01/10/2024
Me han dedicado una letras por mi nuevo libro:
Estimado Román
¡Nuevamente muchas GRACIAS!
El obsequio no vino sólo, sino también, con el salvoconducto que yo, y ahora todos, traen consigo.
Tu sueño esparcido en el océano transmutó a gotas de lluvia -y brotó tu obra-, y en cada entrega se esparce arroyuelo de múltiples tentáculos (tentáculos de variadas tentaciones) que también permite, disfrutarla con provocador y autorizado -casi reglamentario- desorden
No podíamos esperar menos pues nos asomamos a la esquina y la precaria luz de este farol posiblemente displicente nos sumerge en la locura (si, la locura es nuestra y circunscrita en un micro-segundero inaguantable) porque no vemos la luz intermitente de un semáforo que asienta o nos indique si podemos ya, caminar el paso cebra y cruzar la calle
¿La otra calle es tácita o impenetrable? ¿Habla? ¿Es polémica o de lenguaje huraño? ¿Tendrá su propio farol? ¿Su luz es moribunda o trágicamente extinta?
Hidalia dice que son tres realidades pero hasta donde alcanzo ver, cruzar las líneas amarillas es atracar en una esquina lúgubre y silenciosa (Aunque no se, si de fachada o auténticamente resquebrajada en este?), no sé.
La luz -en cambio- de esta *Calle Oscura* es lacónica, ciertamente, pero de un esplendor artístico asombroso y reorganizado sin cronologias ni cadenas sucedáneas, desde la cual, una voz que (vertiginosa) capta nuestra presencia, pregunta "¿Que pasaría si Franz Kafka y José Agustín se 'hubieran' encontrado en un café?" Y sin rodeo ni reserva exclama: "lee este libro con los ojos muy abiertos, la mente enfocada, el corazón enamorado y el alma en paz".
Querido Román, las hojas blancas del prolegómeno son el índice de una biblioteca vasta en que convergen guerreros y escribas, vicios y sueños, fantasmas y amorosos, heridas y puntos de retorno, pero además, la luz finge ser insuficiente.
No lo es.
Gracias nuevamente por cortar 224 páginas y enviarlas hasta aquí. Gracias: Me quedaré en esta esquina.