15/07/2021
Jugar a perder: sobre la actualización de las paritarias
Esta semana conocimos una actualización de la paritaria estatal porteña para 2021. El acuerdo establece, además del 10% del sueldo de marzo y el 10% del sueldo de julio, cuatro cuotas de 5%: en agosto, septiembre, octubre y noviembre. Es un total del 40% no acumulativo —todos los porcentajes se calculan sobre el mismo sueldo base: el de febrero—, que va a perder contra la inflación por sexto año seguido.
Si rebobinamos 15 días, no parecía un escenario tan malo para conseguir algo mejor, que compensara aunque fuera un poco la merma de poder adquisitivo de las paritarias anteriores. En noviembre, el Pro se juega las bancas del Congreso que obtuvo en su mejor elección histórica —el 51% de 2017—; a su vez, Larreta va por un triunfo que le permita, si es suficientemente amplio, posicionarse como candidato a presidente en 2023. Era una buena chance para que lxs trabajadorxs organizadxs mostráramos los dientes. Pero la complicidad del Sutecba, una vez más, le asegura a la gestión una campaña sin conflictos.
El acuerdo no solamente condena los sueldos —la inflación para 2021 se estima por encima del 45%—, sino que además entrega recursos básicos. No dice una palabra sobre las sumas no remunerativas que nos dejó la actualización del verano, que hicieron que el medio aguinaldo fuera casi un 20% menos que la mitad de un sueldo. Y establece la próxima cláusula de revisión para diciembre, cuando hayan pasado las elecciones y Larreta no tenga nada en juego.
En Desarrollo Humano y Hábitat, la realidad salarial es especialmente preocupante. Al día de hoy, si en una familia de cuatro personas, las dos adultas trabajan en nuestro ministerio, no llegan a cubrir la canasta básica y a pagar el alquiler. Trabajadorxs que viven bajo la línea de pobreza —si tienen proyectos tan extravagantes como formar una familia o necesidades tan sofisticadas como pagar un alquiler— son la consecuencia de cinco años en los que el salario real bajó más de un 30%. Quien antes compraba tres kilos de carne, hoy compra dos.
Peor es el panorama para quienes tienen contratos precarios, con los que la gestión se desliga de sus obligaciones como empleadora. Pese a los anuncios de que el porcentaje va a ser igual que para la planta, lxs funcionarixs del ministerio no pueden responder, todavía, cuál va a ser el aumento para LOyS y AT, ni cuándo va a cobrarse.
Hacer una tarea esencial les implicó, a quienes están bajo modalidades precarias, un recorte de derechos y ninguna compensación. Ni siquiera la más elemental de ser reconocidxs como trabajadorxs en relación de dependencia.
Después de seis años de entregar salario, de vivir cada vez más al día, tal vez sea hora de cambiar de estrategia. A la gestión del Pro es difícil apostar. Bajo su mandato, recortar los ingresos de lxs empleadxs públicos fue una auténtica política de Estado. Pero cederle la representación mayoritaria a quienes, para obtener beneficios personales, son funcionales al empobrecimiento de los sueldos, parece igual de improcedente. Transformemos el malestar en organización, en compañerismo y en gremialidad, y construyamos una alternativa que nos permita conseguir, para todxs, todos los derechos.