01/11/2024
Érase una vez, en un pequeño pueblo donde cada Halloween los niños salían disfrazados a pedir dulces. Pero ese año, algunos padres recordaron una leyenda local que hablaba de un niño que había desaparecido en Halloween hacía décadas. Nadie sabía cómo o por qué, pero algunos afirmaban que si un niño se separaba de su grupo a las doce de la noche, se oía el eco de una risa escalofriante y nunca más se le volvía a ver.
Un grupo de niños, entre ellos Tomás, de nueve años, decidió desafiar la leyenda. Querían probar que todo era un cuento inventado. Tomás estaba decidido, y su mejor amigo, Diego, no quería quedarse atrás. Así que juntos recorrieron las calles más oscuras y silenciosas, riendo y hablando sobre cuántos dulces recogerían al final de la noche. La luna estaba llena, y apenas iluminaba el camino cuando el reloj marcó las doce.
De repente, Tomás se dio cuenta de que ya no estaba con Diego. Giró la cabeza en todas direcciones, y entre las sombras de los árboles y las casas abandonadas, no lo veía. Empezó a llamarlo, pero el silencio era absoluto. Fue entonces cuando escuchó una risa aguda y burlona.
Tomás corrió hacia la calle más próxima y se topó con una figura pequeña y encapuchada, que sostenía una bolsa de dulces. "Diego, ¿eres tú?" preguntó, pero la figura solo se quedó quieta, hasta que con voz temblorosa respondió: "No, soy el niño que todos olvidaron".
La figura dio un paso hacia él, revelando un rostro pálido, de ojos vacíos y una sonrisa torcida. Tomás gritó y trató de correr, pero de la nada, sintió como si manos frías lo atraparan. La risa resonaba a su alrededor, como si el niño perdido lo rodeara. En medio de esa risa, la calle se oscureció por completo.
A la mañana siguiente, cuando los padres salieron a buscar a sus hijos, encontraron los disfraces y bolsas de dulces de Tomás y Diego abandonados en la calle. Nadie volvió a verlos, pero algunos dicen que si escuchas con atención, cada Halloween, a medianoche, puedes oír dos voces infantiles riendo en la oscuridad, esperando a alguien que se atreva a cruzarse en su camino.
Créditos a su autor.