Sn columbano de luxeuill

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Sn columbano de luxeuill santo monje irlandes.

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11/12/2021

SAN COLUMBANO DE LUXEUIL
23 DE NOVIEMBRE SIGLO VII

Columbano nació en Leinster, Irlanda, en el año 540 d. C. Fue un religioso destacado por su actividad misionera y evangelizadora durante la Alta Edad Media. Fundó varios monasterios en Europa, destacando el de Luxeuil en Francia y el de Bobbio en Italia.

El más grande de los monjes misioneros irlandeses que actuaron en el continente europeo, nació alrededor de cuando murió san Benito, el patriarca de los monjes de Occidente, cuya regla adoptaron un día todos los monasterios de Columbano.

Era un joven muy guapo y sentía una gran debilidad hacia las mujeres. Se sentía dividido entre el mundo y el deseo de entregarse a Dios. Buscó dirección con una religiosa mayor quien le ayudó a entender la seriedad del peligro en que se encontraba y le aconsejó que se fuera de aquel ambiente. Abandonó a su madre, a pesar de que ella trató de impedírselo.

Columbano encontró en esas palabras algo más que el prudente consejo a un joven que pasaba por una prueba tan común en la adolescencia y las interpretó como un llamamiento a renunciar al mundo y abrazar la vida religiosa.

Recibió su formación intelectual y ascética, tras un breve período de vida eremítica, primero en el monasterio de Cluain-Inis, bajo la dirección del sabio Sinell y después, en el año 558, en el monasterio de Bangor, fundado por san Congall, representante de la escuela ascética más rigurosa de las islas británicas, que adoptó la vida monástica a la obra de evangelización.
En el año 585, obtuvo permiso del abad Congall para partir del monasterio. Con doce compañeros se trasladó a la Galia, donde las invasiones de los bárbaros, las guerras civiles y la relajación del clero, habían reducido la religión a un estado lamentable.

Los monjes irlandeses empezaron inmediatamente a predicar al pueblo con el ejemplo de su caridad, penitencia y devoción. Su fama llegó a oídos del rey Gontram de Borgoña, el cual, antes del 590, le regaló a san Columbano unas tierras para que construyera su primer monasterio en Annegray, en las montañas de los Vosgos.

Pronto, el convento de Annegray resultó insuficiente, pues muchísimos monjes querían vivir bajo la dirección de Columbano. El santo construyó entonces el monasterio de Luxeuil, cerca del primero, y el de Fountains, actualmente Fontaine. Estas tres fundaciones y la de Bobbio fueron las que Columbano llevó a cabo personalmente.

Sus discípulos establecieron numerosos monasterios en Francia, Alemania, Suiza e Italia, que se convirtieron en centros de religión e industria, en el período oscuro de la Edad Media.
Columbano estableció como fundamento de su regla el amor de Dios y del prójimo, y sobre ese precepto general erigió todo el edificio. Mandó que los monjes comieran en forma muy sencilla y en proporción al trabajo que ejecutaran. Dispuso que comieran diariamente para poder cumplir con sus obligaciones. Prescribió el tiempo que debían emplear en la oración, en la lectura y en el trabajo manual.

Columbano afirmaba que recibió esas reglas de sus mayores, es decir, de los monjes irlandeses. Impuso a todos los monjes la obligación de orar en privado en sus celdas, y señaló que lo esencial es la oración del corazón y la concentración de la mente en Dios.
La regla se complementaba con un penitencial en el que se determinaban las penitencias que debían imponerse a los monjes por cada falta, por leve que fuera. La regla de Columbano difería de la de san Benito por su severidad, tan característica del cristianismo céltico.

Las menores transgresiones se castigaban con ayunos a pan y agua y disciplinas. El rezo del oficio divino era particularmente largo. El máximo era de setenta y cinco salmos diarios en invierno. En materia de austeridad, los monjes célticos rivalizaban con los de Oriente.

Al cabo de doce años de gran paz, los obispos francos empezaron a mostrar cierta hostilidad contra los monjes de Columbano y convocaron a éste ante un sínodo para que justificara sus costumbres célticas, como la fecha de la Pascua, diferente a la de Roma.

Columbano se negó a comparecer, “para no caer en disputas de palabras”; pero dirigió a la asamblea una carta en la que él, “pobre extranjero en estas regiones por la causa de Cristo”, suplicaba humildemente que le dejaran en paz, e indicaba claramente que el sínodo tenía asuntos más graves en qué ocuparse que la fecha de la Pascua.

Como los obispos insistieron, Columbano apeló a la Santa Sede. En sus cartas a dos diferentes Papas protestó de su ortodoxia y de la de sus monjes, explicó las costumbres irlandesas y pidió que se las confirmara.
El tono de las cartas era muy sincero y, para excusarse por ello, dijo: “Perdóneme, le ruego, bendito Pontífice, el atrevimiento de escribir en forma tan presuntuosa. Le ruego que, por lo menos una vez, se acuerde de mí en sus santas oraciones, pues soy un indigno pecador”.

Pronto se vio Columbano envuelto en una tempestad más seria. El rey de Borgoña, Teodorico II, profesaba gran respeto a Columbano, pero éste le reprendió por tener concubinas en vez de casarse, lo cual molestó mucho a la reina Brunequilda, abuela de Teodorico, que había sido regente del reino, pues temía que, si su nieto se casaba, ella perdería su influencia.
La cólera de Brunequilda llegó al colmo cuando Columbano se negó a bendecir a los cuatro hijos naturales de Teodorico, diciendo: “no heredarán el reino, pues son mal nacidos”. Por otra parte, Columbano negó a Brunequilda la entrada en su monasterio, como lo hacía con todas las mujeres y aun con los laicos.

Como eso era contrario a la costumbre franca, Brunequilda lo aprovechó como pretexto para excitar a Teodorico contra Columbano. El resultado fue que, en el año 610, Columbano y todos sus monjes fueron deportados a Irlanda. Los obispos no intervinieron en la expulsión.
Desde Multes Columbano escribió su famosa carta a los monjes que habían quedado en Luxeuil. Se dice que esa carta contenía “algunos de los pensamientos más bellos que el genio cristiano haya producido jamás”.

Columbano se embarcó en Nantes; pero una tempestad le obligó a volver a tierra. Entonces, se dirigió, pasando por París y Meaux, a la corte de Teodeberto II de Austrasia, que estaba en Metz. El monarca lo acogió amablemente. Bajo su protección, Columbano y algunos de sus discípulos fueron a predicar a los infieles de las cercanías del lago de Zurich.
Como no fueron allí bien recibidos, se trasladaron a un hermoso valle de las cercanías del lago de Constanza, actualmente Bregenz. Allí encontraron un oratorio abandonado dedicado a Santa Aurelia y junto a él construyeron sus celdas.

Pero también allí los métodos enérgicos de algunos de los misioneros, especialmente de san Galo, provocaron al pueblo contra ellos. Por otra parte, Austrasia y Borgoña estaban en guerra. Teodeberto resultó vencido y sus propios súbditos le entregaron a su hermano Teodorico, quien lo envió a su abuela Brunequilda.
Columbano, viendo que su enemigo era el amo de la región en que se hallaba y que su vida corría peligro, cruzó los Alpes, cuando tenía ya unos setenta años. En Milán fue muy bien acogido por el rey arriano Agilulfo de Lombardía y su esposa Teodelinda.

Agilulfo regaló a Columbano una iglesia en ruinas y ciertas tierras en Eboviuni, Bobbio, Italia. En ese valle de los Apeninos, situado entre Génova y Piacenza, Columbano emprendió la fundación de la abadía de San Pedro. A pesar de su avanzada edad, trabajó personalmente en la construcción.
Vivió muy austeramente, e hizo vivir la misma regla a donde iba, no cambió nunca la rigidez de la regla, si se olvidaba un "amén" en el coro significaba 30 azotes, y una intemperancia en el comer se pagaba con una semana a pan y agua. Ayunos y disciplinas eran prácticas diarias. La rigidez de su regla chocó con la autoridad civil, y con la eclesiástica.

Su ascetismo influyó mucho en la espiritualidad medieval, cuando sus monasterios se unieron a la orden benedictina. "Que el monje viva bajo la ley de uno solo, y en compañía de muchos, para aprender de unos la humildad, y de otros, la paciencia. Que no haga lo que le plazca; que coma lo que le manden; que no tenga sino lo que le den, que obedezca a quien le desagrada. Irá al lecho agotado por el cansancio, durmiendo ya al dirigirse a él, dejándole sin terminar el sueño.

Rece siempre, trabaje siempre, estudie siempre". San Eustaquio le sucedió en el monasterio de Luxeuil. Columbano fue famoso tanto por sus profecías como por haber sido la causa del primer pleito sobre los derechos de autor que conoce la historia. En este caso la sentencia fue que “a cada vaca su ternero y a cada libro su derecho de autor”.

Cuando visitó a Clotario II de Neustria, a su regreso de Nantes, había profetizado que Teodorico caería tres años más tarde. La profecía se cumplió. Teodorico había mu**to, Brunequilda fue brutalmente asesinada y Clotario era el amo de Austrasia y de Borgoña.
Columbano murió el 23 de noviembre del año 615, en Bobbio, Italia. Está enterrado en Armagh, Irlanda, junto con san Patricio y santa Brígida. Patrón de Irlanda.

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