21/01/2023
| CARTA DE UN ESTUDIANTE A SU MADRE
MARCHA DE SACRIFICIO A LIMA
Querida viejita, te escribo porque ya estoy próximo a llegar a la capital, por fin voy a conocer Lima, mi linda mamita. Ay, no sabes la travesía que me tocó vivir para llegar hasta aquí, seguramente ya deben ser más de 24 horas que salí de Puno. Te cuento que hemos pasado por muchos pueblos, ciudades, valles, grandes y pequeños; pero, sabes, aún siento el n**o grande en la garganta y ese sollozo en el viento, no es sólo por el resfrío que me aqueja por el frio del viaje, sino desde ese momento que nos despedimos y me diste ese abrazo tan fuerte que aún lo siento y me ha dado ese calor necesario, firmeza en el objetivo y la emoción grande de la gente, dándonos ánimo y vivando, entre lágrimas, despidiendonos cual si fuéramos todos sus hijos, quizás sin esperar el retorno.
El viaje ha sido muy bravo mi madrecita, no estoy seguro cuántas horas vamos recorriendo a cuesta de este bus algo envejecido, de a ratos, parecía ya no dar más, incluso donovan nuestro delegado nos decía que la colecta de los compañeros para el combustible había quedado corto, que le había fallado los cálculos, nunca había recorrido tan largo camino, que tenía que poner de sus ahorros, nosotros sólo atinábamos pedirle que no se rindiera, teníamos que llegar al destino.
Sabes viejita, no puedo negar que llego con un poco de hambre y también algo congelado por el paso de la cordillera en imata arequipa fue muy duro, a ratos no sentía las piernas por el frio al estar sentado o en cuclillas para que no se adormezcan. Nos tuvimos que juntar más entre todos, pero el ánimo no bajó, cada pueblo que pasábamos, la gente nos daba ánimo, nos decía que luchemos por la Patria, entonces nos arrojaban frutas, galletas, pan, agua, mantas para el frio, era una emoción grande, así nos daba ese segundo aire, las fuerzas renovadas, aunque el cuerpo andaba ya resquebrajado, sentía ese empujón entre llanto.
Pero también mamita, debo decirte que algunas personas nos gritaban de todo, capaz no tiene caso repetir, nos decían terrucos, violentistas, vagos, qué cuánto nos habrán pagado, seguro les financian, com qué plata van, quién paga el combustible del carro. Sí dolió madrecita, no podía responder que nosotros trabajamos en la chacrita, tenemos nuestro ganadito, algunos estudiamos, no somos vagos, al igual que ellos, sabemos de sembrar, cosechar, vender, construir, tantas cosas, no somos ignorantes. Que la plata con la que viajamos, había sido juntado por la gente de puno y juliaca, una pequeña colecta, de sol a sol. Pero cómo nos iban a creer. Azusados nos decían, esos dirigentes terrucos. Ay madre, si supieran que en la universidad nos autoorganizamos, nosotros marchamos por un mejor país, por tener autoridades que verdaderamente piensen en el pueblo, por una consitucion que ya no permita más el saqueo de nuestras riquezas; decirles que ya estamos artos que en Lima se peleen por quién gobierna o por quién saca mejor partido del Estado, por quién tiene más poder, por si modifico esto y lo otro y favorece más a mi partido, que si te vaco, que si te cierro, y así mamita, nada para mejorar el país, sólo se pelean en sus auditorios, discuten sin sentido, pero no saben ellos si mañana tendremos sequía o si el friaje matará a nuestros animales, si mis hermanitos tendrán la oportunidad de estudiar, de ser profesionales algún día, si finalmente algo valdrá nuestra cosecha, este año. Azusados nos dicen, si da cólera mamita, como si no tuviéramos cerebro, cómo si no pudiéramos discernir, si eso sólo fuera de gentes de la capital, mientras que nosotros, aún no hayamos conocido el razonamiento, nos analizan desde la capital, grandes señores por la televisión: esas gentes violentas sin educación y cultura traídas a la capital por esos dirigentes pagados; debe haber respuesta firme del estado.
Madrecita,ya me voy despidiendo, los ánimos están arriba, a pesar de todo la gente nos aplaude a nuestro paso, agitan sus banderas, gritan Perú con nosotros, mientras yo, ruego que me alcance la platita que juntaron todos mis tíos, cuando pase los días en la capital; allá vamos mamita, a hacernos escuchar que sólo queremos un país mejor y que en vez de estar peleando, busquen mejores decisiones para nuestros pueblos, no queremos sólo migajas, queremos justicia, que no somos sólo un grupo de revoltosos que quiere generar caos en el país, que si desde nuestras comunidades nos ven así, estamos yendo a la capital, para aclararles directamente que sólo queremos un mejor país, que ni siquiera venimos por algún dirigente sino por convicción propia, que ya no sigan matando a más gente, por decirles que nos artamos que estén peleando en la capital.
Mamita, ya escucho el bullicio de la ciudad, el ambiente va dándonos ese calorcito costeño por la mañana, aunque el horizonte, se ve algo sombrío. Espero verte pronto, mamá. Espero ver un nuevo Perú, que nos escuche e incluya a todos...
(...)