03/08/2020
Cualquier calificativo es insuficiente para la impotencia que provocan estos actos. Vivimos en un país inhóspito, con un gobierno que ignora los derechos humanos, que omite a sus pueblos originarios, y que desobedeciendo el mandato popular, se burla de las demandas del movimiento social.
Debemos prender las alertas, porque esto no es un hecho aislado ni coincidencia. Es una estrategia clara para sabotear el proceso constituyente. El cambio de gabinete, evidenció la necesidad del gobierno de afianzar su coalición, cediendo espacio a la derecha más dura.
El desafío es grande, porque se vienen tiempos difíciles, y todas las acciones gubernamentales jugarán a nuestro desgaste, a que el pueblo se pelee con el propio pueblo, al desorden y al caos, para generar miedo e incertidumbre, y así justificar sus políticas represivas, y su constitución dictatorial.
Debemos aprender de la historia, entender que la oligarquía ha defendido con sangre sus privilegios, y que seguirá haciéndolo. Debemos unirnos y defender la posibilidad histórica de tener un proceso constituyente real, que construya un estado libre, plurinacional y democrático.
No podemos permitir que el fascismo avance un centímetro más. La campaña anti-mapuche que la ultraderecha ha llevado a cabo es inaceptable. Atenta contra nuestras raíces y permite la violencia ra***ta, custodiada por agentes del estado. Es un atropello contra el pueblo de Chile, que clama por un país más justo.
Aunque este no es el peor ataque que han recibido nuestros hermanes del Wallmapu. Son más de 500 años de resistencia, primero contra los españoles, luego contra el estado chileno, y hoy, contra los bisnietes de quiénes usurparon sus tierras, los Winkas que ignorantemente reniegan de la sangre mapuche que corre por sus venas debido al mesticismo.
Cinco siglos de intento de genocidio frustrado, y esta vez no será la excepción, porque nosotros, el pueblo soberano de esto que llamamos Chile, no lo permitiremos. Porque somos mapuches, aymaras, diaguitas, kawésqar, selknam, y tanto más. Somos la herencia viviente de tradiciones milenarias, y aunque nos sigan reprimiendo, mantendremos viva la voz de esta tierra.