11/07/2022
Te pegaron en el bar el sábado pero viniste a la iglesia el domingo...
Puedes sentarte conmigo, estás justo donde tienes que estar.
Eres drogadicto pero viniste a la iglesia el domingo...
Puedes sentarte conmigo, estás justo donde tienes que estar.
Estás divorciado y la última iglesia a la que asististe te condenó por ello...
Puedes sentarme, estás justo donde tienes que estar.
Has tenido un ab**to y poco a poco te está carcomiendo el corazón, pero viniste a la iglesia el domingo...
Puedes sentarte conmigo, estás justo donde tienes que estar.
Le has sido infiel a tu cónyuge pero viniste a la iglesia el domingo...
Puedes sentarte conmigo, estás justo donde tienes que estar.
Aquí está la cosa, la gente no viene a la iglesia el domingo para que te sientes en el banco y los juzgues en silencio porque sientes que de alguna manera eres mejor que ellos.
Las personas vienen a la iglesia porque en sus momentos más profundos, oscuros y dolorosos escucharon acerca de un hombre llamado Jesús que podría salvar su alma y les gustaría conocerlo.
El hombre que acaba de esnifar co***na de la mesa de la cocina no es un pecador más grande que tú que le dijiste una mentira a tu jefe el lunes para que pudieras salir temprano del trabajo.
La mujer que tuvo un ab**to hace 10 años no es un pecador más grande que tú que le hiciste una broma a un hombre en el tráfico la semana pasada porque te cortó el paso.
El borracho que está tirado en la barra no es un pecador más grande que tú, que de vez en cuando bebe demasiado en casa en privado.
La mujer que acaba de ser atrapada engañando a su esposo no es un pecador más grande que tú que tuviste s**o con tu ahora esposo antes de casarte.
Deja de juzgar a los demás porque su pecado es diferente al tuyo.
Romanos 3:23-24 dice: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, pero todos son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que fue en Cristo Jesús”.
No hay una persona en este mundo demasiado mala, demasiado rota, demasiado mala o demasiado dañada para que Jesús la salve.
Romanos 10:13 dice: “Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.