22/02/2024
EDUCACIÓN, EJERCICIO DEMOCRÁTICO Y CIUDADANÍA
A propósito del próximo inicio de clases
La Democracia es la conquista de los derechos individuales de cada ciudadano de un Estado. Una vez alcanzado un derecho, éste ha de sobrevivir en pugna directa con una obligación; es decir, el derecho individual se mantiene siempre y cuando el ciudadano cumpla con las obligaciones derivadas de la conservación de dicho derecho. Por eso, en todo Estado democrático real, el ciudadano debe participar de forma activa en la vida política, entendiendo esta actividad como el ejercicio digno y responsable de las obligaciones inherentes a la condición ciudadana.
Uno de esos derechos, en nuestra aparente Democracia, tiene que ver con la Educación que es problema de país. Así se recoge en nuestra Constitución que: “Todos tienen el derecho a la educación” y además “La enseñanza básica es obligatoria y gratuita”. De esta forma es el Estado el que debe garantizar que todo ciudadano tenga el derecho de recibir una educación de calidad de carácter público y de coste gratuito. Por lo tanto, el Estado adquiere el compromiso de facilitar este derecho a su ciudadanía. Ahora bien, ¿cuál es la obligación inherente a este derecho que contrae el ciudadano en la educación básica y superior?
El alumno, como futuro ciudadano, contrae obligaciones: debe aprovechar el puesto escolar que se pone a su disposición. La realidad del sistema educativo peruano en esta etapa tan significativa dista mucho de cumplir con esa obligación: uno de cada cuatro estudiantes no consigue culminar con éxito este último tramo de la educación obligatoria. El fracaso escolar en nuestro país se ha vuelto endémico. Los problemas de conducta son la preocupación de todo el sistema educativo. El resultado es consecuencia de nuestras deficiencias.
Sin embargo, ¿qué consecuencias directas tiene para el alumno, futuro ciudadano, el incumplimiento de sus obligaciones democráticas? Ninguna. Año tras años, y para evitar la frustración y la desmotivación, innumerables alumnos son promocionados por reglas y normas y acaso por favores…. Así el ejercicio democrático responsable no está garantizado y tampoco su futuro. ¿Qué tipo de lección democrática es ésta? ¿Es así, sin responsabilidades, como pretendemos educar al FUTURO ciudadano?
Un Estado realmente democrático debe garantizar a su ciudadanía el derecho fundamental a una educación pública, gratuita y de calidad; pero también debe garantizar que el ciudadano cumpla con la obligación derivada de la conservación de dicho derecho. Por eso, todo alumno, en un Estado realmente democrático, debe aprovechar de forma efectiva ese puesto escolar. De forma contraria, el alumno, que forma ciudadano, sufrirá la pena de la frustración; dicho con otras palabras, el alumno sufrirá la pérdida de los derechos ciudadanos: esto es, la pérdida del derecho a recibir una educación pública, gratuita y de calidad. Llegado el caso, el Estado transferirá a los padres o tutores legales la responsabilidad de sufragar los gastos derivados de la educación.
Ésta es la única forma de alcanzar la Isonomía (la igualdad de los ciudadanos en sus derechos cívicos y en su participación en la vida política). Y es que la Democracia a medias ya sabemos dónde nos lleva (donde nos ha llevado): al desgaste de una Institución Educativa desprestigiada y devaluada con la connivencia de la complicidad social y administrativa.
En términos generales, nuestro sistema educativo no está formando ciudadanos responsables socialmente, así, los problemas de corrupción, de desgobiernos, oportunismo, favoritismo político, etc. seguirán siendo temas de agenda de políticos y toda laya de autoridades…
ARCAYA A. Eladio
Reg. ANP 0889 CPP 053