09/10/2024
La vida se llena de felicidad como padre.
En los momentos tranquilos de la noche, mientras te tengo en mis brazos, me siento abrumado por la gratitud. Gracias a Dios por bendecirnos –a tus padres y a mí– con el regalo más preciado: tú, un bebé adorable y sano.
Cuando miro tu rostro regordete, adornado con esos labios carnosos y encantadores y rodeado por esos brazos cortos y encantadores, recuerdo la verdadera naturaleza de la gratitud. Tu sola presencia llena nuestros corazones de amor y gratitud, enseñándonos a apreciar las alegrías simples pero profundas de la vida.
Hay una melodía en tu risa, amada mía, que resuena en lo más profundo de mi alma. Es la música más vibrante y alegre que he escuchado en este mundo. Cada risa, cada arrullo es una sinfonía de pura felicidad, un testimonio de la belleza inocente y la magia ilimitada de la infancia.