Voces en Cuarentena
#Repost - Lxs compañerxs de Chasqui TV, medio popular y alternativo de La Plata, realizaron este increíble laburo, que permite conocer un poco más la realidad de Senegal, la actualidad de lxs migrantes senegalesxs en Argentina, los conflictos que genera la cuarentena dentro de la comunidad y las formas de organización que llevan adelante para poder hacerle frente a la pandemia.
"Para sobrevivir hay gente que nos está apoyando, como el FOL Frente de Organizaciones en Lucha, alguna gente también que son voluntarios que nos están ayudando, y con lo poco también que teníamos ahorrado", dice Cheik Gueye, referente de la comunidad en La Plata. A su vez, lanza una lección de solidaridad: "Los alimentos que nos trae la gente voluntaria, siempre lo dividimos entre todos y tenemos un grupo donde hablamos."
"Porque si estamos acá no es solamente por nosotros, sino también para poder conseguir algo y mandarlo a la familia que dejamos: su vida diaria económica depende de lo que ganamos nosotros", completa Cheik
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Voces en cuarentena
🇸🇳 Senegal es un país donde 4 de cada 10 personas vive bajo el umbral de la pobreza. En la última década 4 mil senegales emigraron en búsqueda de un vida mejor, persiguiendo sus esperanzas y soñando que otro mundo es posible para ellos y sus familias.
Lxs invitamos a conocer sus historias, y a multiplicar sus voces para que no se queden atrapadas en la cuarentena. 🔥🔥
LA REPRESIÓN DE CADA DÍA
Otra vez el barrio de Once amanece militarizado. Un colectivo, cinco camionetas, más de 100 efectivos policiales y otros tantos inspectores del Ministerio de Ambiente y "Espacio Público" de la Ciudad. Casi nadie puede vender. Muchos y muchas deciden irse.
Ibra, un muchacho senegalés que hace poco llegó a la Argentina, se queda. Junto a sus compañeros, se va moviendo a medida que policías e inspectores los corren para robarles la mercadería. Cuando parece que todo está en calma... comienza la razzia.
Entre motos, golpes y encerronas, agarran a Ibra y hacen que se golpee contra un poste de luz. El impacto se escucha, se siente doloroso. El joven, alto y fuerte, cae como una pluma y se desploma. No puede levantarse. Se marea. Se le doblan las piernas.
Un grupo de amigos llega a socorrerlo. Que se calme, que se siente, le dicen para calmarlo. Piden agua para mojarle la cabeza y bajarle la inflamación. En su cabeza, el chichón avanza y crece en tamaño.
Mientras esperan la llegada del SAME, los policías arman un cordón. No quieren que nadie vea mucho. "¡Es solo gente que está laburando!", grita un vecino que pasea a su perro. La ambulancia llega sospechosamente rápido.
El personal médico baja y habla primero con la Policía. "Se golpeó con el poste cuando intentaba llevarse la mercadería", le dice uno de los policías a una chica del SAME. Sin siquiera intentar tocar a Ibra, a sus compañeros les indican que lo paren, que lo lleven a la ambulancia. No le colocan un cuello ortopédico ni tampoco usan la camilla.
Quizás el SAME olvidó primeros auxilios básicos. O quizás trabaja con la Policía.
Ibra logra subirse a la ambulancia con ayuda de sus compañeros. Un civil que parece policía (y lo es) intenta hablar con el médico. Insiste con su versión: que Ibra "se lastimó solo". Los chicos le dicen que no habla con la verdad, que se lastimó porque él lo perseguía y lo agarró.
¿Acaso a alguien le importa? La Policía y los inspectores ya consiguieron lo que querían: que la mercadería
Nueva persecución de la policía de Larreta a trabajadores senegaleses
Policía, inspectores del Ministerio de “Espacio Público y Medio Ambiente”, policías de civil que intentan no demostrar su pertenencia a las fuerzas de (in)seguridad. A toda hora, todos los días, este grupo se encarga de marcar a los trabajadores senegaleses que venden en el barrio de Once. El objetivo es claro, sencillo. Como si de una razzia se tratara, se mueven rápido y van hacia lo único que pueden ver: la mercadería con la que los vendedores se ganan la vida.
Con el nuevo Código Contravencional, que se aprobó hace días en la Legislatura porteña -35 votos a favor, 23 en contra-, los vendedores ambulantes se enfrentan constantemente a los atropellos de estos operativos, realizados por la policía y el ministerio.
“¡Basuras, corruptos de mierda! Vayan a detener a los que les venden droga a los pibes en la plaza”, decía una vecina que pasaba por ahí con su hija, y que vio cuando le sacaron la mercadería a Serigne, un laburante senegalés. Esto pasa todos los días, desde que llega el primer vendedor ambulante, hasta que la policía de Larreta decide que es buen momento para terminar con su jornada de “trabajo”. Y Modu, un joven senegalés que llegó al país hace tan solo 7 meses, lo resume de forma perfecta: “Para nosotros es así: trabajar, quilombo, defenderse, volver a trabajar”.