Y de pronto, en el centro de esta danza macabra
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto,
llevado por el ímpetu, cual caballo que se encabrona
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,
bailan los demonios,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
ya vienen por mí.
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Desquiciada noche.. aquí tu tienes el poder.
Queda en nosotros. saber lo que tenemos que hacer.
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Cuando mis pasos se vuelven un delirio; torturando el tiempo dejado por los suspiros grises... donde mis pies se
borran... se unen con la humedad que del pavimento, renace... crece... como árbol entre el caminar nocturno a
veces de día... a veces de noche...
En las parábolas del linchamiento del profeta escupieron los humanos lo que creían como verdades apartados
de la voz que provenía de más allá de las nubes y la estratosfera.
Las batallas son sin brazos. Sin ahínco. Hemos perdido la capacidad de soñar. La imaginación sangra. Los
cerebros babean, o colapsan. ¿Podemos sentirnos libres?
En amarguras de sulfato carbonatado de alegrías desmedidas , patiné cuesta adentro, dejándome llevar por los
bochornos de la vida en un pazon sin nombre donde las crestas que delimitaran los susodichos atascones se
veran horrorosos cuando el sol dicte sobre la loma la luz que indica que es hora de morir de nuevo, contra las
corrientes de la vida.
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Nosotros, el pan seco y el agua en las prisiones del cielo
Nosotros los adoquines del BLUES todas las señales interrumpidas
Que simbolizamos la gracia del INFINITO.
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Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones,
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaídos
....
Vivo queriendo al sueño, aunque el sueño sea nada
en realidades que se duermen e ilusiones que se despiertan...