07/01/2022
Quizás no los reconozcas, pero sí conoces la película donde fueron honrados en una escena emotiva: Titanic. Sus nombres son Isidor Straus y su amada esposa, Ida Straus. Isidor fue un prominente hombre de negocios y congresista estadounidense, copropietario de la famosa tienda departamental que todavía está con nosotros, Macy's.
Junto a su esposa, fueron pasajeros del RMS Titanic, el "insumergible", que chocó contra un iceberg cruzando el Atlántico de Europa a Estados Unidos, hundiéndose en las profundidades del océano y llevándose consigo a más de 1,500 personas.
Había 20 botes salvavidas, suficientes para salvar a unas 1,178 personas (aproximadamente la mitad del número de pasajeros del Titanic). Es el año 1912, la sociedad estaba mucho más jerarquizada que la actual. Los ricos tenían prioridad: como una de las parejas más ricas a bordo, los Straus tenían la oportunidad de abordar un bote salvavidas y salvarse de la tragedia que consumiría el barco y sus más pobres pasajeros.
De acuerdo a relatos detallados de la criada de Ida y el colega de trabajo de Isidor (ambos testigos presenciales que sobrevivieron la tragedia y luego contaron la historia a los periódicos), un tercer oficial le dijo a Ida (esposa) que se montara al bote salvavidas. Seguidamente, ella lo hizo. Cuando el oficial le hizo una seña a Isidor, que era su turno, sacudió su cabeza, negándose a montar el bote salvavidas.
"No, no subiré al bote salvavidas hasta que vea que todas las mujeres y los niños tengan la oportunidad de escapar", respondió Isidor. "Mire, Sr. Straus, sabemos quién es usted, así que, por supuesto, tiene un lugar en el bote salvavidas", respondió el oficial.
Pero Isidor estaba decidido: se quedó quieto en cubierta esperando que las mujeres y los niños subieran primero a los botes salvavidas, independientemente de su rango social. Luego, tranquilamente, instó a su esposa a permanecer en el bote salvavidas. Lo que sucedió después, vive por la eternidad.
Ida, salió del bote salvavidas a la cubierta del barco donde estaba su esposo parado y le dijo a su marido: "Hemos vivido una vida maravillosa juntos durante 40 años y tenemos seis hermosos hijos juntos, si tú no te subes al bote salvavidas, yo tampoco lo haré".
Se quitó con cuidado el abrigo de visón que tenía puesto y se lo entregó a su sirvienta, Ellen Bird. "No tendré más necesidad de ello. Por favor, toma esto cuando subas a un bote salvavidas para mantenerte caliente, hasta que te rescaten" le dijo amablemente.
Inmediatamente, Isidor la abrazo con sus brazos. Unos minutos después, según el historiador Paul Kurzman, "una gran ola pasó por el costado de babor del barco y los arrastró a ambos al mar. Esa fue la última vez que los vieron con vida".
El cuerpo de Isidor fue recuperado días después, la de su esposa nunca fue encontrado. Sin embargo sus hijos y seres queridos, tomaron un poco de agua y escombros del sitio del naufragio y lo colocaron en una urna, y junto con el cuerpo de Isidor, lo enterraron en un cenotafio en el mausoleo de los Straus, ubicado en el cementerio Woodlawn en el Bronx. La inscripción lee:
– "Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos".
Por supuesto, esa es una cita de la Biblia, Cantar de los Cantares, capítulo 8, verso 7.
He aquí, mis amados amigos, el amor de un marido y su mujer: único, irremplazable y la fuerza que mantiene unidas a la familia y la sociedad. Esposos: amen a sus esposas. Y esposas: honren a sus maridos.