17/09/2022
Leer despacio y luego rotar . Es una campaña de salud mental...por un país tranquilo.
Certera columna sobre la ministra Vélez
IRENE
Gonzalo Mallarino Flórez
El Espectador
No veo por qué hay que llevar a la pira inquisitorial a la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, porque se equivocó en un par de declaraciones o comentarios.
! Lleva un mes en el cargo!
Ahora todo el mundo es más docto que ella y sabe cómo es el maní. Cómo se hace una transición hacia energías que no sigan destruyendo el aire y la tierra y los ríos y los pulmones de la gente. Un desafío que el mundo entero no ha podido enfrentar resueltamente y que nos llena a todos de miedo. Hasta la perplejidad.
Ahora todos saben, más que ella, qué es lo que hay que hacer con el fracking. Más de uno le puede dar clases sobre glifosato. Cualquiera le explicaría con plastilina cómo se resuelve el problema de la minería criminal, o como se disminuyen las tarifas de la energía eléctrica de los hogares, o como se solucionan los líos de El Guavio y se vuelven a prender los generadores antes de que nos sumerjamos en el apagón general.
Tremendos problemas. Que apenas enuncio. Pero cuántas personas están ya prestas a darle cátedra a la ministra y a decirle con condescendencia cómo se solucionan.
Los enemigos políticos del presidente de la república -más derrotados y pálidos que nunca- y ciertos periodistas, están sedientos, se les ve. No ven la hora de tumbarle el primer ministro a Petro. Hacen cábalas. Se frotan las manos callosas y sudadas.
Pero la verdad verdadera es que Petro ha dicho, hasta el presente, cosas sensatas y verdaderas. Sobre cómo enfrentar los problemas colosales del país. Apenas está poniendo en marcha sus políticas y su gobierno. Y ya le quieren tumbar al primer ministro de su gabinete.
Hay muchos que cuentan los días. No ven el momento de poder decir “se los dije, este mamerto ex guerrillero iba a acabar con el país, permitir que lo eligieran presidente todos esos negros y esos indígenas y esos jóvenes que protestaban y esas madres cabeza de familia y esos pescadores y esos campesinos, fue un error”.
Es así. Ahora, en este instante, mientras usted lee esta columna, hay unos en la sombra, sombríos, ominosos, contando los segundos como gotas de mercurio, para que el nuevo presidente fracase. Para que desvaríe y yerre el camino y se estrelle contra un barranco. ¡Cómo quieren eso! Lo desean con fervor, sus bocas se llenan de saliva de la dicha que les daría ver fracasar a Petro. Como si eso no fuera malísimo para todos. ¡Para toda Colombia!
Por eso hay que tumbarle a la ministra Irene Vélez. Es la que está de papayita. La más débil, la más cándida, la menos untada de la malicia que se necesita en estas lides de la política. ¡Hay que tumbarla y asestarle el primer porrazo al presidente Petro!
Yo digo, en mi humilde concepto, que sólo lleva un mes. Que se ve que es inteligente, esclarecida de mente, estudiada, trabajadora. Que dejó a su familia en otra ciudad y se vino a medírsele a estos problemas tan jodidos que tenemos. Que hay que dejarla en paz y dejarla trabajar.
Me pareció bien que el padre saliera a defenderla. Se ve que el señor sabe que su hija es proba y decente. Y que se ha preparado. El señor le tiene fe. Y yo también. Es cosa de que la dejemos respirar. Por unas semanas, unos meses, dejémosla trabajar.
