04/08/2012
MI PRIMERA EXPERIENCIA BISEX
(Relato Bisexual)
Hola a todos. Para los que no me conozcáis me llamo David, tengo 29 años y soy de Barcelona. Este relato, como cualquiera que escriba, es 100% real. Sí, sé que todo el mundo lo dice, pero es cierto. Sinceramente, no le veo la gracia a inventar. Y si se hace, debería publicarse el relato en la sección “Fantasías”.
Por otro lado, el relato de esta experiencia va dedicado a una amiga que he hecho via mail gracias a esta página, que me ha animado a contar lo que a continuación viene, ya que según ella “no es muy normal que un chico hable abiertamente de sus experiencias homo”. Pues eso, ¡va por ti!
Ante todo deciros que esto sucedió hace ya unos años, 3 o 4 tranquilamente, y aunque recuerdo perfectamente la esencia de todo y todo lo que hice y cómo lo hice, evidentemente los diálogos son pura ficción basada en la realidad. Y también deciros que me considero (o consideraba, vete tú a saber, plenamente heterosexual).
Esto sucedió hará, como os digo, hace unos 4 años. En ese momento no estaba saliendo con ninguna chica, e iba salidísimo. Así pues, entrando en chats y demás, me dio por entrar en una sala de bisex. Lo cierto es que ya desde hacía tiempo me daba morbo y tenía mucha curiosidad por saber qué se siente al estar con alguien de tu mismo s**o (y creo que más de uno opina igual, aunque no lo reconozca). Por otro lado, me considero una persona muy abierta en el plano sexual. Me explico: llevo a rajatabla el famoso dicho de “nunca digas de esta agua no beberé”. ¿Cómo puedo decir que algo no me gusta si no lo pruebo?, y siempre estoy buscando nuevas experiencias y nuevas formas de disfrutar del s**o.
A lo que iba… empecé a entrar en salas de bisex y de g**s, movido por la curiosidad y el morbo, y bastante decidido a quedar con algún chico para probar. ¡Qué decepción!... mi nick siempre era Novato, para dejar claro que no tenía experiencia, y eso debía atraer a los moscones. Sólo me hablaban pandas de salidos, y posiblemente criajos que sólo buscaban cachondeo. Y los pocos que me hablaban en serio resultaban ser o muy mayores (unos 40 y pico o 50) o lo que para mí son moles… yo soy bajito (1,60) y delgado (unos 50kg), y sinceramente, no me hacía ninguna gracia quedar o dejar abierta la posibilidad a quedar con alguien de 1,80-90 y con buena constitución física que luego pudiera obligarme a hacer cosas que no quisiera. No era tarea fácil.
Hasta que un día me abrió Alex. Alex tenía una edad similar a la mía (yo tendría unos 25-26) y me cayó bien desde un principio: educado, cordial, alegre, sin pedir fotos, sin hablar soezmente… Le conté lo que buscaba, alguien con quien probar, pero tampoco buscaba s**o completo. Sería mi primera vez y quería saciar mi curiosidad. Cuando me perguntó hasta dónde querría llegar lo tenía clarísimo: pajas, ma**das, alguna comida de c**o… nada más. No me veía, hablando claro, ni follando ni siendo follado. No lo negaré, tenía miedo. Pero Alex me cayó bien y finalmente nos dimos los msn.
Los días… y las semanas siguientes seguimos hablando por msn, y el chico cada vez me caía mejor. Pero cada vez que me decía de quedar para conocernos yo me echaba atrás. Miedo. Vergüenza. Timidez. No lo sé, quizá una mezcla de las tres cosas. Pero él tampoco presionaba.
La verdad es que hablando con él me sentía a gusto, seguro, no me sentía presionado ni intimidado, y su 1,65 y 50 y pocos de peso lo convertían en un buen candidato a cometer mi pequeña locura.
Una noche fui a un bar, como suelo hacer, con un compañero de trabajo a ver un partido del Barça. Finalizado el partido él se fue a casa y yo decidí quedarme a tomarme la última en el bar, ya que al día siguiente no trabajaba. Y al no estar mis padres en casa (aún vivía con ellos), no tenía que rendir cuentas a nadie. Pero estar solo aburre, y para pasar el rato me conecté al msn desde mi móvil. Ahí estaba él. Empezamos a hablar y le dije que estaba en un bar, que estaba tomando unas cervezas…bla bla bla… y él, en un momento determinado, volvió a insistirme en quedar, en ir a su casa. Supongo que fue el efecto de las cervezas que ya llevaría encima lo que me hizo decirle que sí. Que me apetecía quedar con él. Y creo que él se quedó más sorprendido que yo de mi respuesta. Él mismo me preguntó si estaba seguro. ¿Cómo no iba a ofrecerme confianza preguntándome eso?. Le dije que sí, pero dejando las cosas claras: que no quería fo**ar, quería probar todo lo que eran los juegos previos. Él estaba de acuerdo.
Las piernas me temblaban, pero tomé la decisión. Fue un pensamiento de “ahora o nunca”. Y salí del bar en dirección al metro, ya que él vivía a 4 paradas de donde estaba.
Al llegar a su portal creo que tuve 4 intentos antes de llamar al timbre. Cada vez que iba a marcar, me lo pensaba y me iba, para luego regresar. Así una y otra vez. Pero bendita cerveza (imagino), al final pulsé el timbre de su piso. Cuando contestó “¿quién es?” me salió un David de voz entrecortada. Lo recuerdo como si fuera ahora. Estaba cagado de miedo, realmente nervioso. Pero cuando la puerta se abrió… no dudé. Entré. Joder. ¿Tenía que ser un tercero sin ascensor?... a cada paso me preguntaba qué estaba haciendo, a cada paso me planteaba dar marcha atrás. Pero al mismo tiempo la curiosidad y el morbo me hacían avanzar. Hasta llegar a su puerta. Por suerte no tuve que llamar, ya estaba abierta y con él esperando. Era un chico, como me había dicho, de 1,65-1,70, delgado, pelo corto, casi rapado, con una constitución normal, no delgado ni musc**oso, y vestido con un pantalón de chándal y una camiseta.
- Hola – fue todo lo que pude decir.
- Hola
Y me saludo con dos besos en la mejilla, que si bien me pusieron algo más nervioso de lo que ya estaba, no rechacé.
Me hizo pasar al salón de su piso, pequeño pero bien arreglado, y me hizo sentar en el sofá, donde me ofreció algo para beber. Al poco, a falta de cerveza (por dios que la necesitaba) me trajo una Coca Cola, y empezamos a hablar de temas ba**les que habíamos comentado por msn… trabajo, aficiones… hasta que abordó el tema que me había llevado a su casa.
- ¿Y por qué quieres probar?
- Pues no se, nunca lo he hecho y tengo cuiriosidad.
- Pero, ¿te gustan las chicas?
- Sí, pero no sñe, me da morbo – contesté. Siempre con voz entrecortada.
- Te veo nervioso…
- Sí… un poco, la verdad.
Y en ese momento empezó a acariciar mi pierna por mis tejanos, subiendo hacia mi entrepierna poco a poco.
- Tú tranquilo, ya verás – me dijo.
Y en ese momento noté su mano acariciando mi polla por encima del pantalón. E increíblemente me noté totalmente trempado. Tenía una erección de caballo.
Con mi mano empecé a acariciar su brazo, y él acercó su cara a la mía, para empezar a besar mi cuello. Dios, qué gozada… Y su boca avanzó hasta mi boca, donde me dio un pico. Luego otro. Otro más, y con sus labios abrió los míos mientras no dejaba de sobar mi paquete.
Su lengua entró en mi boca… y lo cierto es que no me gustó. No sé, o no besaba bien o el beso de un chico es totalmente diferente al de una chica, pero no me gustó, así que, con delicadeza aparté mi boca y me dediqué a su cuello, a lo que él respondió con un gemido.
No sé en qué momento mi mano se posó entre sus piernas, notando en mis manos, a través de la ropa, una polla muy dura. Él sonrió y cogiéndome de la mano me dijo un simple ven, y me llevó a su dormitorio.
Al llegar a él intentó volver a besarme, y de nuevo volví a esquivar su boca… él lo cogió al instante, y se olvidó de ella, para empezar a desabrochar mi cinturón y pantalón… Yo estaba a mil, la tenía dura como pocas veces, y cuando por fin los bajó acompañados de mis calzoncillos saltó como un resorte. Él la cogió con su mano y empezó a pajearme lentamente. No sé bien como describir lo que sentí. Pero el tacto de un hombre me pareció totalmente diferente al de una chica, no sé, más rudo quizá, menos suave, pero me encantó.
Me senté en la cama, sin él dejar de masturbarme, y su entrepierna quedó delante de mí. No lo acabo de entender pero todos mis temores habían desaparecido, mis nervios ya no estaban, y simplemente estaba caliente. Muy caliente. Y enfrente aquél paquete. Con mis manos empecé a bajar su pantalón de chandal, y enfrente quedó un slip a punto de rebentar que empecé a sobar para finalmente bajarlos. En frente mío quedó una polla erguida. No sé si decir grande o pequeña, desde luego creo que de un buen tamaño, y más grande que la mía, y sin dudarlo apenas un instante la cogí con mi mano derecha.
La sensación que tuve fue extrañamente placentera, notar la polla de otro hombre en mi mano me encantó. Supongo que las chicas ya estáis acostumbradas, obviamente, a la sensación, así como los g**s y buses que estéis leyendo esto, pero también coincidiréis en la sensación de esa primera vez en que notas algo duro y muy, muy caliente en tu mano. Empecé, como él, a pajearle lentamente, disfrutando de cada pligue de su piel, y sin poder apartar la vista de ella. Y poco a poco empecé a acercar mi cara a ella, hasta tenerla delante de mis labios.
Sin apenas dudar la besé en la punta, notando la humedad que ya desprendía, y poco a poco, sin pensarlo, abrí la boca y empecé a meterla en ella.
Impresionante, es la única palabra que me viene a la cabeza para describir lo que pensé. Lo más impensable me estaba sucediendo: me estaba encantando notar ese trozo de carne en mi boca. Empecé a recordar cómo me gusta que me la chupen a mí y empecé a saborear. Su polla entraba y salía de mi boca lentamente, al ritmo que yo marcaba, metiéndola lo más hondo que podía para una vez dentro mover mi lengua lamiendo cada centímetro. De vez en cuando la sacaba del todo y recorría toda su extensión con mi lengua, hasta llegar a sus testíc**os y tras lamerlos un poco, meterlos en mi boca y succionarlos. Él hacía rato que ya no me tocaba, pero no me importaba. Estaba disfrutando como no imaginé que lo haría. Sólo quería seguir chupándosela a Alex, mientras masajeaba sus huevos y con un dedo masajeaba la entrada de su c**o, metiendo cada vez un poquito más un dedo en él. Notaba mi boca llena, con un trozo de carne caliente, y el sabor de su líquido preseminal en mi lengua. Alex gemía sin parar, dándome a entender que aquello le gustaba… y mucho, imagino. Y yo no podía parar. Mi dedo índice, a su vez, estaba ya metido en su c**o, follándole, cuando de pronto sus gemidos e hicieron más fuertes y noté como su polla palpitaba. Veía claro que iba a correrse.
Le cogí de las nalgas. Siempre decía en el msn y en los chats que noq uería llegar a ciertos extremos, pero lo cierto es que en ese momento lo único que quería era probar el sabor de su leche. Quería, deseaba que se corriera en mi boca. Pero hizo fuerza hacia atrás y se salió de mi boca, muy a mi pesar, dejando un hijo de saliva entre mis labios y su polla. Sin darme tiempo a reaccionar se tiró sobre la cama, boca arriba y empezó a correrse encima suyo. Me encantó ver los chorretones de semen en su abdomen, goteando. No fue una corrida abundante, pero diría que no estuvo mal.
Sin pensarlo me incliné y volví a introducir su polla en mi boca, recogiendo restos de leche que saboreé. Dios, eso me volvió a poner a mil, me encantó su sabor. Jamás me había imaginado probando la corrida de otro tío, y ni mucho menos descubriendo que me gustara. Pero increíblemente él me separó.
- No – me dijo
- ¿Por qué?...déjame… -respondí.
- Es malo, David
- ¡¿Malo?!
Dios mío, en qué narices pensaba ese chico. ¿Cómo que malo? (con lo que a mí me gusta además correrme en la boca de las mujeres…..). Pero estaba disfrutando demasiado del momento para discutir por nada, así que me separé y me tumbé en la cama quitándome la camiseta.
Él debió entenderlo al momento, y tras limpiarse los restos de leche con un kleenex se giró hacia mi. Empezó a mordisquear mis pezones mientras con su mano acariciaba mi polla… qué gozada… y poco a poco su cabeza fue bajando hasta llegar a mi entrepierna.
Como si fuera un helado empezó a lamer mi polla a todo su largo, desde la punta hasta la base de los huevos, llegando a bajar a dar pequeños lametones en mi c**o… eso me encantaba… y finalmente se decidió a engullirla. Me la empezó a ch**ar poco a poco, despacio, deleitándose, follándome lentamente con su boca, mientras con sus manos masajeaba mis testíc**os. Yo disfrutaba, pero también he de decir que no noté una gran diferencia entre que me la ch**ara él o una chica. Quizá él sabía mejor cómo mover su lengua, pero ni de broma me estaba excitando tanto como habérsela comido yo a él. Lo impensable, vamos.
Mis niveles de excitación estaban igualmente al máximo, y al poco de estar chupándomela noté que me iba a correr. Después de haber visto que no le gustaba en la boca no pude hacer más que avisar, y se apartó sin dejar de pajearme con su mano, mientras me corría encima mío.
Alex se tumbó a mi lado, me sonrió y me preguntó que si había disfrutado.
- Mucho más de lo que imaginaba, tío. ¿Y tú?
- Me alegro mucho, yo también la verdad –contestó-. Oye, ¿en serio que era tu primera vez?
- Sí, te lo prometo.
- Pues lo haces muy bien, en serio.
- Gracias – fue todo lo que atiné a contestar. Posiblemente se lo decía a todos.
Lo cierto es que ahora sí me sentía un poco estúpido y me levanté para limpiarme un poco y vestirme. Él se quedó un poco chof, pero le dije que me tenía que ir. No sé por qué lo hice, quizá porque había sido una experiencia más fuerte y mejor de lo que esperaba y quería tener un tiempo para mí.
Me había liado con un tío. Se la había chupado y me había gustado. Ese es el resumen.
Nos despedimos con un pico y la promesa de seguir hablando por msn y whatsup.
Unos pocos días después Alex se fue de vacaciones, y a la vuelta mi volumen de trabajo no me dejaba quedar con él. Al mismo tiempo sucedió lo impensable: conocí a una chica y empecé a salir con ella.
Alex me mandaba contínuos whatsup o me abría el msn preguntándome si estaba bien, si no quería saber más de él, que le gustaría repetir conmigo… pero mi respuesta era siempre la misma: ahora salgo con una chica y no puedo. No voy a engañarla. Pero al mismo tiempo, cuando no estaba con ella, en muchas de mis sesiones masturbatorias lo que me venía a la mente era la polla de Alex en mi boca, y poco a poco me fui dando cuenta de que quería repetir. Así que un día que salí pronto de trabajar y que mi novia no podía quedar le mandé un whatsup… “¿quieres que nos veamos?, ¿estás en casa?”. Y la sopresa fue cuando me dijo que sí a ambas preguntas.
Me remordía la conciencia por mi chica, y varias veces, como la primera vez, estuve a punto de no ir hasta su casa, pero el morbo me podía, supongo que ahora además aumentado por ese punto de “lo prohibido” que era poner los cuernos a mi novia…¡con un tío!, así que llegué a su casa y no dudé en llamar al timbre.
La misma situación que la primera vez. De nuevo un chandal y camiseta, y de nuevo una Coca Cola. Nos pusimos a hablar de cómo nos había ido todo, ya que habían pasado como 6 meses… y yo medio disculpándome por no haber dado señales de vida, pero alegando que ahora estaba con una chica y me sabía mal engañarla. Él alegaba que lo entendía pero que me planteara mi sexualidad si le ponía los cuernos con él. Yo no dudaba, ni dudo. Le dejé bien claro que lo mío para con él era sólo morbo y s**o, y que de ahí no pasaría, y que el hecho de que lo disfrutara no implicaba que fuera gay, sino que en todo caso era bisexual.
Noté que la conversación estaba siendo demasiado seria, y sin dudarlo la trasladé al plano sexual, preguntándole por sus rolletes y novios… y para acabar diciendo que muchas veces me acordaba de aquella noche y lo mucho que había disfrutado.
Eso debió de funcionar porque de pronto noté como su entrepierna había crecido. Y esta vez, ya sin dudarlo, alargué mi mano y empecé a acariciarle. Él sonrió y se acercó a mí para besarme. Esta vez no dudé y le dije directamente que no quería besos, pero que fuéramos al dormitorio. Alex se levantó y nos fuimos hacia él, al tiempo que se quitaba la camiseta.
Al llegar me bajé los pantalones y el calzoncillo, y descubrió que ya estaba totalmente trempado. Alex me hizo tumbarme de nuevo en la cama y empezó a lamer mis huevos y mi polla, antes de metérsela en la boca y empezar a chupármela. De nuevo estaba yo a mil, disfrutando de su ma**da, pero no era eso lo que yo quería, así que al poco le aparté la cabeza y empecé a morder su cuello, a bajar por su pecho y su abdomen, y hasta llegar a su entrepierna. De nuevo aquella polla delante de mí, brillante con líquidos preseminales. Y sin dudarlo la metí en mi boca.
Empecé a ch**arla con fuerza, con ganas, metiéndola hasta el fondo y de vez en cuando sacándola sólo para ch**ar sus huevos…. Y lo que no imaginé que haría: su c**o. Empecé en un determinado momento a lamer su c**o como si fuera un c**o, tratando de meter mi lengua en él. Y me gustaba. Vamos si me gustaba. Y estaba claro por sus gemidos que aél también. El sabor era raro, pero a la vez me ponía a mil. No sé, me sentía sucio. Hasta entonces no había lamido ni el de una chica. Su c**o se iba abriendo cada vez más, y decidí volver a dedicarme a su polla, mientras a la vez introduje un dedo en su c**o, hasta lo más hondo que pude. Alex no se quejó, sólo movía sus caderas al ritmo de mi boca y mi dedo, que le follaba cada vez más rápido y fuerte. Entraba sin problemas.
Decidí meter un segundo dedo, que entró sin más, mientras cada vez se la chupaba con más fuerza. Más que chupársela creo que llegué apunto de fo**arle con la boca, dejándome pocos espacios de tiempo para respirar. Estaba a mil. Si la primera vez había disfrutado, esta vez estaba siendo mucho mejor.
Pronto noté como su respiración se agitaba aún más, y empezaba a convulsionarse. Él con sus manos quiso apartar mi cabeza, pero esta vez no me iba a dejar. Le cogí los brazos y se los aparté, al tiempo que sacaba su polla de mi boca, pero con mi mano derecha le pajeaba, con mis labios abiertos pegados a ella. Al poco empezó a correrse, salpicando dentro de mi boca y en mis labios. Cerré la boca con la leche que tenía dentro y la saboreé. De nuevo me sorprendí de mi mismo y de que me gustara aquel sabor. Pero no tragué, abrí la boca y dejé que cayera sobre su polla y pelvis, resbalando por mis labios, que sequé con su abdomen.
Me tumbé en la cama, de lado, mirando hacia él, sonriendo y descando un poco. Cuando de pronto pasó lo impensable. Alex se puso de lado y empezó a restregar su c**o contra mi polla.
¿Cómo?. No. Había quedabo bien claro que no quería fo**ar. Pero a la vez esta vez era diferente. Yo estaba a mil, yo no había tenido mi corrida, e insisto, estaba sobreexcitado….a sí que me moví, le di la vuelta y le puse boca arriba. Nos miramos a los ojos y no hizo falta más.
Sin preámbulos, bajé mi cabeza y le abrí las piernas para empezar a lamer su c**o. Un c**o que seguía abierto por mis dedos (y por sus supongo numerosas folladas anteriores) y que estaba húmedo, supongo que mezcla de sus propias secreciones y del semen que había goteado desde su polla hacia su ano. Lo devoré, lo lamí, le metí la lengua todo lo que pude y recorrí con ella su interior. Yo estaba a mil, estaba cachindo como pocas veces… y al fin retiré mi cabeza y acerqué la punta de mi polla…
Ni planteé no tener condón. Él, según me había dicho, llevaba tiempo sin relaciones, y era sano. Y yo también. Así que… coloqué la punta de mi polla en su c**o, disfrutando del momento. No sólo iba a fo**arme a un tío por primera vez… sino que era mi primer a**l, fuera chica o chico. Y la fui metiendo poco a poco, difrutando de cada milímetro y procurando no hacerle daño.
¿Daño? , mi polla entraba sin problemas en su c**o, cada vez más, hasta que mis huevos tocaron su c**o. La dejé unos instantes, viendo a Alex con los ojos cerrados y suspirando, y poco a poco empecé a bombear. Follando lentamente, disfrutando. Jamás imaginé que el a**l fuera tan placentero, notar las paredes del recto aprisionando tu polla, completamente arropada. Estaba en la gloria. En ningún momento me dediqué a fo**arle fuerte como tarde o temprano suelo acabar haciendo. Me dedicadaba a sacarla lentamente casi hasta sacarla del todo, o sacándola del todo, para luego volver a penetrarle, haciendo un s**o realmente profundo, como pocas veces había hecho hasta entonces. No sé bien cuánto tiempo estuvimos follando, pero no demasiado, yo estaba demasiado caliente, y cuando noté que me corría saqué mi polla y apunté a la suya, corriéndome encima de su polla.
Tras ese momento nos aseamos y comentamos lo bien lo habíamos pasado, así como lo sorprendido y hasta perturbado que yo estaba de haber acabado follando con un hombre… y encima teniendo novia.
Nos despedimos con la promesa de volver a llamarnos.
Pero lo cierto es que entre unas cosas y otras no volvimos a vernos. Cada vez que él me decía de quedar yo no podía, y fuímos perdiendo el contacto. No hace mucho intenté yo contactar con él, pero no ha contestado a mis whatsup ni nunca aparece en mi msn, así que le he perdido la pista.
Pero con él descubrí la bisexualidad, y no me arrepiento en absoluto. Es más, con posteriores novias he hecho tríos con otro chico y no he dudado en chupársela. Sólo me falta probar que me f***e un tío a mi, y creedme, me gustaría saber qué se siente. Como antes he dicho, nunca dicho de esta agua no beberé. Y hasta que no pruebo algo, no digo si me gusta o no.