones familiares, cambiar de círculo social). No hay nada más patético que vivir sin preguntarse y creer ilusoriamente que todos gozan de lo mismo.

Martin Yacono ¡¡Feliz 2023!!

09/10/2022

La envidia: “Aunque yo lo tenga deseo que el otro no lo posea”

Psic. Martin Yacono

En este enunciado radica el paradigma de una expresión patética del ser, numerosos ejemplos en nuestra vida cotidiana nos ilustran esta pasión, desde el vecino que mira con “Mal ojo” el verde césped del jardín de su par y se pregunta porque el suyo no es tan verde, hasta los reclamos y quejas de lo más ridículas por nimiedades y absurdos que se le dirigen al semejante más cercano cuando advierten en el un brillo especial.
En el campo de la mirada ingresa ese objeto que despierta envidia, algo de se da a ver en el otro envidiado, sobre quien se proyecta un bien de valor “Atributo deseable” que introduce en la mirada envidiosa la suposición en el otro, de un goce en más y de una satisfacción diferencial. Lacan escribió sobre esto en términos de “Pasiones del ser hablante”, el amor. Odio y la ignorancia, entre ellas, la envidia, la cual estaría del lado del odio y en una directa vinculación con la pulsión de muerte, como ya lo había enunciado Freud en “Mas allá del principio del placer”, como un producto de la desmezcla pulsional emerge una tendencia destructiva.
En ocasiones suele establecerse una analogía entre los celos y la envidia, no obstante, las fantasías que organizan la posición subjetiva de los celos implican una situación triangular con relación al amor, pero la envidia se circunscribe a una situación de mayor proximidad en relación a un semejante, la cual se desarrolla en el despliegue de una tensión agresiva vinculada a ese semejante, donde predominan el odio y la frustración. Platón hace hablar a Sócrates quien reflexiona “Es envidia la que provoca placer por las desgracias de los amigos”, a lo que podemos añadir, a las desgracias del prójimo.
La relación especular que establece el envidioso suele suscitar expresiones de los más patéticas de su parte, siempre tendientes a coartar la satisfacción-felicidad del otro, en un intento por provocarle una marca que pueda agujerear esa imagen de completud que le supone al semejante, esto suele ocurrir cuando el otro adquiere cierta posición social, obtiene algún objeto de valor que lo precipite a constituirse en un reflejo que le retorna al envidioso su propia miseria en contraposición del brillo que detenta el otro. Entonces se podría pensar a la envidia como una proyección del odio a si mismo desplazado en el sujeto envidiado.
Hay en la envidia un carácter inconfesable, dado que su develamiento introduce un movimiento tendiente a cuestionar su posición y responsabilidad sobre sí mismo, esta posición no transita sin sufrimientos ni pena, incluso Lacan en su seminario XI ubica a la envidia como una neurosis de autocastigo, un impulso que en el afán de destruir al otro “y sí que puede hacerlo”, termina por autodestruirse. Ese centramiento con el semejante viene mediado por una tensión agresiva, pero pensemos a la agresividad como inherente a la condición humana, ya que a lo largo de su constitución subjetiva, esta agresividad constitutiva se va perimentrando con los diques de un complejo de operaciones que otros humanos establecen en su interacción discursiva con un sujeto y con el consecuente influjo de la cultura y la educación esta agresividad va tomando ciertas derivaciones sin dejar de tener una íntima relación dual entre el yo y el otro, por lo que el estatuto de semejante puede variar.
No encontramos en el otro solo un objeto sexual con el cual realizar el amor, la familia y todo lo relativo a las corrientes tiernas y amorosas, sino también, la tendencia agresiva a transformar ese objeto en un instrumento para la satisfacción, un enemigo al cual dañar o suprimir de la escena del mundo. José ingenieros decía “La envidia es la pasión del mediocre”, y si bien la mediocridad puede ser el resultado de una posición subjetiva con la que alguien circula por el mundo “Hacer lo mínimo posible, no tomar responsabilidades”, esta posición no suele ocasionar quejas ni sufrimientos, en el caso de la envidia el sujeto padece un afecto penoso y de desconocimiento radical, pero si pensamos en la orientación clínica de esta pasión, una vía posible seria poder reconocer el mal que nos habita de un modo que no sea a través de dañar a algún otro, circunstancia que sume al sujeto en un efecto de división subjetiva insoportable y de autocastigo, no obstante, nos cabe acompañar este movimiento por el camino de situar qué de su ser le ha permitido hacer algo por sus propósitos y encausar la culpa hacia la responsabilidad de sus actos.

11/09/2022

La adolescencia ¿una desorientación del ser?

Psic. Martin Yacono

El término “Adolescencia” no es propiedad del Psicoanálisis, sin embargo, aparece en el discurso corriente y en las significaciones sociales compartidas para designar en el ser humano aquel momento en el cual, su existencia se encuentra conmovida por la irrupción de un goce que implica nuevas coordenadas para orientarse en la vida.

¿Qué se ha conmovido en la adolescencia?

Todo aquello que sostenía al ser-infantil, su relación al semejante, su lazo al Otro, sus identificaciones y la transmutación de la satisfacción autoerótica hacia un goce con otros cuerpos.
Desde el Psicoanálisis sabemos que el sujeto se constituye en el campo del Otro, ante el primer despertar sexual el sujeto infantil, en una prematura indefensión se dejará caer como objeto en el campo del Otro, operación fundante de alienación, donde se constituirán sus primeras marcas en la subjetividad, marcas que inscriben, pero no alcanzan para la escritura de su historia ante la oleada pulsional del segundo despertar sexual.
La falta de un anclaje adecuado entre los s**os, la pérdida transitoria de referencias identificatorias y los nuevos usos del cuerpo piden otros significantes para cifrar esta experiencia enigmática.

Un saber en cuestión

Freud se sirvió del concepto de pubertad para referirse a un estado de desorganización y transformación del sujeto en relación con su ser sexuado, es decir, que más allá de los cambios corporales, orgánicos y hormonales que se expresan en esos momentos, habita en el adolescente un saber en falta respecto del encuentro de su cuerpo sexuado en relación al otro s**o. Lo que antes funcionaba como brújula para su orientación respecto del semejante, del deseo del Otro y de su cuerpo, se vuelve opaco, lo familiar se torna extraño y el sujeto no se orienta, allí el desconocimiento de sus propias marcas introduce grandes montos de angustia.
Irrumpe en la pubertad una experiencia que empuja, ante la cual el sujeto se encuentra interpelado a responder con un “saber hacer” en el encuentro con el otro y con su propio ser, vivencia intraducible que suele suscitar respuestas lindantes con la angustia, inhibiciones, acting out y pasajes al acto. Esta nueva organización libidinal produce cierta disarmonía entre la imagen corporal y el cuerpo real del adolescente, realidad y fantasía hacen vacilar los soportes imaginarios y los sentidos organizados referidos a los usos y significados del cuerpo. La imagen y su cuerpo ofrecidos a las miradas de los otros producen incógnitas sobre su estatuto y su deseo, ¿Qué quiere el Otro de mí? es la pregunta por el deseo del Otro, interrogante del cual resulta un enigma y suscita angustias, saber en cuestión que pide respuestas. Uno de los medios para responder a estos enigmas suele ser por la vía el lenguaje, allí comienza una transformación que trasciende al lenguaje común, aparecen neologismos y códigos de uso compartidos, invenciones y giros se instalan en una lengua particular, donde se gesta un saber vía el lenguaje que auxilia al adolescente frente al inquietante empuje por un saber sobre su ser cuestionado. Sobre ello Phillipe Lacadèe dirá “El deber ético del adolescente es el de encontrar una lengua para decirse al Otro”.
Podríamos pensar la adolescencia como aquella transición dolorosa entre el pasaje de las primeras inscripciones en el ser, su re-validación y puesta a prueba de las mismas, dado que el adolescente cae en cuentas que la promesa edípica “Promesa de un goce por venir” no se cumple, ya que el goce no es total y el sujeto deberá arreglárselas con el otro s**o allí donde no alcanzan las palabras para decir sobre esa experiencia. En las mejores condiciones, por medio de una invención, el adolescente podrá transitar esta circunstancia dolorosa con un saber hecho, construido o transmitido del que deberá apropiarse para su ser “con y para el otro”, de lo contrario, inundan su aparato psíquico sensaciones de profunda angustia y desorientación, que en su vertiente errática “Errando en el amor, en los lazos sociales y en las identificaciones” es que intenta elaborar respuestas frente al enigma del “ser adolescente”.

Dos notas sobre los padres

La conmoción de los sentidos no solo afecta al sujeto adolescente, una reorganización de identificaciones más estables espera por el “ser de los padres” de ese adolescente, quienes deberán asumir nuevas posiciones y el consecuente desplazamiento del lugar de padres en la infancia hacia una nueva parentalidad, saber en falta y lugares a construir, labor psíquica que no se produce sin angustia, dado que exige de ellos remitirse retroactivamente a los padres de su historia, padres imaginarios y reales que orientaron su ser, historia que se reedita en ellos con elementos significantes para edificar las bases de un nuevo saber sobre la paternidad, “ser padres de un adolescente”, sobre ello Dirá Jean Jacques Rassial “Los padres tienen entonces necesidad de un trabajo psíquico de reconstrucción de ese yo”, puesto que son remitidos a su propia adolescencia, porque sus hijos les muestran de un modo más o menos deformado la imagen de su propia adolescencia.
La mutación de la imagen corporal del adolescente introduce un influjo de nuevas corrientes representacionales para configurar su ser, que al portar las insignias de la adultez agudiza la simetría especular con su referente parental. En ocasiones, en la relación padre-hijo, suelen acontecer escenas teñidas de un componente agresivo, donde la provocación y la puesta a prueba de los límites de la autoridad parental se sitúan en una dimensión fálica, es decir que se miden y disputan la potencia y la autoridad mediante la imagen de sus cuerpos en escena. Estas circunstancias admiten nuevos principios en el funcionamiento familiar, el tratamiento de ese cuerpo y su visibilización han mudado hacia nuevos destinos, el estatuto del semejante y las dinámicas del goce y el placer sufren la transición hacia un nuevo estado de cosas, es entonces que las certidumbres parentales caen, por lo que se deberán crear nuevas condiciones para su ejercicio e inclinar sus corrientes libidinales por la vía del “acompañar los procesos” y “tolerar la separación” con el adolescente.

Para concluir, podemos conceptualizar a la adolescencia como un estado subjetivo de resolución en torno a un vacío de sentidos que se desarticulan con el advenimiento de la pubertad, este proceso de transformación exige nuevas coordenadas para orientarse en la vida ante transición dolorosa entre el pasaje de las primeras inscripciones en el ser, su revalidación y puesta a prueba de las mismas.

23/07/2022

Límites a la angustia. Acting out y pasaje al acto

Pisc. Martín Yacono

Desde el Psicoanálisis entendemos que tanto el acting out como el pasaje al acto, son modalidades de respuestas de un sujeto ante a la angustia. Freud ubica a la angustia en un lugar fundamental para la estructuración del psiquismo, y con ello introduce la noción de defensa, a partir de allí podemos concebir al aparato psíquico en una estructuración de defensa, defensa ante la angustia que configuraran diversos tipos clínicos, obsesión, histeria y fobias.
En “Inhibición, síntoma y angustia” Freud se refiere a la inhibición y al síntoma como respuestas posibles frente a la angustia, en este orden es posible sumar el pasaje al acto y el acting out. En esta línea, el acting out puede ser definido como un actuar súbito y sorpresivo, algo en la conducta del sujeto se muestra como un fenómeno sin palabras dirigido a un Otro, el valor mostrativo conforma el elemento esencial en el acting out, puesto que su acento recae en el elemento visual, es lo que “se da a ver” análogo al m***aje de una escena, y se presenta esencialmente en el plano de la imagen, la escena se sostiene con un llamado al Otro desfalleciente para “Hacerse ver”. En su seminario X Lacan dice que la angustia es el único afecto que no engaña ¿Por qué no engaña? Ante la aparición de una angustia que no cesa, en el acting out y pasaje al acto, la inconmovible certidumbre de una representación coagula al sujeto en un único sentido para su ser, sella la imposibilidad de dialectizar la certeza angustiante, un significante que no liga no deja margen al equivoco del inconsciente, para decirlo rápidamente, el sujeto se desorienta ya que su mundo que estaba organizado por identificaciones y lugares que el desempeñaba en su vida, comienzan a tambalear y no resultan para darle una explicación racional a su existencia en el mundo y a su relación a los otros. Entonces, el acting out y el pasaje al acto son manifestaciones urgentes para volver a localizar una escena equívoca “valencia significante diferente”, arrancando así la angustia a su certeza. En suma, estas manifestaciones urgentes, también impulsividades, comportan una particular función, son un modo de afectar y/o marcar al Otro, aquel Otro que aparece sin faltas, dado que se torna insoportable no aparecer en la escena reconocido como otra cosa, más que como un objeto con una única Valencia significante “ser una mi**da o ser nada”, el sujeto busca ser identificado en esa escena con otros significantes.
Mientras que en el acting out lo distintivo radica en una escena que se muestra, lo que distingue al pasaje al acto es la supresión o salida de esa escena, no hay en el pasaje al acto una escena fantasmática, las costuras de su entramado novelar quedan sin hilar, momento límite en el sujeto, puesto que se anula y queda reducido a una nada, identificado a un objeto que cae, sale de la escena sin ninguna esperanza de hacerse escuchar.

¿Qué tiene que ocurrir para que alguien busque como salida ante
la angustia un pasaje al acto?

Como se suele referir en nuestra jerga, para que alguien se caiga de la escena que organizaba y le daba diversos sentidos a su mundo, tiene que habitar en un sujeto un sufrimiento extremo y el detenimiento del curso significante, se rompen las ficciones estables que le sirven de brújula para orientar su vida y darle sentidos y surge un momento limite en su subjetividad, queda identificado y coagulado en una única significación, como resto o desecho, , entonces el pasaje al acto es un “Estar fuera de todo”, es una exclusión radical, en esta circunstancia se rompe la escena, no hay trama novelar que se le dirija a alguien y no espera interpretación, es una demanda de amor sobre un fondo de desesperación.

Recortes clínicos

Para finalizar este escrito me serviré de breves recortes clínicos con el propósito de hacer más aprehensible lo transmitido.

Viñeta - Acting Out

Miguel de 16 años, en medio de una crisis de excitación psicomotriz es internado en la sala de salud mental del Hospital Padilla, allí relata haber discutido con su padre, ya que decidió cambiarlo de colegio, a raíz de ello Miguel debe interrumpir su entrenamiento, abandonar su pasión y con ello las ilusiones de ser un futbolista profesional.
Miguel expresa que la relación con su padre ha cambiado desde que supo que tenía una hija extra matrimonial de su misma edad, refiere: “El ya no pasa tiempo conmigo y no compartimos nada de lo que hacíamos juntos, extraño las conversaciones después de los partidos, siempre buscaba hacer el gol para sacarle una sonrisa”
Luego de la internación, Miguel concreta una salida con su padre y este se ausenta, este hecho desencadena una serie de reacciones violentas que llevan a Miguel a enfrentarlo, sobre esta situación refiere: “me mande una cagada, le di una piña a mi viejo porque me acordé de lo que me hizo, estaba muy caliente e intente romper una maceta a las patadas, pero me caí, estuve tirado en el piso por veinte minutos y el no hizo nada para ayudarme, tuvo que venir un amigo de la familia para levantarme”. Parece que aquí un acting out se precipita y eso que Miguel no puede decir lo m***a en una escena “se queda tirado y su padre no lo ayuda”. Miguel ofrece una escena dirigida a llamar su atención, tirado en el piso es que intenta verificar que es el para su padre.

Viñeta - Pasaje al Acto

Victoria acude por la guardia del hospital del Carmen, no viene acompañada. Refiere en aquella ocasión: “Me vine sola porque no tengo a nadie”. El motivo de su consulta fue por un intento de suicidio por consumo de Psicofármacos en el contexto de un conflicto con su pareja actual. Creemos ante su relato que un acting se deja entrever “Su novio le expresa que iban a terminar la relación” ella se golpea la cabeza, se encierra en el baño a tomar pastillas y llama a una amiga que no le responde”. A los 3 días concurre nuevamente por la guardia, pero esta vez la traslada una ambulancia del servicio de emergencias 107, puesto que un vecino la encontró desmayada en la pensión donde vive. Posteriormente nos relata su amiga lo siguiente: Ante la insistencia de un vecino por llamar a su puerta y la ausencia de respuesta de victoria, deciden ingresar a la habitación, victoria estaba acostada boca abajo, con blíster de pastillas tirados en el piso y bebidas alcohólicas. Durante su internación en la sala de salud mental de dicho hospital, nos relata que no tiene a nadie, sabe que sus padres biológicos la dieron en adopción desde muy pequeña, esa misma familia que la recibe, la expulsa en su
adolescencia, dado que mantenían una relación muy estricta que se limitaba a tareas domésticas sin posibilidad de ofrecerle un lugar para sus deseos y proyecciones.
A los 13 años es institucionalizada en un lugar que recibe menores en situación de calle, allí al principio se pacifica, pero no tarda en ser expulsada también. Victoria inicia una relación de pareja a los 18 años, mantiene un vínculo de dependencia, su angustia por fantasías de exclusión organizan una serie de motivos y sospechas respecto a su pareja, “Cualquier actividad o discurso por fuera de esa relación se convierte en peligrosa”, ante la ruptura con esa pareja decide que no había nada más que la ligara a ningún deseo, no quería vivir más, “sentía que no tenía función ni lugar en este mundo, no servía para nada” su existencia era una mi**da ya que nadie la quería, “todos la expulsaban” significación coagulada que no abre otros sentidos posibles para ese ser, sin posibilidades para construir o vivir una realidad que le ofrezca mejores condiciones decide expulsarse ella misma de la escena que organizaba su realidad.

17/07/2022

Reflexiones sobre la escritura

Martin Yacono

Escribir la clínica nos puede confrontar con algunas dificultades, sin embargo, podríamos argumentar que estuvimos allí donde ocurrió esa experiencia, en ese espacio multi determinado por un cierto número de constantes: inconsciente y conciencia, tiempo, lugar y posibilidad de transferencia.
Lo vivido en aquella circunstancia particular de la experiencia ha dejado su marca en nosotros, aunque en ocasiones no podremos advertirlo. Diversas respuestas suscitan en cada uno, desde la angustia, hasta un profundo rechazo, no sin realizar paradas en las incertidumbres e impotencias. Escribir requiere un esfuerzo de organización y traducción de lo experimentado pero las resistencias no tardan en tocar las puertas de nuestro superyó quien nos deja una larga lista de exigencias y fuertes impedimentos para poder dar cuenta sobre el trabajo que tuvo lugar en aquella experiencia.
El yo como instancia psíquica se formula el deseo de escribir, tenemos una idea sobre lo que anhelamos transmitir, a veces esta idea es clara, pero también puede ocurrir que se vuelva opaca. Es frecuente que abordemos nuestro escrito partiendo de una idea principal, sin embargo, el proceso de escritura nos puede llevar por senderos donde la experiencia oscurece el horizonte, aunque en ese transitar descubramos una nueva idea o también desechemos la vieja. Por lo tanto, el proceso de escritura es de re-escritura y de recorte, dado que “no todo” es posible escribirlo. De hecho, tener que escribir nos obliga a puntuar, separar, precisar, acotar y delimitar, sea cual fuere el caso, no es posible saber si tales ideas llegarán a buen puerto sino en la medida en la que le damos un lugar en el proceso de escritura, y solo el punto final nos permitirá encontrar el sentido que buscamos.

La relación que se establece entre el escritor y su escrito suele ser en ocasiones conflictiva y cargada de resistencias, puesto que un escrito puede reflejar ese vínculo entre el sujeto y el objeto de la pulsión, entonces nos encontramos con algunos textos extremadamente extensos, otros sumamente acotados o escasos de información clínica, es decir, que en lo que escribimos nos representamos y nos hacemos representar por lo que escribimos.
Finalmente, Cuando escribimos, lo hacemos para transmitir una experiencia, para exponer nuestra clínica y problematizarla con el criterio de quienes nos leen y escuchan para que aquellos puedan significar nuestra experiencia. Escribir la clínica es difundir el psicoanálisis, es instalar interrogantes y buscar sus respuestas.
En suma, escribimos para dar cuenta de que estuvimos en presencia de esa historia, sosteniendo una experiencia con el cuerpo y nuestro fantasma.
Escribir puede ser una gran aventura, pero también un encuentro desafortunado.

Entre las fronteras de la angustia y el deseo posiblemente se encuentra el entusiasmo por disolver el obstáculo epistemo...
29/04/2022

Entre las fronteras de la angustia y el deseo posiblemente se encuentra el entusiasmo por disolver el obstáculo epistemofilico de nuestra praxis cotidiana. Atención flotante, asociación libre, construcciones en Psicoanálisis, ¿Son estos los significantes que organizan nuestra escucha en la dimensión de la experiencia clínica?
Las cuestiones de discurso que implican al analista y al analizante en un cierto número de constantes, como el tiempo, espacio y posibilidad de transferencia, se sitúan en una extensión denominada “Experiencia”. En el caso especial del Psicoanálisis, el sintagma “Experiencia clínica” podría acercarnos en un primer sentido a la experiencia como una circunstancia particular de experimentar, de soportar, cuerpo e inconsciente mediante, aquella situación vivida en el marco de un tratamiento, pero también podemos pensar a la experiencia como aquel conocimiento, pericia o habilidad que se adquiere tras haber transcurrido un tiempo de trabajo con un mismo objeto.

El principio es el fin y el fin es el principio. Azar y destino configuran las experiencias que transitamos, significantes que marcan y recuerdos que retornan relanzando al circuito de las pulsiones la apertura de nuevos horizontes.
El fin es el principio...hoy finaliza una experiencia de Sofía Cano y Lourdes Isasmendi, residentes de psicología clínica del hospital del carmen.
El principio es el fin...con este acontecimiento comenzó mi primer experiencia como referente del servicio de agudos y como instructor de la residencia de psicología clínica.
Quisiera destacar el entusiasmo, el compromiso y la ética con la que Lourdes y Sofía se desempeñaron, siempre dispuestas al aprendizaje, con inquietante curiosidad ante lo nuevo nos devuelven aquel espíritu que la rutina suele adormecer, el deseo y el interés por aventurar la clínica
Gracias por está experiencia y a la espera de reanudar una nueva.

05/11/2021

¡¡Vamos por todo!! - ilusiones que no ilusionan

"vamos por todo" y una serie de expresiones contemporáneas tan reiteradas en publicaciones de usuarios de redes sociales y por la sociedad en general, suelen ser enunciados formulados de manera categórica, pero ¿Que implicaría ir todo? ¿es esta una manifestación de un pleno estado de insatisfacción? ¿si alguien debe ir por todo es porque nada de lo que tiene en la vida le alcanza para sentirse feliz?. Quizás el "vamos por todo" se reduce a la fantasía de omnipotencia, ilusión de poder y de que nada nos puede faltar, como si en realidad fuese posible tenerlo todo. La verdad tiene estructura de ficción dijo Jacques Lacan, aludiendo a qué la verdad y el sentido de cada ser humano está mediado por una construcción imaginaria-simbolica qué orienta el rumbo, el sentido, las formas de g***r y de sufrir de cada sujeto en este mundo.
‌No nos es fácil desprendernos de las ilusiones y mucho menos de los artificios imaginarios (verdad- mentira -apariencia) aquellos que nos inventamos para lidiar con la vida que nos tocó. Pero también existen aquellos sujetos más éticos, que via un psicoanálisis o por la simple razón de haber soportado mejor los embates que la vida les puso, pudieron prescindir de estás invenciones-ilusiones y arreglárselas de otro modo, con una pasión por ej: el arte, un trabajo, un proyecto , una profesión. Etc.
‌Entonces, quizás el "vamos por todo" no sea más que un reflejo de esta época, el de creer que todo es posible y que existe alguien que lo puede todo. Actualmente algunos saberes salvajes y marginales con un sentido escaso de la Ética cómo es el caso del Coaching , promueven ideales imposibles sin calcular la responsabilidad y las consecuencias que esto puede traer para un sujeto si estos no se cumplen, frustración, angustia, auto reproches y auto castigo "por no haber podido ser lo suficientemente bueno" para estar a la altura de ese ideal. Estos discursos le inventan al sujeto ilusiones del tipo "si te lo propones podés con todo", "si queres podés", "Si pensas positivo nada puede salir mal". Estos enunciados no hacen más que contribuir a un estado de fragilizacion emocional si algo de esto no se cumple. Es necesario poder pensar y poder transmitirle a alguien que no necesita poder siempre, que hay situaciónes que tendrán otros tiempos de elaboración, que siempre algo nos faltará y que es más ético y saludable que el sujeto este advertido de lo peligrosas que pueden ser estás ilusiones y disciplinas, puesto que la vida se puede transitar de otra manera, más a la medida de las posibilidades y circunstancias que nos ofrece la cultura y lo que nuestra posición subjetiva admite atravesar. Para finalizar y a propósito de lo planteado, parafraseando a Lacan :"El único delirio que puede tener un neurótico es el de creer que puede con todo".

Psic. Martín Yacono

De lo inconsciente no se escapa!
07/08/2021

De lo inconsciente no se escapa!

01/05/2021

!!Feliz día para el inconsciente!!
Su incansable labor empecinada en producir efectos nos conmueve, suscita angustias y sorpresas para que intentemos vivir de forma ética y acorde a nuestro deseo.

25/04/2021

PERVERSION

En el discurso corriente circulan significaciones relativas a “La perversión y los psicópatas”, identificando a estos como aquellas personas con rasgos característicos como la crueldad, falta de empatía y ausencia de culpabilidad. La palabra perverso en psicoanálisis no responde a un significado de uso social, sino a una posición asumida para transitar el mundo y relacionarse con otros de una manera muy particular.
Freud expreso que el niño es un perverso polimorfo, sin que este enunciado tenga el destino de una mala interpretación, voy a intentar proponer una explicación de forma sencilla y acotada. “El perverso se queda atrapado en la posición infantil”, es decir, el niño está dominado por el principio de placer y pretende satisfacer todo aquello que acontece en su vida sin interrupción alguna, sin embargo, a lo largo de nuestra vida debemos ir aceptando algunas renuncias y aplazando las satisfacciones inmediatas, posponerlas y tolerarlas. El influjo de la cultura, la educación, la familia y todo aquello que se asemeje a un entorno normativo nos ayuda a aprender y a gestionar nuestros impulsos y orientarlos según los fines culturales, pero existen ciertas dinámicas familiares donde predominan algunos modos de relación y atribuciones especiales bajo enunciados del tipo : “al niño se le da todo sin coste alguno y su mera existencia es motivo de pago por aquello que recibe”. Alli se torna dificultosa la incorporación de la dimensión normativa y el niño queda enlazado a la autoridad vía una solución imaginaria donde aquel es ese objeto único que responde al deseo enigmático de un Otro significativo.
Algunos sujetos en su constitución psíquica se quedan estructurados como perversos y a pesar de poder establecer ciertas adaptaciones que le permiten ser más o menos sociales, procuran obtener todo del otro sin ofrecer nada a cambio o dan solo una mínima cuota de pago. Para concretar sus fines sortean aquel obstáculo que en psicoanálisis llamamos castración, la que nos deja un saldo negativo y nos impone una falta. Esto implica que el sujeto tenga que ir a buscar al mundo aquello que le falta relanzado en su deseo, pero la cuestión será si lo irá a buscar con las normas de circulación cultural o se las saltará e intentará que estas respondan a sus exigencias pulsionales.
Todos tenemos aspectos perversos en nuestra personalidad y en todas las estructuras clínicas existen los deseos infantiles de proporcionarse la satisfacción a costa del otro. Estos sujetos “Los perversos” suelen ser simpáticos y de buena socialización, valiéndose de la mascarada (La simulación) mecanismo con el que suelen armarse una imagen social con la cual circulan sin levantar sospechas de sus clandestinas intenciones. Para conseguir sus fines necesitan de socios y de otros que colaboren, aunque estos no adviertan sus intenciones, son usados como instrumento, el semejante cobra dimensión de objeto, borrando así todo atisbo de subjetividad, es decir, el otro existe en tanto objeto de satisfacción. También se muestran como personas desconfiadas y necesitan generar pactos o acuerdos individuales para instalar la culpa y desde allí poder operar sobre el semejante. Se manejan en silencio y suelen romper acuerdos grupales en detrimento de sus beneficios personales, pero cuando son confrontados ofrecen como respuesta ciertas acciones específicas como el victimismo o el histrionismo para conmover, disuadir al otro y sortear la situación que los pondría en falta. Estos sujetos no desconocen la ley, “Saben que transgredir está mal, pero sin embargo lo hacen”, transitan bajo su propio paradigma normativo por el mundo, pero muestran el semblante de legalidad y apego a la normativa social.
Los actos perversos pueden ser ejecutados por un neurótico, un psicótico o un perverso, no obstante , lo que el neurótico maneja en el plano de sus fantasías el perverso lo pone en acto. En la perversión hallamos siempre un mecanismo renegatorio, un discurso muy armado y difundido, aunque sin culpa ni arrepentimiento, puesto que el semejante es objeto/instrumento y no sujeto (Esto no implica que el perverso no tenga relaciones sexuales y no disfrute de ciertas convenciones sociales) sino que su existencia, media con otros para ganar en todos sus frentes, donde busca que nada se escape, es por ello que precisa de los semejantes, para usarlos en favor de sus intereses personales, artimaña instalada de forma silenciosa y disimulada.
El perverso se satisface del sufrimiento del Otro, un ejemplo corriente es el exhibicionista que destapa sus vestiduras frente a una mujer mostrándole sus partes íntimas, la satisfacción no radica en el acto mismo sino mas bien en la reacción de terror, angustia o temor suscitada en la victima. En las relaciones amorosas con estos sujetos suele producirse patrón cíclico que comienza como podría iniciar cualquier vínculo, comenzando por la seducción, donde busca atraer y quedar fascinado por una mujer, luego del enamoramiento surge el desprecio , donde degrada a la enamorada, allí se producen escenas de celos y de intrusión de la privacidad para asi justificar la coerción que impone con el propósito de dominar a su conveniencia las acciones de la pareja bajo amenazas que producen angustia y desesperación, m***ando escenas donde muestra un control de toda la situación pero no tarda en escenificar el arrepentimiento y ofrecer una entrega plena para reestablecer el equilibrio libidinal de la relación. Allí se prepara así el inicio de un nuevo ciclo, donde el único organizador es la división subjetiva del otro, es decir el sufrimiento, la conmoción subjetiva de la víctima.

En las relaciones sexuales suele mediar un objeto fetiche y la instalación de un guión o una escena predeterminada como condición de su satisfacción, sin ello les resulta casi inabordable tal circunstancia. Es el caso en estos sujetos donde les piden a sus parejas el uso de un "objeto especial" , un collar, ciertos zapatos y el acatamiento de un guion de acciones especificas ejecutadas por el o su partener como condición de excitación sexual. Sin todo este andamiaje un neurótico podría sostener un acto sexual sin demasiados inconvenientes, sin embargo, cuando al perverso se le cae la escena y falta el objeto fetiche difícilmente pueda lograr excitación.
En suma, para clarificar, la perversión es una estructura clínica para el psicoanálisis y de ella deviene una posición subjetiva con la cual transitara el mundo, establecerá sus relaciones y se ligara de una forma particular a las normas culturales y códigos preestablecidos. Actos y rasgos perversos pueden estar presentes en las tres estructuras clínicas, Neurosis, psicosis y perversiones.

Psic. Martín Yacono

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