29/12/2010
Federico García Lorca (1898- 1936)
El poeta en la metrópolis, en la desolación de la gran babilonia que nunca duerme, que no se cansa de devorar el día y convertirlo en automatismo implacable. Las personas caminan y van dejando su sangre en el pavimento. Es la pesadilla del poeta, del pobre, del vagabundo, es la pesadilla que se vive en la frontera fluida entre la vigilia y la alucinación de la contemplación que el poeta realiza desde los rascacielos, los puentes enormes, y los grandes supermercados. ¿Es la ciudad o la carnicería? ¿Son calles o cementerios de autómatas? ¿Acaso es el placer de adentrarse en la suciedad, en la multitud amorfa, para luego, en la soledad percibir a plenitud aquel olor a noche que te queda en la ropa, para así aborrecerla? Es el poeta en N.Y., son los años de 1929 y 1930 los que Lorca nos presenta en sus poemas, que hoy llegan a nosotros desde la disidencia.