25/06/2024
Pasaje devocional: Romanos 8:24-30
El privilegio de tener al Espíritu Santo
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros, con gemidos indecibles”. Romanos 8:26
Hay momentos en la etapa de crecimiento de los niños en los que usualmente sólo la mamá o la persona que lo cuida entiende lo que dice el bebé. Es como una sincronización que hay entre ambos debido al tiempo que pasan juntos. Resulta cómico ver como el niño no sabe expresar lo que quiere, pero su mamá lo entiende y le traduce a los demás lo que quiere o lo que le pasa.
Así estamos muchas veces delante de Dios. La situaciones de la vida nos abruman y nos impiden poder expresar lo que sentimos o discernir que es lo que realmente necesitamos. Pero Dios sabía que necesitaríamos un Ayudador para que intercediera por nosotros. Así como Cristo es nuestro abogado ante el Padre en los cielos, el Espíritu Santo es ese abogado que intercede en nuestro interior para alinearnos a Su voluntad. No estamos solos ni desprovistos, el Espíritu de Dios es la promesa de ayuda de nuestra debilidad para darnos la victoria. ¡Gloria a Dios por ese privilegio! ¡Gloria a Dios porque no estamos solos!
Gracias, Cristo, por no dejarnos solos, sino que enviastes a Tu Santo Espíritu para preservarnos en ti.