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27/06/2022
CONFLICTOS FAMILIARES
¿Quién no ha tenido conflictos familiares? En el hogar, es común que por el tipo de relación tan cercana que hay entre padres, hijos, hermanos o hasta abuelos y tíos (en caso sea una familia mixta) existan discusiones o altercados que ponen en vilo la estabilidad de la convivencia. Estas disputas integran un elemento imprescindible del hecho de vivir en sociedad, pues está compuesta por muchos y diferentes individuos con diversas opiniones y formas de pensar. Además, un conflicto bien gestionado se establece como una oportunidad para el desarrollo y progreso, por lo que es necesario afrontarlo para aprender de él.
Obviamente, el conflicto familiar es algo natural, pues en la convivencia de los miembros de una familia con diferentes edades, pensamientos y formas de ver la vida el conflicto es algo inevitable. No obstante, lo importante no es evitar el conflicto a toda costa, pues eso es imposible, sino evitar la escalada de agresividad y manejarlo de forma inteligente y asertiva.
En el momento en el que aparece un conflicto en una familia, también se hace presente una inestabilidad que puede acarrear frustraciones y preocupaciones desmesuradas en algunos miembros. Además, pueden comenzar a resurgir antiguos problemas que no fueron solucionados y que solamente contribuyen a hacer la bola del conflicto más grande.
Todas las familias en algún punto de las crisis familiares necesitan de la cooperación de todos los integrantes de la familia, así como de una transformación y adaptación a una nueva situación, ya que durante un conflicto familiar las reglas impuestas en el contexto se vuelven inciertas y es necesario volver a trabajar en ellas.
Es importante entender que en una situación de conflicto no todo es dañino. Un conflicto puede suponer una ocasión perfecta para aprender nuevas formas de resolver problemas. Antes que nada hay que identificar las causas concretas del conflicto para así poder trabajar los posibles cambios sobre ellas.