14/07/2024
Hace rato estamos tratando de poner en esto en palabras para explicar una operación. Es lo más sencillo que hay en el mundo y a la vez lo más complejo. Es un truco barato, pero que no se deja ver fácilmente. El objetivo es sostener a un régimen político. Veamos qué sale.
Esto ya lo hemos visto primero con Mauricio Macri y luego con Alberto Fernández y se llama motivar al núcleo duro con peleas infantiles, mantener vigente la división e impedir la unidad del pueblo contra un régimen que atenta contra los intereses del pueblo y lo desposee.
Bien observada la cosa, Macri, Fernández y Milei son tres dirigentes que en un mundo normal y racional no podrían tener el apoyo de nadie. Y no obstante no solo tuvieron el apoyo de muchos, sino que tuvieron verdaderas claques dispuestas a aplaudir incluso sus peores horrores.
Pero ahí está el asunto: las claques de Macri, Fernández y Milei no son ni nunca fueron de Macri, Fernández y Milei, nadie en su sano juicio podría seguir políticamente a esos payasos. Esas claques fueron macristas, albertistas y mileístas en un sentido negativo, por oposición.
He ahí la maniobra, que es ideológica y consiste en poner del otro lado respecto a esos dirigentes a todo aquello que le genera rechazo y hasta le da asco a un sector más bien numeroso de la sociedad para que dicho sector se vea obligado a adherir a esos dirigentes.
El ejemplo actual es cristalino. Milei es un monstruo y es grotesco como lo fueron Macri y Fernández, nadie lo puede querer. Nadie, pero igualmente hay mileístas. ¿Por qué? Pues porque no son mileístas, sino gente que se agrupa alrededor de Milei para rechazar otra cosa.
Para que eso funcione y siga funcionando, lo único que se requiere es provocar con la sobreexposición constante del objeto rechazado. Como el mileísmo ve en Sudor Marika un símbolo fuerte de lo que rechazan, entonces hay que oponer ostensiblemente a Sudor Marika a Milei. Grieta.
Y ahí está la ingeniería social al descubierto: Milei arruina al país destruyendo la economía de todos, pero una parte del pueblo odia lo que Sudor Marika representa y, en consecuencia, al ver que Sudor Marika se opone a Milei, pues a Milei esa parte lo va a abrazar con fuerza.
Y así con todo, con los pañueludos progres que se asustan del ruido de los aviones de la fuerza aérea, con el zurdaje que sigue con el discurso del “Estado presente”, con todo. Todo es provocación constante que se hace para reforzar negativamente el núcleo duro del que gobierna.
Las mayorías nunca van a entender esto, la cosa está diseñada para que no lo entiendan. Es sencilla la maniobra y a la vez es difícil de ver. Y así es como se sostiene un régimen que en términos de pesos y centavos no tiene nada más que hambre y dolor para ofrecerle a la gente.
Y si Ud. se está preguntando si los dirigentes “nuestros” saben que esto es así, la respuesta es afirmativa. Lo saben y lo fomentan porque así es el juego. Los dirigentes son parte de la ingeniería social y la hacen funcionar para que la rueda siga girando porque mañana les toca.
Hace rato estamos tratando de poner en esto en palabras para explicar una operación. Es lo más sencillo que hay en el mundo y a la vez lo más complejo. Es un truco barato, pero que no se deja ver fácilmente. El objetivo es sostener a un régimen político. Veamos qué sale.
Esto ya lo hemos visto primero con Mauricio Macri y luego con Alberto Fernández y se llama motivar al núcleo duro con peleas infantiles, mantener vigente la división e impedir la unidad del pueblo contra un régimen que atenta contra los intereses del pueblo y lo desposee.
Bien observada la cosa, Macri, Fernández y Milei son tres dirigentes que en un mundo normal y racional no podrían tener el apoyo de nadie. Y no obstante no solo tuvieron el apoyo de muchos, sino que tuvieron verdaderas claques dispuestas a aplaudir incluso sus peores horrores.
Pero ahí está el asunto: las claques de Macri, Fernández y Milei no son ni nunca fueron de Macri, Fernández y Milei, nadie en su sano juicio podría seguir políticamente a esos payasos. Esas claques fueron macristas, albertistas y mileístas en un sentido negativo, por oposición.
He ahí la maniobra, que es ideológica y consiste en poner del otro lado respecto a esos dirigentes a todo aquello que le genera rechazo y hasta le da asco a un sector más bien numeroso de la sociedad para que dicho sector se vea obligado a adherir a esos dirigentes.
El ejemplo actual es cristalino. Milei es un monstruo y es grotesco como lo fueron Macri y Fernández, nadie lo puede querer. Nadie, pero igualmente hay mileístas. ¿Por qué? Pues porque no son mileístas, sino gente que se agrupa alrededor de Milei para rechazar otra cosa.
Para que eso funcione y siga funcionando, lo único que se requiere es provocar con la sobreexposición constante del objeto rechazado. Como el mileísmo ve en Sudor Marika un símbolo fuerte de lo que rechazan, entonces hay que oponer ostensiblemente a Sudor Marika a Milei. Grieta.
Y ahí está la ingeniería social al descubierto: Milei arruina al país destruyendo la economía de todos, pero una parte del pueblo odia lo que Sudor Marika representa y, en consecuencia, al ver que Sudor Marika se opone a Milei, pues a Milei esa parte lo va a abrazar con fuerza.
Y así con todo, con los pañueludos progres que se asustan del ruido de los aviones de la fuerza aérea, con el zurdaje que sigue con el discurso del “Estado presente”, con todo. Todo es provocación constante que se hace para reforzar negativamente el núcleo duro del que gobierna.
Las mayorías nunca van a entender esto, la cosa está diseñada para que no lo entiendan. Es sencilla la maniobra y a la vez es difícil de ver. Y así es como se sostiene un régimen que en términos de pesos y centavos no tiene nada más que hambre y dolor para ofrecerle a la gente.
Y si Ud. se está preguntando si los dirigentes “nuestros” saben que esto es así, la respuesta es afirmativa. Lo saben y lo fomentan porque así es el juego. Los dirigentes son parte de la ingeniería social y la hacen funcionar para que la rueda siga girando porque mañana les toca.