23/11/2024
"El amor que me mató, me resucitó"
Recuerdo el día que te conocí, como si fuera ayer. Tu sonrisa iluminó la habitación, y mi corazón se detuvo en seco. Me sentí atrapado en una red de emociones, sin saber cómo escapar. Me enamoré de ti, sin saber que era un amor sin futuro.
Pasaron los días, y mi amor por ti creció. Te busqué en cada rincón, en cada mirada, en cada sonrisa. Pero tú no me veías, no me sentías. Eres como un espejo que refleja la belleza, pero no la siente.
Me di cuenta de que mi amor por ti era un amor sin reciprocidad. Un amor que me consumía, que me devoraba, que me mató. Pero en ese momento, no lo sabía. Solo sabía que te amaba, que te necesitaba, que no podía vivir sin ti.
Pero un día, algo cambió. Algo dentro de mí se rompió. Me di cuenta de que mi amor por ti no era saludable. Me di cuenta de que mi amor por ti me estaba matando. Y en ese momento, decidí que ya no quería morir por ti.
Decidí que quería vivir. Quería vivir para mí mismo, para mi propio amor, para mi propia felicidad. Y así, comencé a caminar. Comencé a caminar hacia mí mismo, hacia mi propio corazón, hacia mi propia alma.
Y en ese camino, descubrí algo increíble. Descubrí que mi amor por ti no era el único amor que existía. Descubrí que había un amor más grande, más puro, más verdadero. Y ese amor era el amor propio.
Me di cuenta de que mi amor propio era el amor que me había estado buscando todo el tiempo. Era el amor que me hacía sentir vivo, que me hacía sentir feliz, que me hacía sentir completo.
Y así, decidí que ya no quería amarte más. Decidí que quería amarme a mí mismo. Quería amarme con todo mi corazón, con toda mi alma. Quería amarme sin condiciones, sin expectativas, sin miedo.
Y en ese momento, me sentí libre. Me sentí libre de la carga de mi amor no correspondido. Me sentí libre de la necesidad de tu amor. Me sentí libre de ser yo mismo, de amarme a mí mismo, de vivir para mí mismo.
Y así, te dejo ir. Te dejo ir con la esperanza de que encuentres tu propio amor propio. Te dejo ir con la esperanza de que descubras que el amor verdadero no es el que se busca en los demás, sino el que se encuentra en uno mismo.
Y yo, me quedo conmigo mismo, me elijo Me quedo con mi amor propio. Me quedo con la libertad de ser yo mismo, amarme a mí mismo, de vivir para mí mismo.