30/04/2023
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DECLARACIÓN PRIMERO DE MAYO✊🏼🛠
Coordinación Anarquista LAtinoamericana
“Y ya entrada la noche y todo oscuro en el corredor de la cárcel pintada de cal verdosa, por sobre el paso de los guardias con la escopeta al hombro, por sobre el voceo y risas de carceleros y periodistas, mezclado de vez en cuando a un repique de llaves, por sobre el golpeteo incesante del telégrafo que el “Sun” de Nueva York tenía establecido en el mismo corredor… por sobre el silencio que encima de todos esos ruidos se cernía, oíanse los últimos martillazos del carpintero en el cadalso. Al fin del corredor se levantaba el cadalso.
-Oh, las cuerdas son buenas: ya las probó el alcaide.
El verdugo habla, escondido en la garita del fondo, de las cuerdas que sujetan el pestillo de la trampa.
-La trampa está firme, a unos diez pies del suelo… No; los maderos de horca no son nuevos; los han pintado de ocre para que parezcan bien en esta ocasión; porque todo ha de estar decente, muy decente… Sí, la milicia está a mano; y a la cárcel no se dejará acercar a nadie… De veras que Lingg era hermoso…
Risas, tabaco, brandy, humo que ahoga en sus celdas a los reos despiertos. En el aire espeso y húmedo chisporrotean, cocean, bloquean, las luces eléctricas. Inmóvil sobre la baranda de las celdas, mira al cadalso un gato…
Cuando de pronto, una melodiosa voz, llena de fuerza y sentido, la voz de uno de estos hombres a quienes se supone fieras humanas, trémula primero, vibrante en seguida, pura y luego serena, como quien ya se siente libre de polvos y ataduras, resonó en la celda de Engel, que, arrebatado por el éxtasis, recitaba “El tejedor”, de Heinrich Heine, como ofreciendo al cielo el espíritu, con los dos brazos en alto:
“Con los ojos secos, lúgubres, ardientes,
rechinando los dientes,
se sienta en su telar el tejedor;
¡Germania vieja, tu capuz zurcimos!
Tres maldiciones en la tela urdimos;
¡Adelante, adelante el tejedor!
Ma***to el falso Dios que implora en vano
en invierno tirano
mu**to de hambre el jayán en su obrador;
¡En vano fue la queja y la esperanza!
Al Dios que nos burló, guerra y venganza.
¡Adelante, adelante el tejedor!
¡Ma***to el falso Rey del poderoso
cuyo pecho orgulloso
nuestra angustia mortal no conmovió!
¡El último doblón nos arrebata,
y como a perros luego el Rey nos mata!
¡Adelante, adelante el tejedor!
¡Ma***to el falso Estado en que florece,
y como yedra crece
vasto y sin tasa el público baldón;
donde la tempestad la flor avienta
y el gusano con podre se sustenta!
¡Adelante, adelante el tejedor!
¡Corre, corre sin miedo, tela mía!
¡Corre bien, noche y día!
Tierra maldita, tierra sin honor,
con mano firme tu capuz zurcimos;
tres veces, tres la maldición urdimos:
¡Adelante, adelante el tejedor!’
Y rompiendo en sollozos, se dejó Engel caer sentado en su litera, hundiendo en las palmas el rostro envejecido. Muda lo había escuchado la cárcel entera, los unos como orando, los presos asomados a los barrotes, estremecidos los periodistas y los carceleros, suspenso el telégrafo, Spies a medio sentar, Parsons de pie en su celda, con los brazos abiertos, como quien va a emprender vuelo.
El alba sorprendió a Engel hablando entre sus guardas, con la palabra voluble del condenado a muerte, sobre lances curiosos de su vida de conspirador; a Spies, fortalecido por el largo sueño; a Fischer, vistiéndose sin prisa las ropas que se quitó al empezar la noche para descansar mejor; a Parsons, cuyos labios se mueven sin cesar, saltando sobre sus vestidos, después de un corto sueño histérico.
-¿Oh, Fischer, cómo puedes estar tan sereno, cuando el alcaide que ha de dar la señal de tu muerte, rojo por no llorar, pasea como una fiera de alcaidía?
-Porque -responde Fischer, clavando una mano sobre el brazo trémulo del guarda y mirándole de lleno en los ojos- creo que mi muerte ayudará a la causa con que me desposé desde que comencé mi vida, y amo más que a mi vida misma, la causa del trabajador; y porque mi sentencia es parcial, ilegal e injusta.
-Pero Engel, ahora que son las 8 de la mañana, cuando ya sólo te faltan dos horas para morir, cuando en la bondad de las caras, en el afecto de los saludos, en los maullidos lóbregos del gato, en el rastreo de las voces, y los pies, estás leyendo que la sangre se te hiela, ¿cómo no tiemblas, Engel?
-¿Temblar porque me han vencido aquéllos a quienes hubiera querido yo vencer? Este mundo no me parece justo; y yo he batallado, y batallado ahora con morir, para crear un mundo justo. ¿Qué me importa que mi muerte sea un as*****to judicial? ¿Cabe en un hombre que ha abrazado una causa tan gloriosa como la nuestra desear vivir cuando puede morir por ella? ¡No, alcaide, no quiero droga; quiero vino de Oporto! -Y uno sobre otro, se bebe tres vasos…
Spies, con las piernas cruzadas, como cuando pintaba para el “Arbeiter Zeitung” el universo dichoso, color de llama y hueso, que sucedería a esta civilización de esbirros y mastines, escribe largas cartas, las lee con calma, las pone lentamente en sus sobres, y una y otra vez deja descansar la pluma para echar al aire, reclinado en su silla, como los estudiantes alemanes, bocanadas y aros de humo.
¡Oh Patria, raíz de la vida, que aun a los que te niegan por el amor más vasto a la Humanidad, acudes y confortas, como aire y como luz por mil medios sutiles! “Sí, alcaide -dice Spies-, beberé un vaso de vino del Rin”.
Fischer, cuando el silencio comenzó a ser angustioso, en aquel instante en que en las ejecuciones como en los banquetes todos los concurrentes callan a la vez como ante solemne aparición, prorrumpió iluminada la faz por venturosa sonrisa, en las estrofas de “La Marsellesa” que cantó con la cara vuelta al cielo…
Parsons, a grandes pasos mide el cuarto…, vuélvese hacia la reja…, gesticula, argumenta, sacude el puño alzado, y la palabra alborotada, al dar contra los labios, se le extingue como en la arena movediza se confunden y perecen las olas.
Llenaba de fuego el sol las celdas de los cuatro reos, cuando el ruido improviso, los pasos rápidos, el cuchicheo ominoso, el alcaide y los carceleros que aparecen a sus rejas, el color de la sangre que sin causa visible enciende la atmósfera, les anuncian lo que oyen sin inmutarse, ¡que es aquélla la hora!
Salen de sus celdas al pasadizo angosto. “¿Bien?”. “¡Bien!”. Se dan la mano, sonríen, crecen: “Vamos”.
El médico les había dado estimulantes. A Spies y a Fischer les trajeron vestidos nuevos; Engel no quiere quitarse sus pantuflas de estambre. Les leen la sentencia a cada uno en su celda; les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero; les echan por sobre la cabeza, como la túnica de los catecúmenos cristianos, una mortaja blanca; abajo, la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso, ¡como en un teatro!
Ya vienen por el pasadizo de las celdas, a cuyo remate se levanta la horca; delante va el alcaide, lívido; al lado de cada reo marcha un corchete. Spies va a paso grave, desgarradores los ojos azules, hacia atrás el cabello bien peinado, blanco como su misma mortaja, magnífica la frente; Fischer le sigue, robusto y poderoso, enseñándose por el cuello la sangre pujante, realzados por el sudario los fornidos miembros.
Engel anda detrás a la manera de quien va a una casa amiga, sacudiéndose el sayón incómodo con los talones. Parsons, como si no tuviese miedo a morir, fiero, determinado, cierra la procesión a paso vivo. Acaba el corredor, y ponen el pie en la trampa; las cuerdas colgantes, las cabezas erizadas, las cuatro mortajas.
Plegaria es el rostro de Spies; el de Fischer, firmeza; el de Parsons, orgullo rabioso; a Engel, que hace reír con un chiste a su corchete, se le ha hundido la cabeza en la espalda. Les atan las piernas, al uno tras el otro, con una correa. A Spies el primero, a Fischer, a Engel, a Parsons; les echan sobre la cabeza, como el apagavelas sobre las bujías, las cuatro caperuzas.
Y resuena la voz de Spies, mientras está cubriendo la cabeza de sus compañeros, con un acento que a los que le oyen les entra en las carnes; “La voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora”. Fischer dice, mientras el vigilante atiende a Engel: “Este es el momento más feliz de mi vida”.
“¡Hurra por la anarquía!”, dice Engel, que había estado moviendo bajo el sudario las manos amarradas hacia el alcaide. “Hombres y mujeres de mi querida América…”, empieza a decir Parsons… Una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen a la vez en el aire, dando vueltas y chocando.
Parsons ha mu**to al caer, gira de prisa, y cesa; Fischer se balancea, retiembla, quiere zafar del n**o el cuello entero, estira y encoge las piernas, muere; Engel se mece en su sayón flotante, le sube y baja el pecho como una marejada, y se ahoga; Spies, en danza espantable, cuelga girando como un s**o de muecas, se encorva, se alza de lado, se da en la frente con las rodillas, sube una pierna, extiende las dos, sacude los brazos, tamborilea; y al fin expira, rota la nuca hacia adelante, saludando con la cabeza a los espectadores”.
José Martí (relato de la ejecución de los Mártires de Chicago)
Conmemoramos un nuevo aniversario de las luchas obreras en Estados Unidos por las 8 horas de trabajo desplegadas en 1886. Huelga de alcance nacional, preparada con dos años de anticipación, organizada por la militancia anarquista, fue llevada a cabo por cientos de miles de obreros y obreras de diversas industrias.
Eran tiempos donde organizar una huelga no era nada sencillo, tampoco organizar un sindicato. Los derechos de los y las trabajadores no existían y se contaban dentro de los ilegalismos del sistema, ilegalismos castigados con mucha dureza. La prueba la tendremos en pocos días, cuando los principales referentes del movimiento sindical norteamericano sean capturados por la policía, juzgados en uno de los juicios más fraudulentos de la historia y condenados a la pena de muerte.
Los acontecimientos de Chicago recorrieron el mundo y tan solo cuatro años después se conmemora el 1º de Mayo como día de huelga internacional con el objetivo de conquistar las 8 horas de trabajo, 8 de horas de descanso y 8 horas de recreación para todos los obreros. Poner un límite a la voracidad capitalista y desarrollar la organización obrera con miras a una sociedad nueva, estaban en el repertorio de acción e ideas de aquellos compañeros y compañeras que impulsaron una importante etapa de las luchas obreras en aquellos años.
El Primero de Mayo hoy
En este día a lo largo y ancho del mundo los y las de abajo estaremos en las calles. Manifestaciones, actos, diversas conmemoraciones recorrerán el planeta donde millones de trabajadores y trabajadoras se reunirán para recordar y honrar la memoria de los Mártires de Chicago. Sigue siendo un día de lucha.
Si bien las 8 horas han sido conquistadas en gran parte del planeta, aún hoy las condiciones de trabajo y salario de la inmensa mayoría de la clase trabajadora siguen siendo paupérrimas. El corazón industrial del mundo hoy no está en el eje del Atlántico sino en Asia, en toda la zona de China y Asia Occidental, la zona más poblada del planeta y por ello mismo, donde la mano de obra es más barata. Salarios miserables, extensas jornadas de trabajo, trabajo infantil, condiciones de inseguridad extremas -han tenido lugar importantes accidentes mortales en fábricas que no son más que edificios en muy mal estado-, son parte de la realidad de millones de trabajadores y trabajadoras en esta parte del mundo.
En América Latina no estamos mucho mejor. Han sido denunciadas recientemente varias empresas agrícolas en el sur y canteras en el Noreste de Brasil por trabajo esclavo. También diversos talleres de fabricación de prendas de vestir clandestinos a lo largo del continente tienen a miles de trabajadoras en una condición de precariedad absoluta. No ha sido erradicado el trabajo infantil, y en nuestra América Latina sigue siendo una realidad que rompe los ojos. La minería y las penosas condiciones de trabajo que allí se viven, los migrantes que no hallan empleo y especialmente, los millones de hermanos y hermanas latinoamericanos que migran hacia los Estados Unidos y son retenidos y rechazados en la frontera por las fuerzas imperiales. Ese mismo imperio que los necesita como mano de obra barata y permite el ingreso selectivo de algunos cuantos y que cada tanto regulariza y legaliza, todo con quirúrgica política de asimilación.
Son esos mismos migrantes los que han retomado la conmemoración del 1º de Mayo en Estados Unidos, algo que el capitalismo norteamericano se ha esforzado por borrar de la memoria histórica de los de abajo. Esos migrantes sufren la misma xenofobia que sufrían los migrantes europeos que organizaron los sindicatos a fines del siglo XIX y protagonizaron las huelgas de 1886 y otras antes y después de esos sucesos. Son criminalizados por ser extranjeros, algo que lamentablemente el capitalismo mantiene como política para enfrentar a los y las de abajo.
La uberización del empleo y las relaciones laborales se ha diseminado por todo el continente. Decenas de miles de trabajadores/as que trabajan para las Apps, cuya patronal es difusa, es una aplicación que cotiza en las principales bolsas del mundo y embolsa millones con un nicho de negocios no explorado por el capital hasta ahora. Deliverys, choferes privados, y otras situaciones similares, cuentan hoy con un importante número de trabajadores jóvenes, migrantes muchos de ellos y ellas, sin cobertura ni derechos laborales ni tampoco sindicalizados. Sector que es parte de esta “nueva clase trabajadora” que necesita organización y pelear por derechos básicos (salario, atención médica, seguro de accidentes, etc.). Estas nuevas formas de empleo y contratación nos interpelan a ser creativos en las formas organizativas. Allí está el ejemplo de las distintas paralizaciones protagonizadas por los trabajadores de Apps en Brasil.
De manera global, el saqueo organizado del continente continúa como hace ya más de 530 años. Las multinacionales explotan nuestros bienes comunes. Ya vaciaron el continente de oro y plata; ahora quieren vaciarlo de otros minerales, tierra y agua. El caso del litio en Bolivia y zonas adyacentes es un ejemplo claro. El golpe de Estado de Añez en 2019 tenía entre otros motivos, el control del litio para el capital norteamericano. La derecha más rancia y fascista operando para los intereses imperiales, imponiendo un orden reaccionario y conservador.
Situación similar ocurre en Perú. Uno de los motivos del golpe de Estado de Dina Boularte es el despliegue y desarrollo a pleno de los proyectos mineros, que ya vienen de larga data en Perú. Estos proyectos, fuertemente resistidos por los pueblos originarios y poblaciones campesinas en las regiones que se desarrollan, son impulsados desde el Estado a través de una feroz represión. Son proyectos de muerte en todo sentido y en todas sus dimensiones.
En este marco, los gobiernos de derecha y movimientos políticos de este signo ideológico crecen en el continente y tiene expresión potente. Por otro lado, hay un retorno de los progresismos en una segunda oleada, de menor calado, más “light”, porque el sistema necesita edulcorar un poco las reformas estructurales que necesita imponer.
En este sentido, en varios países avanza desde ya hace unos cuantos años, diversos proyectos de reforma de seguridad social. El denominador común de todos ellos es el aumento de la edad jubilatoria, la apertura indiscriminada del negocio al gran capital extranjero y la rebaja de jubilaciones con más años de trabajo y aportes. Un negocio redondo para el gran capital. Y un ataque feroz a la clase trabajadora y sus derechos. Serán menos los que se podrán jubilar en años venideros, con menores montos de ingreso, y con el consiguiente aumento de la miseria a nivel social.
En este sentido, las condiciones sociales en nuestro continente se agudizan. La miseria y la pobreza crecen, incluso en sus niveles extremos. Ni que hablar a nivel de la población desocupada o excluida del trabajo formal, pero también de importantes sectores de trabajadores con empleo formal o semi formal que no alcanzan mínimos salariales de subsistencia. La inflación, el alto costo de vida hace el resto, es decir, dificulta aún más sobrevivir con magros salarios.
En el polo opuesto, los y las de arriba están mejor que nunca. Bajo cualquier gobierno -primer oleada progresista o la oleada de derecha- han ganado millones de dólares. Ningún gobierno tocó un ápice sus intereses en lo más mínimo. Sus ganancias y propiedades estuvieron a buen recaudo. Es hora de comenzar a cuestionar la riqueza y su acumulación en pocas manos; volver a colocar arriba de la mesa la necesidad de su reparto. Volver a hablar de Revolución Social.
La vigencia del 1º de Mayo y la lucha de la clase trabajadora
La historia de nuestra clase, de los y las de abajo, es la historia de sus luchas. De sus organizaciones, de sus acciones cotidianas, de las multitudes que movilizan ante cada acción ante cada reclamo, en cada lucha y levantamiento que los pueblos protagonizan a lo largo y ancho del mundo.
Se torna necesario que los sindicatos hoy vuelvan a retomar el protagonismo que otrora tuvieron como organizaciones de lucha y articuladores de la vida colectiva obrera. Algunas prácticas ajenas al clasismo han ido ganando espacio en los mismo y vemos como buena parte del movimiento sindical del continente está atado a determinados gobiernos, partidos políticos o a intereses hasta personales de algunos dirigentes. Con instrumentos concebidos de esta forma es difícil dar las luchas necesarias, pero igualmente muchas veces se dan. Pero por sobre todo, es fundamental que las organizaciones de la clase estén en manos de sus legítimos miembros, los y las trabajadores/as. Forjar el protagonismo obrero, la participación e involucramiento en las decisiones y acciones colectivas del movimiento sindical es y debe ser preocupación de la militancia anarquista y de todos aquellos que se reclaman clasistas.
El ejemplo de los Mártires de Chicago, su militancia abnegada nos convoca a seguir su camino. Lejos de idealizar una época y las acciones de una generación de militantes, aprender de ella y con creatividad generar las condiciones para organizar a vastos sectores de trabajadores y trabajadoras que hoy no tienen organización sindical o a importantes sectores de pueblo que no están organizados en pos de sus reclamos concretos.
El capitalismo precariza nuestras vidas al extremo, precariza nuestro trabajo. Es hora de fortalecer las organizaciones sindicales de base para dar la pelea contra la precarización y por la vida, una lucha que nos permita irnos planteando un mañana distinto.
“¿Qué hemos dicho en nuestros discursos y en nuestros escritos? Hemos explicado al pueblo sus condiciones y relaciones sociales; le hemos hecho ver los fenómenos sociales y las circunstancias y leyes bajo las cuales se desenvuelven; por medio de la investigación científica hemos probado hasta la saciedad que el sistema del salario es la causa de todas las iniquidades tan monstruosas que claman al cielo. Nosotros hemos dicho además que el sistema del salario, como forma específica del desenvolvimiento social, habría de dejar paso, por necesidad lógica, a formas más elevadas de civilización; que dicho sistema preparaba el camino y favorecía la fundación de un sistema cooperativo universal, que tal es el SOCIALISMO. Que tal o cual teoría, tal o cual - 29 - diseño de mejoramiento futuro, no eran materia de elección, sino de necesidad histórica, y que para nosotros la tendencia del progreso era la del ANARQUISMO, esto es, la de una sociedad libre sin clases ni gobernantes, una sociedad de soberanos en la que la libertad y la igualdad económica de todos produciría un equilibrio estable como base y condición del orden natural” Augusto Spies
COORDINACIÓN ANARQUISTA LATINOAMERICANA
Federación Anarquista Uruguaya (FAU)
Federación Anarquista de Rosario (FAR)
Coordinación Anarquista Brasilera (CAB)
Organizaciones hermanas:
Federación Anarquista Santiago (Chile)
Grupo Libertario Vía Libre (Colombia)
Organización Anarquista Córdoba (Argentina)
Organización Anarquista Tucumán (Argentina)
Organización Anarquista de Santa Cruz (Argentina)
Organización Roja y Negra (Buenos Aires, Argentina)