25/12/2024
Este año nuevo quiero compartirles un pensamiento que surgió durante una Navidad que, sin duda, fue muy diferente a las que siempre he vivido. No sé si fue porque últimamente hemos perdido a personas que amamos profundamente, o si es porque con el tiempo todos vamos tomando caminos que nos llevan a mirar más por nuestros propios intereses.
Entre abrazos, risas y algún trago compartido, mi mente divagó hacia aquellos recuerdos que ahora parecen tan lejanos. Recordé la emoción de abrir el primer juguete cuando éramos niños, esos momentos tan simples y llenos de magia. Pero también vinieron a mí los momentos de despedida, esas pérdidas que nos dejan con un vacío y un anhelo por revivir los días que quedaron atrás.
He llegado a entender que el árbol de Navidad nunca será más feliz por las esferas que le colguemos. La verdadera luz, la que hace que brille, viene de quienes lo rodeamos y, sobre todo, de quienes llevamos en el corazón. A aquellos que ya no están, les asigno un lugar especial, como esa estrella que corona el árbol, iluminándonos desde lo más alto y recordándonos que su amor sigue presente en nuestra vida.
Que este año nuevo sea una oportunidad para seguir adelante con gratitud por lo vivido, fuerza para enfrentar lo que venga y esperanza en el corazón. Y que nunca olvidemos que, aunque el tiempo pase y las cosas cambien, los lazos verdaderos, los que importan, nunca se rompen.
¡Feliz Año Nuevo, con amor y memoria!