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04/02/2025
- 𝙳𝙴𝚂𝙴𝙾 𝙵𝙸𝙽𝙰𝙻 📜🖊
ABY, una joven de 25 años llena de vida y alegría, sufrió un trágico accidente que le arrebató la vida de manera prematura. En sus últimos momentos, pidió ser enterrada junto a su madre y su abuela, quienes también habían partido demasiado pronto. Su familia, destrozada por el dolor, cumplió con su deseo y organizó un funeral en el que la enterrarían en un ataúd, rodeada de sus seres queridos.
Sin embargo, algo extraño ocurrió durante el velatorio. Un hombre desconocido apareció de la nada con una urna en las manos y, con voz fría, anunció: "Familiares de ABY, les entrego sus cenizas". El padre, abrumado por el dolor, aceptó la urna sin cuestionar. Pero un amigo de ABY intervino, recordando que ella había pedido ser sepultada, no incinerada. El padre, al darse cuenta del error, salió corriendo en busca del hombre, pero ya era demasiado tarde. El extraño había desaparecido sin dejar rastro.
A pesar de la confusión, el funeral continuó como estaba planeado. ABY fue enterrada en un ataúd, entre su madre y su abuela. Todo parecía volver a la normalidad, o al menos a lo que podía considerarse normal en medio de tanto dolor. Sin embargo, algo oscuro se cernía sobre aquel lugar.
Al caer la noche, el velatorio quedó vacío y en silencio, excepto por el encargado, un hombre con un pasado turbio y un gusto perturbador por su trabajo. Este individuo, cuyo nombre nunca se supo, disfrutaba viendo cómo los cuerpos se consumían en las llamas de los hornos crematorios. De hecho, su mayor fantasía era presenciar cómo una persona ardía viva. Aquel hombre era el mismo que había entregado las cenizas de ABY, y ahora estaba a punto de enfrentarse a las consecuencias de sus actos.
Mientras realizaba su rutina de vigilancia, el encargado notó algo extraño: una pala apoyada en una esquina. Al acercarse para tomarla, escuchó un grito desgarrador a sus espaldas. Volteó rápidamente, pero no había nadie. Cuando regresó su mirada a la pala, esta había desaparecido. Una sensación de inquietud comenzó a apoderarse de él.
Decidió continuar con su trabajo, dirigiéndose a los hornos crematorios. Aquella noche, tenía que incinerar dos cuerpos no reclamados, destinados a la fosa común. Con una risa siniestra, encendió los hornos y murmuró: "Lástima, señores, pero se irán a las llamas de mi propio in****no, igual que esa chica que no quería ser incinerada".
De repente, un gruñido gutural resonó en la sala, seguido por el sonido de una pala siendo arrastrada por el suelo. El encargado, ahora visiblemente asustado, se acercó a investigar. Al mirar hacia el suelo, vio cómo un rostro quemado comenzaba a emerger lentamente. Las manos carbonizadas se extendían hacia él, y una voz desgarradora susurró: "¡Mi cuerpo! Lo quiero de vuelta".
El encargado retrocedió, paralizado por el terror. En ese momento, alguien tomó la pala. Pensó que era un colega que venía a ayudarlo, pero al darse la vuelta, se encontró cara a cara con ABY. Su rostro, aunque desfigurado por las quemaduras, era inconfundible. Con un movimiento rápido, ABY lo golpeó en la cabeza con la pala, dejándolo inconsciente.
Cuando el encargado despertó, se encontró dentro de uno de los hornos crematorios. Las llamas comenzaban a levantarse a su alrededor, y la puerta estaba sellada. Gritó desesperadamente, golpeando la puerta con todas sus fuerzas, pero sabía que era inútil. Solo se podía abrir desde afuera.
En sus últimos momentos, mientras el fuego consumía su cuerpo, el encargado soltó una carcajada macabra. Finalmente, había experimentado en carne propia lo que tanto había anhelado: ver a una persona arder viva en las llamas de su propio in****no.