31/05/2020
LA HISTORIA DE LA CASA MIJANGOS
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En 1989, Querétaro era una ciudad muy pequeña y tranquila (los habitantes de CDMX todavía no estaban tan hartos de la vida capitalina). El 24 de abril de este año, sin embargo, toda la población cambió la relajación por el horror del evento ocurrido en una zona residencial de la ciudad: Claudia Mijangos Arzac mató a sus tres hijos en la madrugada.
27 años después, la casa sigue inhabitada y es motivo de leyendas, mitos y visitas clandestinas de los aventureros que buscan fantasmas.
¿Quién es Claudia Mijangos?
“La Mijangos”, como se le recuerda, nació en Mazatlán, Sinaloa en 1956. Estudió comercio y fue coronada reina de belleza en su estado. Se casó con Alfredo Castaños, tuvieron tres hijos y, después de la muerte de sus padres, se mudaron a Querétaro. Ahí abrió una tienda de ropa de moda y de novedad.
Claudia Mijangos y su esposo
La feliz pareja
Claudia, quien era muy devota de la religión católica, matriculó a sus hijos en el Colegio Fray Luis de León, una escuela de frailes agustinos muy conservadora.
Su devoción era tal que consiguió empezar a dar clases de ética y catecismo en el colegio. Ahí conoció al padre Ramón.
La casa, en la colonia Jardines de la Hacienda
Unos dicen que no pasó nada con el padrecito, otros que sí. Lo cierto es que Claudia Mijangos empezó a tener problemas en su matrimonio y hasta probó terapia de pareja con su esposo. Esta fracasó completamente hasta llegar al divorcio que la dejaría con la custodia completa de sus hijos.
Con el paso del tiempo, el estado mental de Claudia se puso peor y empezó a escuchar voces en su cabeza. El director del colegio de ese entonces, recuerda:
“Ella veía cosas: demonios, ángeles, decía cosas incoherentes y realmente se descomponía psicológicamente.” –Rigoberto Castellano
24 de abril, el temido día
El 23 de abril de 1989, Alfredo Castaños llevó a sus hijos a la kermés anual del colegio. Al dejarlos en su casa por la noche, tuvo una pelea con su ex esposa. Se fue dejando a los niños con una Claudia en crisis nerviosa y fuera de sí.
Alrededor de las 4 de la mañana, Mijangos presuntamente telefoneó a una amiga cercana para decirle que se sentía mal, que escuchaba voces y que todos estaban mu***os. Su amiga sabía de las complicaciones que tenía Claudia y la mandó a dormir con la promesa de visitarla al día siguiente para ver cómo estaba. Su amiga cumplió su promesa, pero no sabía lo que le esperaba al llegar a la casa.
El mueble que contenía los cuchillos
Se dice que Claudia estaba dormida junto con sus hijos mu***os. Su amiga, al ver la escena, llamó inmediatamente a la policía, pensando que también la ex miss estaba mu**ta.
“Me impactó porque sólo lo había visto en películas. Fue sangre, sangre y más sangre. Desde la parte de la casa hasta la parte superior” Leopoldo Espinoza Feregrino, Médico perito
Cuando llegaron los peritos descubrieron que, contrario a lo que se imaginaban, la madre de los hijos sí estaba viva y con apenas unas cortadas en las muñecas y en otras partes del cuerpo, pero nada grave. Estaba en estado de shock y fue llevada a un hospital. Sus tres hijos, Claudia María, Ana Belén y Alfredo, yacían apuñalados sin vida.
La cama con los cadáveres encima
Algunas personas trataron de abogar por Claudia, alegando que el verdadero responsable de los homicidios había sido su ex esposo, quien había sido rechazado una y otra vez para volver con su esposa.
Después de las investigaciones correspondientes, los peritos y criminólogos determinaron que nadie más que Claudia Mijangos había cometido los crímenes con distintos cuchillos provenientes de la cocina.
Primero atacó al más pequeño, Alfredo, en su sueño. La niña más grande, Claudia María, escuchó y fue a ver lo que pasaba y fue apuñalada también; empezó a correr por toda la casa hasta que su madre la alcanzó para terminar de matarla. La última en morir fue Ana Belén, la de en medio, quien estaba en su cuarto cuando Mijangos llegó a repetir lo que había hecho anteriormente con sus hermanos.
El vestido ensangrentado de la madre
Claudia estuvo retenida en el hospital hasta que tuvo razón suficiente para ser entrevistada. Al principio no daba respuestas coherentes y preguntaba, preocupada, por sus hijos; decía que tenía que ir a recogerlos a la escuela, porque la estaban esperando.
Tras hacerle los estudios correspondientes, descubrieron que Claudia tenía epilepsia en el lóbulo temporal debido a una lesión cerebral. Esta lesión deviene esquizofrenia, depresión y puede llevar al afectado a tener períodos de violencia y desdoblamiento de personalidad.
De acuerdo a su primera declaración, lo único que recordaba Claudia era haber ido a dar la bendición a sus hijos en la noche y despertar al día siguiente al escuchar que tocaban la puerta.
Meses después, entrevistada por su defensor, el Dr. Jorge Velasco Alzaga, perito psiquiatra, cambió su versión y declaró que la voz de un espíritu en su cabeza la hizo cometer los atroces actos:
“yo oía como coches afuera: eran como vietnamitas, eran así como de Vietnam, alemanes; estábamos así como en guerra y yo le decía: ¿pues qué están pasando los alemanes? ¿Se van a meter todos y nos van a matar a todos?
“No, baja, yo te voy a ayudar”.
Entonces bajé, abrí, pero no había nadie. Vi que no había nadie. Entonces me dijo: “estúpida, cierra la puerta, aquí estoy yo, pero en espíritu. No soy yo, osea, no me vas a ver. Soy un espíritu, ¿cómo me vas a ver?”.
Cerré la puerta y subí. Ya no me acuerdo…
Y luego me empiezo a acordar de que estaba en la cama, del otro lado de mi niño y oía que me decían:
“Tienes qué matarlos porque ya no hay mundo. Se van a hacer deformes, van a ser monstruos mañana”.
Y yo volteaba a ver al niño y lo veía bien. Decía, no, pero si mi niño está bien.” Fragmento de grabación de la entrevista.
Debido a su condición cerebral, se determinó el caso como inimputable y se le condenó a estar bajo medidas de seguridad durante 30 años. En 1991 fue trasladada al Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan, en la Ciudad de México. Si todo sale bien (o mal…), en 2019 se cumplirá su sentencia y será liberada