20/10/2024
Max Colodro: “Cuando la derecha vuelva al gobierno las cosas que vivimos en 2019 se van a volver a activar”🚨
A cinco años del estallido del 18 de octubre de 2019, el doctor en Filosofía y analista político, Max Colodro, repasa uno de los momentos clave que dieron paso a una de las crisis más grandes que ha debido enfrentar el país en su historia reciente.
En esta entrevista, concedida a El Líbero hace unas semanas para el documental Revolución Rechazada (ver aquí), el académico de la UAI ahonda en el comportamiento que tuvo la centroizquierda durante ese período y señala que lo que sufrió el gobierno del Presidente Sebastián Piñera fue “un golpe de Estado sin ninguna duda”.
-Las críticas al modelo por parte de la izquierda venían desde hacía muchos años. ¿Por qué cree que el estallido se produjo el 18 de octubre de 2019 y no antes?
-Yo creo que siempre ha habido un sector de la sociedad chilena muy crítico respecto del modelo de desarrollo que impera en Chile desde el retorno a la democracia, y de la institucionalidad, del marco institucional que Chile tiene desde el retorno a la democracia. Porque ese marco institucional y ese modelo de desarrollo fueron impuestos por una dictadura militar. Y esa es la realidad. La realidad, a mi juicio, es que la izquierda intentó derrocar al régimen militar durante la década de los 80. Eso no se pudo. Tuvimos que llegar, por tanto, al plebiscito que estaba fijado en el marco de esa institucionalidad, en la Constitución del 80. Y de ahí para adelante tuvimos una transición a la democracia con todas las características y todas las condiciones que se imponían por esa institucionalidad, por ese modelo económico. Y ese fracaso de haber impedido que eso finalmente prosperara dejó una espina muy profunda en un sector muy relevante de la sociedad chilena, fundamentalmente los opositores a la dictadura militar.
Ahora, que la sociedad chilena tuvo avances extraordinarios durante los 30 años y, sobre todo durante los 20 primeros años de la Concertación, sin ninguna duda, no hay ningún indicador que no lo confirme. Pero también es cierto que esos buenos indicadores y esos logros importantes escondían desigualdades, escondían abusos, escondían injusticias, escondían inequidades. ¿Por qué estallaron en el momento en que estallaron? Yo creo que para un sector muy importante de la sociedad chilena, este sector de izquierda y de centroizquierda, ver a la derecha ganar elecciones en democracia se convirtió a partir del 2010 en algo intolerable. Y esa es la razón por la cual estos malestares, estas injusticias, estos abusos que existen, que no son un invento, existen en la sociedad chilena, se activan y se instrumentalizan cuando la derecha gobierna. Ocurrió con el movimiento estudiantil el año 2011 y ocurrió también en el contexto del estallido social el 2019.
-¿Cree que había sectores que querían terminar con la institucionalidad y con esta imagen que Chile tenía para afuera, como en su momento dijo el Presidente Piñera, de ser el “oasis” de la región?
-No tengo ninguna duda que había sectores y que sigue habiendo sectores que son los mismos, que quieren terminar con el modelo de desarrollo impuesto en la década de los 80 y que quieren terminar con la institucionalidad que de alguna manera se sigue plasmando en la Constitución vigente. De eso yo no tengo ninguna duda y creo que apenas vuelvan a cambiar las circunstancias, sobre todo si es que efectivamente se da la circunstancia nuevamente, cosa que es muy probable que vuelva a ocurrir ahora o más adelante, de que las actuales fuerzas de oposición, las fuerzas de derecha y de centroderecha vuelven al gobierno, van a volver a reactivar sin ninguna duda la ofensiva y el intento por cambiar la institucionalidad y por cambiar el modelo de desarrollo.
-¿Cómo cree que influyeron en todo este movimiento los estudiantes, tanto en el 2011 como en lo que pasó después en 2019?
-Yo creo que el movimiento estudiantil representó a una generación que fue muy crítica respecto de la transición, que no fue capaz de entender cuáles fueron las lógicas de la transición y por qué se llegó a esas lógicas. De algún modo el trasfondo es que ellos tenían la convicción de que ellos podrían haberlo hecho mejor en la década de los 80 y podrían haber efectivamente puesto fin al modelo económico y a la institucionalidad vigente. Fueron muy críticos y severos con el Chile de la Concertación y con la generación de la Concertación, pero finalmente hoy día se confirma que esta generación tampoco fue capaz de consolidar un proyecto alternativo, de tener finalmente la capacidad, la fuerza para terminar con la institucionalidad. Proyectos constitucionales que ellos pretendían instalar, fracasaron y tampoco han logrado hacerle las correcciones y los cambios sustantivos al modelo económico que ellos pretendían. Gabriel Boric, esta generación, llegó al gobierno con la idea de ser la tumba del neoliberalismo y está claro que eso ya no lo consiguieron.
-¿Cuál es su evaluación sobre la reacción de la centroizquierda frente a lo que pasó en 2011 y los hechos de violencia de 2019?
-Yo creo que la reacción de la centroizquierda chilena en el contexto del 2011, es decir, después de haber perdido el gobierno, y en el contexto del estallido social, ha sido una de las cosas más vergonzosas, inexplicables que hemos visto en la historia reciente en Chile. Primero, el haber renegado, el haberse sentido finalmente avergonzados de lo que fue la obra de la Concertación, los mejores 20 años en la historia de Chile, mirando cualquier indicador que uno tome, la interpelación que les hizo el mundo de la izquierda radical y del movimiento estudiantil después, fue una interpelación que ellos no respondieron, al contrario, de alguna manera se sumaron a esas voces críticas respecto de lo que había sido su propia criatura, su propia obra.
Y en el contexto del estallido social yo creo que eso es todavía más vergonzoso e inexplicable. Vergonzoso que una centroizquierda que se suponía que tenía convicciones democráticas, que había luchado por la democracia y, por lo tanto, iba a estar dispuesta a defenderla siempre, haya estado disponible para validar la violencia, para validar el intento de derribar a un gobierno electo en las urnas un año y medio antes. A mí, en definitiva, el punto de quiebre en mi relación histórica con el mundo de la centroizquierda terminó siendo el estallido social. Yo venía en un proceso paulatino de alejamiento, de distanciamiento con el mundo de la centroizquierda y el haber visto cuál fue su conducta y cuál fue finalmente la intención que tuvieron, la complicidad que tuvieron con la violencia y con el intento de derribar la democracia, fue para mí un punto de quiebre definitivo.
-¿Qué hechos grafican de mayor manera esa vergüenza que sintió y que produjo el quiebre?
-Bueno, yo no vi a los partidos de centroizquierda salir a cuestionar la violencia, el incendio de las estaciones de metro, de iglesias, de sedes universitarias, de cafés literarios, el saqueo de supermercados y la destrucción de almacenes. Hay algo que se dice poco, pero que para mí es una cuestión clave. Los sectores de izquierda, fundamentalmente las dirigencias políticas de la centroizquierda, avalaron una violencia que ha sido de las cosas más clasistas que hemos vivido en el Chile de los últimos años. Una violencia que perjudicó fundamentalmente a la gente más modesta, que dañó sobre todo los barrios, las poblaciones, los territorios donde vive la gente más modesta. A la gente del barrio alto no le quemaron los metros, no le quemaron los supermercados, no le quemaron las iglesias y sin embargo, buena parte de la elite dirigente de la centroizquierda, que vive en el barrio alto, avalaba, justificaba e incluso aplaudía que la violencia estuviese destruyéndole los territorios y los espacios vitales a la gente más modesta.
-¿Cree que ha habido una autocrítica de parte de esos sectores?
-Yo creo que ha habido muy poca autocrítica sincera, un análisis de fondo sustantivo respecto de qué ocurrió en Chile a partir del momento en el que se pierde el gobierno el año 2010 por parte de la centroizquierda, lo que fue el movimiento estudiantil, lo que implicó en términos de una mirada autocrítica respecto de la Concertación y menos aún una autocrítica seria y responsable respecto de lo que fue su complicidad con la violencia y con el intento antidemocrático de echar abajo a un gobierno democráticamente electo el 2019. Yo creo que de las pocas cosas que me han sonado sinceras ha sido la autocrítica de la actual presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, respecto de que ellos efectivamente no condenaron la violencia de la manera en que debieron haberlo hecho.
-¿Qué opina del hecho puntual cuando los partidos de centroizquierda, asociados con la izquierda, dan por mu**ta la Constitución el 12 de noviembre de 2019 y llaman a crear una asamblea constituyente?
-Todo lo que empezó a ocurrir el 18 de octubre de 2019 me parece que fue una cuestión profundamente antidemocrática. Fue un intento de desconocer la institucionalidad, de desconocer el estado de derecho. No voy a olvidarme nunca que el presidente del Senado, actual presidente del PPD, Jaime Quintana, le dijo a Sebastián Piñera públicamente que si quería llegar al final de su período debía aceptar un parlamentarismo de facto. Es decir, perder las atribuciones que la Constitución le garantiza al Presidente de la República. Es decir, estábamos en los hechos ante un golpe de Estado y finalmente es algo que Sebastián Piñera terminó por reconocer poco antes de morir.
-¿Cree que estuvimos frente a un golpe de Estado?
–Estuvimos frente a un golpe de Estado sin ninguna duda. Un golpe de Estado que no logró concretarse, que no logró materializarse, pero que forzó a la sociedad chilena, y sobre todo forzó a esa mayoría electoral que votó por Sebastián Piñera, a aceptar un proceso constituyente por el que no había votado en las urnas.
-A cinco años del 18 de octubre de 2019, ¿cree que ya salimos de la crisis o aún sigue latente?
-Una de las cosas que todavía me genera mucha preocupación es que tengo la certeza, lamentablemente, de que el día en que la derecha vuelva al gobierno, muchas de las cosas que vivimos en el 2011 y sobre todo muchas de las cosas que vivimos en el 2019, lamentablemente, se van a volver a activar, se van a volver a intentar instalar por un sector de la sociedad chilena y particularmente de la izquierda y eventualmente de sectores también de la centroizquierda. Esa es una preocupación y es también probablemente la prueba de fuego de cuánto hemos aprendido y sobre todo cuánto ha aprendido la generación que hoy día está en el gobierno, que hoy día aparece como muy moderada, muy responsable, muy defensora y cuidadora del estado de derecho, del orden público. Bueno, el día que los volvamos a ver en la oposición vamos a ver cuánto de realidad, cuánto de sinceridad había en este giro que encabeza el Presidente Gabriel Boric.