26/03/2013
Mucho antes de la invención del bajo eléctrico eran comunes los bajos con cinco o más cuerdas (véase Historia del Bajo Eléctrico). Pero cuando Paul Tutmarc, y después, Leo Fender presentaron sus primeros bajos eléctricos de cuerpo macizo, decidieron dotarlo de las cuatro cuerdas características del instrumento cuya función debía sustituir, el contrabajo.
En 1956, cinco años después de la presentación del Precision Bass de Fender, Danelectro presentó un bajo eléctrico muy diferente al Precision de Fender, su modelo UB2 de seis cuerdas, que en realidad no era más que una guitarra afinada una octava más grave de lo normal. Este instrumento jugaría un importante papel en los estudios de Nashville, pues sería utilizado masivamente para grabar las líneas de bajo al unísono con el contrabajo, una técnica que se llamaría tic-tac.
El UB2 de Danelectro tuvo tanto éxito que motivó a la propia Fender a presentar su propia versión en 1962, el modelo Bass VI, que, a pesar de haber sido publicitado por Jack Bruce, quien lo usó con Cream por unos años, no lograría el éxito esperado por Fender y desaparecería tras unos años.
En 1966 Fender tuvo una idea diferente presentando el primer bajo eléctrico de cinco cuerdas de la historia, llamado, precisamente Fender Bass V. El bajo tenía una escala estándar de 34 pulgadas y cinco cuerdas, afinadas Mi-La-Re-Sol-Do, pero contaba con tan sólo 15 trastes y no ampliaba, técnicamente, el rango del instrumento, sino que eliminaba la necesidad de ciertos cambios de posición al ejecutar pasajes en la tesitura aguda. James Jamerson poseía un ejemplar y parece ser que lo usó en estudio en alguna ocasión, pero el instrumento resultó un fracaso de ventas y fue retirado enseguida del catáalogo de Fender.
Pasarían unos diez años hasta que la idea de un bajo eléctrico de cinco cuerdas no volvió a aparecer, y fue el bajista de sesión y virtuoso Jimmy Johnson el encargado de materializarla.
Johnson había descubierto la firma Alembic a principios de la década de los '70, y la filosofía misma de la marca, primera en la historia en ofrecer bajos "custom" (a medida), excitó su curiosidad: su padre era un contrabajista de formación clásica y usaba habitualmente un extensor (de uso común en orquestas clásicas) que proporcionaba a su instrumento un par de notas extra cuando la partitura lo requería. En un principio, Johnson tuvo la idea de aplicar un dispositivo similar a su Alembic de cuatro cuerdas (una idea que, diez años más tarde, recuperarían Kubicki y Hipshot), pero abandonó la idea por las dificultades técnicas que implicaba. Cuando su padre le hizo notar que muchos contrabajistas clásicos usaban contrabajos de cinco cuerdas (con una cuerda Si grave extra) para obtener el mismo resultado, Johnson empezó a considerar la idea de construírse un bajo de cinco cuerdas con afinación Si-Mi-La-Re-Sol y encargó el proyecto finalmente a Alembic, que le entregaría el primer bajo eléctrico moderno de cinco cuerdas de la historia en 1976
Paralelamente, otro bajista de sesión norteamericano se estaba moviendo en este terreno; Anthony Jackson, encargó al luthier Carl Thompson la construcción de un bajo eléctrico de seis cuerdas en 1974, y éste, a pesar de sus iniciales reticencias (pues pensaba que una idea así era ridícula), acabó entregándoselo un año más tarde. Jackson lo usaría en diferentes grabaciones, pero no acababa de resultar satisfecho con los resultados de su nuevo instrumento (por el que había pagado a Thompson 2.000$ frente a los aproximadamente 350$ de los Fender de la época), en parte por la separación de las cuerdas, demasiado reducida para el gusto de Jackson.
Anthony Jackson con su Fodera Presentation Bass.
Carl Thompson recibió un segundo encargo del bajista, un enorme prototipo de 44 pulgadas de escala (la dimensión estándar del contrabajo), que resultó un fracaso aún mayor, por lo que Jackon abandonó momentáneamente la idea para volver a usar su Jazz Bass de cuatro cuerdas, en el que usaba frecuentemente afinaciones alternativas para lograr notas imposibles de obtener de otro modo.
La idea, sin embargo, seguía rondando la cabeza de Anthony Jackson, y en 1980 encargó a Ken Smith un nuevo instrumento de seis cuerdas, esta vez con una separación mayor entre las mismas. En 1982 Jackson abandonó casi por completo su Jazz Bass, para utilizar el Ken Smith casi en exclusiva, y en 1984 encargó a Smith un nuevo instrumento, esta vez, con una separación de cuerdas estándard. La enorme anchura del diapasón, inédita en la época, no asustó a Jackson, para quien el instrumento parecía funcionar a la perfección.
En el taller de Smith, Jackson había conocido al luthier Vinnie Fodera, que en la época trabajaba para Smith. Cuando Fodera se estableció por su cuenta, Jackson (para quien Fodera había construido ya cuatro instrumentos) comenzó a colaborar más estrechamente con el luthier. Fodera construiría una decena de instrumentos para Jackson, entre ellos el modelo "Presentation", el primer bajo "single cutaway" (de un solo cuerno) de la historia.
Anthony Jackson se destaca por dar voz a aquellos que piensan que el bajo eléctrico debe disponer de 6 cuerdas, porque, por un lado, pertenece a la familia de la guitarra (es, literalmente una "guitarra baja", esto es, una guitarra que usa una afinación más grave de lo usual), y por otro, porque el hecho de que tenga solo cuatro se debe -según Jackson- tan solo a una cuestión de marketing (véase: Anthony Jackson)
Tras Anthony Jackson surgieron multitud de músicos que, entusiasmados por los logros de éste último, comenzaron a explorar el nuevo territorio y a establecer el nuevo lenguaje que el instrumento posibilitaba. De entre ellos cabe quizá destacar a John Patitucci, que además de ser uno de los primeros músicos con un dominio técnico absoluto tanto del bajo eléctrico como del contrabajo, ha contribuido como pocos a la popularización del nuevo instrumento desde mediados de los años '80, en parte por su enorme talento, y en parte por la posición privilegiada y muy visible que siempre ha gozado junto al pianista Chick Corea.
Durante el resto de la década de los '70 y buena parte de los '80, los bajos de cinco y seis cuerdas jugaban un papel más bien marginal entre las preferencias de los músicos y aficionados, pero cuando en 1987 Yamaha lanzó su serie BB5000, uno de los primeros modelos de cinco cuerdas fabricados en serie, inauguró una tendencia que desde entonces no ha hecho más que ampliarse. Hoy prácticamente todas las firmas ofrecen en sus catálogos modelos de cinco (o más) cuerdas, y el bajo de rango extendido es hoy, gracias al trabajo de pioneros como Jimmy Johnson, Anthony Jackson o John Patitucci, un instrumento maduro y perfectamente aceptado.