12/03/2021
ANTOLOGÍA HISPÁNICA DEL CUENTO DE TERROR en ABC Cultural.
El prestigio y la autoridad de maestros como don Ramón Menéndez Pidal hicieron de las letras españolas un territorio proclive a la adustez, el objetivismo, la gravedad y un drástico rechazo de los elementos fantásticos. Aunque el propio don Ramón disertó sobre temas y argumentos que contradecían abiertamente su apología del realismo, lo cierto es que en España las literaturas de género, que suelen ser aquellas en las que la imaginación se desborda con mayor frecuencia y la fantasía campa más por sus faltas de respeto al secarral donde instaló Menéndez Pidal la producción literaria patria, no han gozado hasta ahora de excesiva atención por parte del mundo académico ni de un número considerable de lectores.
Y ello no solo por desprecio a cuanto se ignora, por decirlo machadianamente, sino también por la pobreza y precariedad con que esas literaturas de género asoman la tímida y acomplejada cabeza en los manuales al uso. Durante muchos años, yo diría que hasta algún siglo que otro, los españoles nos perdimos la parte del pastel literario que más sabrosa nos parece a muchos de sus consumidores. Todo eso que uno, que es un friqui sintomático desde que los gigantes levantaron el círculo de Stonehenge, e incluso antes, ha buscado con ahínco en esas literaturas de género.
Estanque turbio
Por eso me pone tan contento que se publiquen libros como este, un florilegio de algunas de las piezas más interesantes del cuento de terror hispánico, tanto de este como del otro lado del Atlántico. El resultado de la antología, que aparece sin antólogo responsable, es una apetecible guirnalda de relatos donde confluyen los «fantásticos» de siempre -Bécquer, Rubén Darío, Valle-Inclán, doña Emilia, Unamuno, Blasco Ibáñez y Horacio Quiroga- con los que suponen una novedad reseñable, tanto por la dificultad de acceso a sus textos como por la rareza de sus propios autores -Juan Montalvo, Barrantes, Pedro Escamilla, Luis López Méndez...-. Inauguran la recopilación dos textos pioneros: «Manuscrito encontrado en una casa de locos» (1832), del cubano José María Heredia (1803-1839), y «Gaspar Blondín» (1858), del ecuatoriano Juan Montalvo (1832-1889). De Bécquer se ofrece la archiconocida y hermosa leyenda soriana «El monte de las Ánimas»; de Rubén, «Thanatopia» y «Verónica»; de Valle, «Beatriz» y «Del misterio», dos cuentos espléndidos pertenecientes, respectivamente, a sus libros Corte de amor (Madrid, 1903) y Jardín novelesco(Barcelona, 1908); de la Pardo Bazán, «El conjuro», y de Horacio Quiroga, «El espectro» (y esto sí que es noticia, pues de Quiroga suele incluirse siempre su cuento más famoso, «El almohadón de plumas», tan celebrado por Borges).
Un compedio con los «fantásticos» de siempre: Unamuno, Pardo Bazán, Bécquer... y más
En resumidas cuentas, un libro que se esfuerza por enseñarnos cosas nuevas, y esto es ya digno de ser valorado por quienes tenemos el depósito de curiosidad lleno, pese al virus y a las borrascas. Va dirigido a todos aquellos que, también como yo, pensamos que la literatura escrita en español no es una reserva de páramos esteparios, sino un estanque turbio, misterioso y corrupto donde los misteriosos seres que lo habitan sumergen a los turistas poco avisados para explicarles que España ha dejado de ser diferente de una vez por todas.
https://www.abc.es/cultura/cultural/abci-antologia-terror-celtiberico-202102190032_noticia.html
No por menos conocidos o «ninguneados», los géneros más «kitsch» han dejado de tener maestros en nuestra literatura