08/27/2022
CONDESA REVILLA DE CAMARGO
Además de que era burguesa, millonaria y que la visitó el Príncipe de Gales, poco sabemos de ésta mecenas del arte, que hizo que la pintura cubana ocupara un lugar importante entre las galerías de vanguardia y los museos que atesoran arte latinoamericano.
También conocemos que en el No. 502 de la calle 17, en el Vedado, se encuentra el famoso palacete que se construyó la condesa María Luisa Gómez Mena, hoy sede del Museo Nacional de Artes Decorativas, es uno de los edificios más hermosos, lujosos y mejor conservados de la capital cubana. La mansión fue construida entre los años 1924 y 1927. Su diseño, inicialmente encargado a una casa francesa, y que terminó en manos de dos arquitectos cubanos, se proponía reproducir el de un palacio francés del siglo XVIII, pero acabó siendo una muestra más de arquitectura ecléctica.
Pero el tema de hoy es "la otra" María Luisa..
María Luisa Gómez Mena nace el 3 de octubre de 1907 en la isla de Cuba, en el seno de una familia conocida por ser propietaria de numerosos ingenios azucareros y de importantes bienes inmuebles de dentro y fuera de Cuba.
En 1926, con apenas 19 años marchaa España para casarse con el militar español Francisco Vives Camino. De este matrimonio tiene su único hijo, Francisco Vives Gómez, que nace en Madrid, el 16 de diciembre de 1930. Poco antes de que estallara la guerra civil, en 1936, María Luisa decide regresar a La Habana con su pequeño hijo, lo cual parece que marca la disolución afectiva de este matrimonio.
Nada sabemos de estos años españoles de María Luisa, pero de seguro tuvo alguna relación con el mundo intelectual, pues ya en La Habana, tan pronto como 1937, Ramón Guirao le dedica su antología “Órbita de la poesía afrocubana”. En esta antología, además del propio autor, aparecen textos de José Zacarías Tallet, Nicolás Guillén y Emilio Ballagas. Se supone el mecenazgo de María Luisa sobre esta publicación.
MECENAS
Tres fueron los principales patrocinios de María Luisa Gómez Mena a partir de su regreso a La Habana:
Uno es el que le brinda a aquellos intelectuales españoles llegados a la isla en calidad de refugiados.
Otro, el ofrecido a los pintores modernos cubanos.
Y un tercer momento, el que le dedica a la producción cinematográfica.
Dicho de otra manera, financió y participó personalmente en proyectos litetarios y editoriales, artísticos y cinematográficos.
María Luisa fue una apasionada de la república española durante la guerra civil, y demostró su solidaridad ayudando a aquellos exiliados que provenían de la península. Entre otros, en 1939 conoce en La Habana a un matrimonio de exiliados intelectuales españoles: Co**ha Méndez y Manuel Altolaguirre. A los que ayuda con vivienda y les brinda soporte económico durante su estancia, para que pudieran continuar su obra literaria.
Otro importante mecenazgo de María Luisa es el que ofreció al propio José Rubia Barcia a su llegada a La Habana en 1939. Barcia y el intelectual cubano Raúl Roa acuerdan fundar la “Escuela Libre de La Habana”. Creada en septiembre de ese año, esta escuela, que contó con el magisterio de intelectuales españoles y cubanos, pudo igualmente contar con la ayuda financiera de María Luisa, a quien pertenecía la casa de San Lázaro número 961 altos donde radicó ésta y se inauguró, un año más tarde, la Academia de Artes Dramáticas de la Escuela Libre de La Habana.
A principios del 40, solía María Luisa reunirse con la etnóloga cubana Lydia Cabrera y con las españolas María Zambrano y Co**ha Méndez. También participaba, con Mario Carreño, en aquellas reuniones que hicieron durante algunos años en el Hurón Azul, la casa en las afueras de La Habana del pintor cubano Carlos Enríquez y su mujer, la escritora francesa Eva Frejàville, en compañía de los también matrimonios formados por el abogado Jorge Fernández de Castro y Marta Sardiñas, Manuel Altolaguirre y Co**ha Méndez. Son también los años del antológico retrato que de María Luisa pintó Carlos Enríquez.
Hay referencias a su cercana relación con Alejo Carpentier, quien colabora con “Pintura Cubana de Hoy”, el antológico libro de arte cubano financiado por María Luisa, ofreciendo una serie de seis viñetas que reproducen dibujos ñáñigos.
El 9 de octubre de 1941 contrae matrimonio con el pintor cubano Mario Carreño, e inicia una importante labor de mecenazgo a favor de los jóvenes pintores modernos de la isla. Justo un año después, el matrimonio, junto a José Gómez Sicre, funda en La Habana la “Galería del Prado”, en la calle Prado 72.
Ésta será la primera galería de arte en Cuba donde se muestra, “exclusivamente en grupo, obras de todos los pintores cubanos contemporáneos”.
En la “Galería del Prado” se exponen para la venta, a precios al alcance de todas las fortunas, óleos, acuarelas, gouaches, dibujos, grabados, por Jorge Arche, Cundo Bermúdez, Diago, Carlos Enríquez, Escobedo, Max Jiménez, Mariano, Luís Martínez Pedro, Felipe Orlando, Amelia Peláez, Ponce, Portocarrero, Serra Badué, y otros. Esculturas por Lozano, Ramos Blanco, Rodulfo, Eugenio Rodríguez, Sicre, Núñez Booth, Esnard, Rolando Gutiérrez y otros”.
Este año Siqueiros llega a La Habana y no cuenta con el apoyo que esperaba. Siqueiros pensaba que sus amigos comunistas –en el Gobierno de Batista- le iban a conseguir un par de comisiones para murales con el gobierno. No fue así. Terminó con su mujer e hija encerrados en su cuarto en el Hotel Sevilla debiendo la cuenta. Mario Carreño y José Gómez Sicre se enteraron de la situación y fueron y los rescataron. Mario se los llevó a vivir con él en su casa del Vedado que era la de su mujer, María Luisa Gómez Mena”.
Finalmente, entre planes para un proyecto de exposición para el MOMA y actividad pictórica de Carreño, discurre la presencia de Siqueiros con su esposa y pequeña hija en casa de María Luisa.
El proyecto, finalmente materializado, dio a conocer internacionalmente a los pintores cubanos y legitimó en el terreno del arte frases categoriales como “arte cubano” y “Escuela de la Habana”. Desde entonces, la pintura cubana ocupa un lugar importante entre las galerías de vanguardia y los museos que atesoran arte latinoamericano.
Entre finales de 1942 y principios de 1944, la Galería del Prado, propiedad de María Luisa Gómez Mena, será el centro gravitatorio de la vanguardia plástica cubana. A esta galería y sus fundadores en gran medida se deberá la realización de varios importantes eventos culturales de aquellos años. Al respecto, Alfred Barr Jr., primer director del Museo de Artes Moderno de Nueva York, fue categórico al afirmar: “Por organizar la “Galería del Prado” sin fines de lucro, por subsidiar publicaciones y por su entusiasmo personal y generosidad, la Señora Gómez Mena ha hecho más por el avance de la pintura moderna cubana que cualquiera en La Habana”.
En 1950 viaja a Madrid y a Málaga para reunirse con familiares de su esposo y para saludar a viejos amigos. Funda Gómez Mena Producciones Isla, una productora cinematográfica que en México pone su sello a películas como “Yo quiero ser tonta” (1950), “Doña Clarines” (1951), “El puerto de los siete vicios” (1952), “Subida al cielo” (1952, obra dirigida por Buñuel y ganadora de premios en París y México), “Prisionera del recuerdo” (1952) y “Misericordia” (1953).
Entre 1953 y 1955 se establecen en La Habana, donde producen “Los inmigrantes”, “Golpe de suerte” y “Cuando baila Trinidad” (Leyenda musical de Cuba).
Después de 1959 abandona el país…