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24/01/2025
ÁNCASH: MILLONARIOS EN EL PODER, POBREZA EN LAS CALLES
En Áncash, la riqueza y la miseria coexisten en un contraste doloroso. Mientras los alcaldes, empresarios contratistas y testaferros amasan fortunas con dinero público, la pobreza extrema avanza silenciosa, sin que nadie la detenga. Basta con caminar por las calles de Huaraz para ver la realidad: mendigos que deambulan sin rumbo, familias que sobreviven con lo mínimo y niños que crecen sin oportunidades.
La corrupción en la región no es un secreto. Licitaciones amañadas, obras públicas inconclusas y presupuestos inflados son parte del juego que beneficia a unos pocos. Los alcaldes y empresarios contratistas han convertido el dinero del pueblo en su botín personal, financiando lujos mientras la ciudad y sus ciudadanos se hunden en el abandono.
El crecimiento económico de Áncash, impulsado por la minería y otros sectores productivos, debería traducirse en desarrollo para todos, pero no es así. La desigualdad es evidente: mientras algunos construyen mansiones y acumulan riquezas, otros buscan comida en la basura. La falta de empleo digno, la informalidad y la ausencia de políticas efectivas agravan la crisis social.
Las autoridades miran hacia otro lado. La pobreza extrema no se combate con discursos ni promesas vacías; se necesita acción real, inversión en educación, salud y oportunidades para los más vulnerables. Sin embargo, parece que quienes ostentan el poder están más preocupados por su propio bienestar que por el futuro de la región.
Es hora de exigir transparencia y justicia. Los ciudadanos no pueden seguir siendo espectadores de un sistema que los condena a la miseria mientras unos pocos se enriquecen. Áncash necesita un cambio profundo, uno que acabe con la corrupción y devuelva la dignidad a quienes han sido olvidados. De lo contrario, la pobreza seguirá avanzando, y la brecha entre ricos y pobres será cada vez más insalvable.