31/01/2022
ODISEO CONFINADO
Ramón Tinajero: Aprendí que el secreto de la venta de libros está en el manejo de la palabra
"Yo nací mu**to, el día que nací se inundó mi pueblo; Apatzingán de la Constitución, Michoacán. Es un valle, imagínate la cantidad de agua que cayó ese día para que se haya inundado", afirma Ramón Tinajero vendedor de libros raros, discos antiguos y charlas interminables en los cafés del centro de Villahermosa.
Siendo muy joven abandonó su pueblo natal para integrarse a la guerrilla rural que encabezaban Genaro Vázquez y Lucio Cabañas en los montes del sur. "Fue en la guerrilla donde aprendí a matar con mis propias manos, a manejar mi energía con fines mortales", dice categorico.
En el sexenio de Echeverría, cuando se da la escalada represiva en contra de los movimientos guerrilleros de la época, Tinajero fue obligado a abandonar el país. "Me salvó un parentesco lejano que tenía con el general Marcelino García Barragán, quien encabezaba la guerra contra nuestros grupos", apunta. Cuba o Nicaragua, le ofrecieron como destino para salvaguardar su vida, optó por la tierra de Rubén Dario, dónde se alistó de inmediato en las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Cuando el Frente arribó triunfante a Managua, la capital del país centroamericano, derrotado el dictador Somoza, Ramón Tinajero iba en primera fila.
"Sentí que ya había cumplido mi cometido y regresé a México, al sureste en específico; Chiapas y Oaxaca", recuerda. Ahí, trabajaba como guardaespalda de políticos y hombres de negocios por su experiencia en el manejo de las armas y la defensa personal adquirida en la lucha guerrillera.
"Hastiado de ese trabajo, después de un tiempo, me dediqué al comercio; trabajé para la empresa tapatía Rimega, contraparte mexicana de la suiza Turmix, vendía filtros, asadores, ollas...". Con una camioneta enorme esperaba en Salina Cruz, Oaxaca, el vagón que le llevaba sus productos que distribuía en Oaxaca y Chiapas. "Fue una buena época", asegura suspirando para luego sorber su café.
Una noche, en una borrachera, un amigo ocasional le dijo que en Tabasco, su hermano, se dedicaba al ramo editorial; surtía de libros a Tabasco y que le ofrecía trabajo. "Eran los tiempos en que la gente te compraba los libros en abonos. Salvat, Larousse, Cronos, Time Life, un chingo de editoriales...", evoca con cierto desencanto.
Sin pensarlo llegó a Tabasco donde fue recibido por el hermano de su amigo quien de inmediato le dio el dinero necesario para que se instalará e iniciara a trabajar. "Desde entonces, aprendí que el secreto de la venta de libros está en el manejo de la palabra. Y en poco tiempo tenía a mi cargo una plantilla de cien trabajadores, vendiendo libros en abonos a las clases necesitadas de Tabasco. Vendíamos entonces un par de diccionarios de una editorial argentina (Cronos), en 250 pesos, 50 de enganche y lo demás en pagos. Super su casa, negocio de la época, lo vendía en 200, pero al contado, con el gancho de participar en la rifa de un Vocho, pura estafa, pese a esto nosotros vendimos millares de ejemplares en Tabasco", refiere contento.
Ramón Tinajero evoca que Time Life, tenía como política comercial no vender a politicos, abogados y policías, porque solo daban el enganche y después no pagaban. Sin embargo, recuerda, que un municipe teapaneco le extendió un documento para visitar todas las escuelas de la Sultana de la Sierra. "Hacíamos la visita al director, entregabamos un obsequio para la biblioteca escolar y luego pasábamos a los salones. Nos iba muy bien, la gente nos compraba, en abonos era más fácil. En el colegio Teapa, las monjas nos compraron cerca de un millón de pesos, para habilitar la biblioteca del colegio".
Con esta experiencia fundó Grupo Editorial Zodiaco, empresa que marchó de maravilla en sus inicios, pero poco a poco fue decayendo y quebró pues ya el sistema de pago a los aboneros dejó de ser funcional.
Ramón Tinajero, también conocido como El Adivino, dice con orgullosa seguridad sobre este apodo: "Me dicen así porque yo les he adivinado la muerte a varios cabrones. Pero así como les adivino el final, también, a más de alguno, les he dicho que compren el número ganador de la lotería. Es un poder pendejo que tengo, les doy a ganar a otros menos a mí".
Ahora, Ramón Tinajero, es la persona precisa para conseguir ese libro perdido hace tiempo que queremos recuperar. También consigue con celeridad el disco que escuchaste en tu infancia y que no escuchaste más; en acetato, CD o en una memoria USB.
"¿Andas en busca de libro antiguo, un incunable?, pídemelo a mí y antes de una semana lo pongo en tus manos", amenaza seguro.