07/01/2025
El donostiarra Diego Vasallo, continua sumido en esa penumbrosa bohemia que tan bien le sienta a sus canciones, con su última obra discográfica, datada en octubre del año 2023.
“Malo Ni Bueno”, resulta ser un mini Lp, compuesto por cinco cortes largos, condensados en poco más de treinta y un minutos, en los que el propio Diego asume las tareas de producción – junto a Fer García - autoedición y autogestión. La libertad artística y logística, para continuar componiendo y grabando, desde la más absoluta independencia. Y como siempre apostillamos por estos lares: otro ejemplo de música independiente como forma de hacer las cosas y alejado de unos géneros o subgéneros musicales inexistentes, que algunos medios intentan vendernos. Como me dijeron una vez: “o gaiteiro que está na Curota compoñendo...ese é o máis “indie” de todos”.
Nos encontramos con su trabajo más experimental hasta la fecha, que sin desatender su folk-rock más melancólico y arrastrado, arriesga al incluir texturas más sofisticadas, gracias a unos ambientes sintetizados, creados por Fer García (que también se ocupa de bajo y guitarras) y Andoni Etxebeste (batería, percusión y loop).
Grabado en Green Farm Recording y Garate Estudios por Fer García y Kaki Arkarazo, la masterización corrió a cargo de Estanis Elorza en Doctor Mastering. De la portada se ocupa Iñali Peman y del diseño gráfico Estudio Lanzagorta.
Diego Vasallo mantiene su pluma poética, escribiendo unas letras más descriptivas que narrativas; más abstractas que concretas y más intimistas que colectivas. Algunos comparan sus tonadas con obras pictóricas o fotográficas, y la verdad, es que no van mal desencaminados, dado las numerosas figuras retóricas que utiliza el donostiarra, en unos textos cargados de simbología y metáforas, con el absurdo existencialismo como eje central de su propuesta literaria. Algo de lo que parece haberse olvidado el asturiano Nacho Vegas, tan preocupado en los últimos años por defender la canción protesta en detrimento de sus diablos interiores.
Los textos, por lo tanto, vuelven a ser los protagonistas, guiados por la lijosa voz de Diego, con tres piezas escritas para la ocasión y otras dos – el primer y quinto corte – rescatados de su anterior disco (“Caemos Como Cae Un Ángel/Galerna/2022). Otros músicos que contribuyen a esta nueva empresa sonora, son Karlos Arancegui (batería y percusión), Fernando Neira (bajo), Raúl Bernal (piano), María Amolategi (voz), Álvaro Turrión (órgano Hammond, Fender Rhodes, sintetizador Moog) y Fernando Macaya (guitarra con trémolo).
Un cancionero que transita sin sobresaltos, sin apenas variaciones ni dinámicas acusadas y en las que se atisban capas instrumentales que por momentos parecen difuminarse, como es el caso del corte número uno, titulado “De Este Lado” y que nos deja una estrofa como esta: “Me conformaba con la cola de las estrellas, desde ahora solo pediré la luna, la respiración de las cosas bellas, la soledad amortiguada por la bruma”.
El tema que le da título al disco, “Malo Ni Bueno”, cuenta con un ritmo industrial programado y una ocasional guitarra eléctrica bien punzante, que acrecienta la atmósfera dramática de una letra que incluye versos como “las noches no nos dicen la verdad, ¿qué podemos hacer nosotros?, si dentro llevamos algo roto y los deseos no tienen gravedad”.
Las guitarras de técnica deslizante encuentran su acomodo en “Quiero Lo Que No Se Puede”, uno de los temas más dylanianos y acústicos, con degradados incluidos y que nos dice: “Tengo un cementerio entero, de decisiones malas, donde me siento y espero, que crezcan flores raras”.
En “Nuestro Infinito”, hacia el final, destacamos los arreglos de guitarras eléctricas de fondo, a modo de telarañas sónicas y unas líneas que dicen: “El amarillo en diciembre aún no se ha ido, la culpa casi ha desaparecido, de nuestro infinito dejaremos los restos””.
La pista final, se titula “La Escapada” y resulta ser una tonada a modo de nana, muy acústica y dylaniana, que nos deja versos como “Me dijiste que este instante ya no nos pertenece, que el miedo es una tierra donde la tristeza crece, que el vacío que no se nombra y nos rozaba, solo era la luz de la madrugada”.
Reconozco que a Diego Vasallo lo tenía un poco abandonado, pero en los últimos meses he regresado a su discografía – la que escuché y la que no – y la verdad es que estoy enganchadísimo a una propuesta que en su momento no valoré como debiera.
Como banda sonora para los días invernales, en estos momentos, no conozco mejor opción.
from the album Malo ni bueno