16/02/2024
CONVIVIENDO CON UNA CEO DESPUÉS😎 DEL DIVORCIO
—Simón Palacios, ¿Explíquenos cual fue el motivo por el cual usted, abusó sexualmente de Valeria Quiroz? — Ante el estricto interrogatorio de la familia Quiroz, Simón respondió con gran indiferencia: —Valeria volvió a casa muy borracha y desaliñada, a altas horas de la noche. Solo la ayudé a acostarse y a descansar en la cama. Ustedes dicen que la violé. Ella es mi esposa, ¿Por qué la violaría?
—Aunque sean esposos, el uso de la violencia física cuenta como violación—gritó Xavier Quiroz, el suegro de Simón.
Su suegra, Clara Maldonado, lo apoyó: —Exacto, hoy deben divorciarse. Debes renunciar a la totalidad de los bienes y abandonar definitivamente esta casa.
La frente de Simón se frunció.
En ese momento, la hermana menor de su esposa, Ángela Quiroz, intervino: —Papá, mamá, ¿qué están haciendo? Si no fuera por mi cuñado, quien nos dio cinco millones de dólares, ¿cómo habríamos pasado de ser una familia común a una prestigiosa familia con más de diez supermercados y miles de millones en patrimonio? ¿Olvidaron todo aquello que él hizo por nosotros?
—¡Cállate! — exclamó Valeria, su esposa. —Es cierto que nos dio cinco millones, pero en estos tres años, no ha trabajado ni ha aportado nada en absoluto a la familia. Los miles de millones que ha ganado la familia Quiroz se deben a nuestro gran esfuerzo y trabajo, no tienen absolutamente nada que ver con él.
Ángela estaba a punto de contestar, pero su padre intervino en ese momento: —Ángela, mejor cállate. Este matrimonio debe terminar.
Ángela apretó los dientes y finalmente suspiró.
Simón negó con la cabeza. Habían pasado tres largos años, y todos en la familia Quiroz, excepto Ángela, lo habían decepcionado.
—Déjenme pensarlo—dijo antes de abandonar la habitación.
Desnudándose, Simón entró en el baño, revelando un tatuaje muy feroz de un dragón rojo que cubría la totalidad de su espalda. No era un simple tatuaje, sino una marca que había tenido desde su nacimiento y que le otorgaba un poder bastante misterioso.
Desde entonces, adoptó el nombre de Valentín Palacios.
Luchó ferozmente en el extranjero y, creó la renombrada compañía de mercenarios del Abismo.
Años después, cansado de tanta violencia y habiendo acumulado una jugosa fortuna, disolvió la compañía de mercenarios y dejó solo a unos pocos comandantes.
Utilizó su gran riqueza para fundar el grupo financiero Cape en el extranjero. Contrató a los mejores equipos de los mercados financieros para gestionarlo y lo convirtió rápidamente en uno de los principales conglomerados del mundo.
Finalmente, regresó a Valivaria y, retomó su nombre original, Simón, eligiendo casarse con su prometida Valeria y viviendo una vida muy apacible y tranquila. Al principio, la familia Quiroz recibió con alegría los cinco millones que les había dado, tratándolo como un gran invitado de honor.
Pero con el tiempo, la fortuna de la familia Quiroz creció abismalmente y su actitud hacia Simón cambió por completo. Ahora estaban a punto de pedirle que renunciara a todo su patrimonio y se fuera de la casa. Mientras se duchaba con agua fría, el rostro de Simón se tornaba cada vez más sombrío y aterrador.
No era que no pudiera vivir sin la familia Quiroz, sino que debía su gratitud al abuelo de Valeria. En el lecho de muerte, su abuelo le pidió, suplicándole muy fervorosamente, que formara parte de la familia Quiroz; como una forma de pagar una antigua deuda. Este matrimonio había sido acordado por los abuelos de ambas familias hace muchísimo tiempo.
Lo logró, pero ahora la familia Quiroz lo despreciaba por completo. Si ese era el caso, ¿por qué preocuparse? A partir de ahora, podría viajar, disfrutar de la hermosa naturaleza y concentrarse en su valioso entrenamiento, ¿no sería esto lo mejor? Después de pensar en ello, Simón salió del baño. Estaba a punto de vestirse cuando la puerta se abrió de repente y Ángela entró.
—¡Oh, ¿qué estás haciendo, por favor?! Rápido, ponte la ropa—exclamó Ángela, cerrando rápidamente la puerta.
Simón se apresuró a ponerse la ropa, con la cara algo enrojecida. Su cuerpo quedó al descubierto ante la mirada de Ángela, lo cual le resultaba muy incómodo.
—Ya estoy vestido, puedes entrar—dijo Simón tratando de mantener la calma.
Ángela abrió la puerta ligeramente para asegurarse de que Simón ya estuviera totalmente vestido antes de entrar.
Ambos se sentaron en el sofá. El rostro de Ángela estaba ligeramente sonrojado cuando le dijo: —Cuñado, sé que te sientes despreciado, pero no te preocupes, por eso. No permitiré que te divorcies. Sin ti, la familia Quiroz no sería lo que es hoy en día. No debemos olvidar tus grandes favores.
—Niña tonta, no te preocupes por esto—respondió Simón.
De toda la familia Quiroz, solo Ángela lograba brindarle algo de calidez y compresión; ella aún conservaba una pureza infantil que la hacía ser realmente excepcional.
Sin embargo, Ángela insistió: —Me encargaré de esto, no te preocupes. No debes hacer algo lo que no deseas. Ellos no pueden forzarte a divorciarte si no estás de acuerdo, así que escucha con gran atención mi consejo.
—Está bien, lo tendré muy en cuenta—sonrió Simón. —Ahora ve a trabajar.
Ángela miró el reloj y dijo: —Me voy, cuñado. Recuerda muy bien mis palabras.
Simón aceptó y Ángela se marchó. Simón sonrió para sí mismo, encendió un ci******lo y luego bajó las escaleras.
Cuando llegó a la sala de estar, encontró a Valeria, su suegro y su suegra presentes.
—¿No tienen que ir a trabajar hoy? —preguntó Simón.
La familia Quiroz era ahora una familia de gran éxito, todos estaban muy ocupados en sus propios asuntos. Pero ese día, todos casualmente estaban en la sala de estar.
Valeria sonrió fríamente y dijo: —Hoy tenemos invitados en casa, estamos muy ocupados preparándonos.
Simón miró a algunos sirvientes ocupados y, estaba a punto de decir algo, cuando en ese mismo momento se abrió la puerta principal de la mansión.
—Nicolás Maldonado, bienvenido. Por favor, siéntate—su suegro y suegra se acercaron muy cordialmente a Nicolás y lo condujeron hacía el sofá.
Valeria también mostró una sonrisa muy amigable y se acercó abiertamente a Nicolás.
Simón frunció ligeramente el ceño, se sentó a un lado y comenzó a fumar.
Los cuatro charlaron y rieron, olvidándose completamente de la presencia de Simón en el lugar. Simón, por su parte, se mantuvo en completo silencio, observando lo que estaban tramando.
Después de un rato, Nicolás se volvió hacia Simón y le preguntó: —Eres Simón, ¿verdad?
Simón sonrió ligeramente, finalmente se dirigieron a él. —Sí, soy yo. ¿Y tú quién eres?
—Soy Nicolás, el gerente del grupo Horizon—respondió Nicolás con una leve sonrisa.
Simón afirmó con la cabeza y dijo sin mucho entusiasmo: —Hola.
—He oído que estás casado con Valeria desde hace tres años y que aún ella es virgen. ¿Es eso cierto? —preguntó Nicolás sin reservas.
Simón afirmó y dijo: —Sí, así es.
En ese momento de su vida, Simón había alcanzado una etapa muy crítica en su entrenamiento y necesitaba mantener la pureza de su cuerpo. Por lo tanto, no había querido tener relaciones sexuales con Valeria en el transcurso de ese tiempo.
Aunque más tarde superó esa etapa, Valeria había cambiado su actitud hacia él y no había forzado la cuestión, por lo que no llegaron a tener relaciones íntimas, siendo solo nominalmente marido y mujer.
Al escuchar esto, Nicolás se rio a carcajadas y dijo: —Valeria me habló precisamente de eso anoche, y honestamente, no lo creía. Pero ahora parece que es cierto. ¿Cómo puedes resistirte a una belleza tan excepcional como ella? ¿problema en s**o?
Mirando la actitud arrogante de Nicolás, Simón sonrió con gran frialdad y le respondió con calma: —Valeria te lo contó todo anoche, después de que bebieran juntos, ¿verdad?
—Exacto, tuvimos una conversación larga y profunda hasta altas horas de la noche. Nos dimos cuenta de que compartimos juntos muchas cosas en común. Es una lástima que una mujer tan maravillosa como Valeria te haya encontrado a ti, que parece no estar a la altura de sus deseos—bromeó Nicolás.
Simón sonrió fríamente y dijo: —Parece que ya tienen un plan y están esperando a que me vaya, ¿verdad?
—Hablando francamente, mi empresa, el grupo Horizon, tiene un valor de varios miles de millones, y recientemente hemos establecido una colaboración con grupo financiero Cape. Ellos han acordado invertir 5 mil millones en mi empresa, lo que la llevará al siguiente nivel. Valeria solo puede ser feliz a mi lado. ¿Y tú qué le puedes ofrecer? —respondió Nicolás con total arrogancia.
—¿El grupo financiero Cape ha llegado a Valivaria? —exclamó Simón sorprendido.
Nunca se había preocupado demasiado por los asuntos de los conglomerados y no esperaba que su negocio se expandiera hasta el ámbito nacional.