27/12/2024
DELFINES LUNARES
Por Gaby Reyes (México)
Derechos Reservados de Autor
Había una vez en el océano, un grupo de delfines llamados Delfines Lunares que vivían llenos de sueños y esperanzas. Cada noche, bajo el cielo estrellado, se reunían cerca del arrecife de coral y compartían sus sueños más profundos.
Entre ellos, había uno en particular que todos compartían: El deseo de saltar tan alto que pudieran tocar la luna. Dorián, el líder de los Delfines Lunares, les decía a sus amigos: "Si logramos saltar lo suficientemente alto, la luna nos acariciará con su luz y nos protegerá de los tiburones robadores de sueños".
Pero los tiburones oscuros merodeaban por las aguas profundas, siempre buscando robar los sueños de los inocentes delfines. Cada noche, los Delfines Lunares practicaban sus saltos, elevándose cada vez más alto en el aire. A veces, parecía que las estrellas casi podían tocarse con la punta de sus aletas.
Pero los tiburones no se quedaban callados. Se burlaban de los delfines, diciéndoles que por muy alto que saltaran nunca iban a lograr alcanzar la luna. "¿Qué creen que son? Jajajaja", se reían los tiburones. "¿Animales del aire? ¡No! Son animales de agua, y nunca podrán volar".
Los delfines se sentían desanimados por las burlas de los tiburones. Algunos de ellos comenzaron a dudar de sus habilidades y a perder la fe en sus sueños. Pero Dorián no se rindió. Les recordó a sus amigos que la unión y la cooperación eran fundamentales para superar los obstáculos.
Una noche, cuando la luna estaba llena y brillante, Dorián tuvo una idea. Reunió a todos los delfines y les dijo: "Esta noche, saltaremos todos juntos. La luna está tan cerca que sé que, si lo hacemos, su luz nos envolverá y protegerá de los tiburones".
Con el corazón lleno de esperanza, los Delfines Lunares nadaron juntos hacia la superficie. Con un gran esfuerzo, saltaron al unísono, alcanzando alturas nunca antes logradas. La luz plateada de la luna los envolvió, creando una barrera mágica que los tiburones no podían atravesar.
Pero los tiburones no se rindieron. Se enfurecieron y atacaron a los delfines con más ferocidad que nunca. Sin embargo, los Delfines Lunares no se dejaron intimidar. Se unieron y saltaron de nuevo, esta vez con más fuerza y determinación que nunca.
La luz de la luna se intensificó, y la barrera mágica se fortaleció. Los tiburones, exhaustos y derrotados, se alejaron, dejando que los delfines vivieran en paz y felicidad.
Y así, los Delfines Lunares aprendieron que la unión y la cooperación son fundamentales para superar los obstáculos.
También descubrieron que la fuerza de los sueños y la determinación para alcanzarlos pueden llevarlos a lograr lo imposible. Además, se dieron cuenta de que la protección y la defensa de lo que es importante para la colectividad es esencial para mantener su felicidad y libertad.
Desde ese día, los Delfines Lunares continuaron saltando y tocando la luna, siempre recordando que, con la luz de la luna y la fuerza de sus sueños, podían superar cualquier obstáculo. Y así, su historia se convirtió en una leyenda, inspirando a otros a creer en sus sueños y a luchar por ellos.