15/09/2023
Every Hispanic comes to question their faith. It seems to be the only unifying aspect of our community. We grow up in church and cling to the cross or venture on an exodus all our own. We come in many shades, hair colors and textures, but religion is not to be trifled with. Shortly after we are welcomed into this waking world, we are dunked in frigid waters to cleanse the sin of existence from our fresh-smelling skin. How we came to love the Virgin Mary is a mystery, but the world cannot complain, for we put a woman on the same pedestal as a man far before others did, ahead of our time. Perhaps the ancestors saw her holiness in our mothers, our grandmothers, and they passed it onto us, a lineage of light. Whether we come from the earth or across the ocean, our blood ties us together, a red ribbon clasping our hands in a special sacred prayer.
Our very presence uttering, “Que dios te bendiga.”
*spanish translation*
Cada hispano llega a cuestionar su fe. Parece ser el único aspecto unificador de nuestra comunidad. Crecemos en la iglesia y nos aferramos a la cruz o emprendemos un éxodo propio. Venimos en muchas tonalidades, colores de cabello y texturas, pero la religión no se debe tomar a la ligera. Poco después de ser recibidos en este mundo de vigilia, somos sumergidos en aguas frías para purificar el pecado de la existencia de nuestra piel recién perfumada. Cómo llegamos a amar a la Virgen María es un misterio, pero el mundo no puede quejarse, pues pusimos a una mujer en el mismo pedestal que a un hombre mucho antes que otros, adelantados a nuestro tiempo. Quizás los antepasados vieron su santidad en nuestras madres, nuestras abuelas, y nos lo transmitieron, una genealogía de luz. Ya sea que vengamos de la tierra o cruzando el océano, nuestra sangre nos une, un lazo rojo que sujeta nuestras manos en una oración sagrada especial.
Nuestra mera presencia diciendo, "Que Dios te bendiga."
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