06/08/2020
En un momento de preocupación donde no podía hacer nada, solo me puse a llorar, no podía gesticular ninguna palabra con quién fuera, por más cercanía que tuviéramos, y leyendo días atrás una reflexión del Papa Francisco no pudo llegarme más al corazón… Recibí la gracia de las lágrimas.
No necesité decirle nada a Dios, me conoce, como conocía a María Magdalena, Él sabía lo que en mi corazón sentía y aunque yo misma me sentía hundirme en esa aflicción… ¡TUVO MISERICORDIA DE MÍ!
Recordamos cuando María Magdalena entre su dolor y sus lagrimas por que pensaba que se habían llevado al maestro de la tumba, entre tanta frustración no pudo reconocer al maestro y lo confundió con un jardinero cuando se le apareció y le dijo ¿a quién buscas?, A lo que ella respondió: “si tú te lo has llevado dime donde y yo me lo llevaré”, imagínate, hermano a María levantando un cuerpo de un hombre más grande que ella. María no se detuvo a pensar en eso.
En este día te invito a pensar cuantas veces te has hundido en esos problemas, preocupaciones o lamentos... ¿Será que a pesar de eso no has perdido de vista a Dios?
Date la oportunidad de escuchar la voz de Dios, aún en los tiempos difíciles y así puedas tener un encuentro cara a cara con Él.
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