24/12/2022
Capítulo 29 de 120 Sección 1 de 4
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ESTUDIO-VIDA DE GENESIS
MENSAJE VEINTINUEVE
LA VIDA Y OBRA QUE CAMBIO LA ERA
En este mensaje, que constituye un paréntesis en nuestro estudio-vida de Génesis, tengo la carga de que veamos un punto crucial acerca de la vida de Noé: su vida y obra cambió la era. A pesar de haberlo visto anteriormente en mi estudio de Génesis, nunca lo había visto de manera tan vívida como en estos días. Cambiar la era no es nada insignificante.
Hay un gran contraste entre Génesis 1 y Génesis 6. Si leen la última parte de Génesis 1, verán que Dios creó al hombre a Su imagen para que lo expresara a El (1:26). Dios deseaba que el hombre fuese Su expresión. El hombre fue hecho a la imagen de Dios para expresar nada menos que al propio Dios. El hombre es como una fotografía, hecha a la imagen de Dios para expresarlo a El. Y también recibió la autoridad de Dios a fin de ejercer esta autoridad para que el dominio de Dios estuviera sobre la tierra. Debemos ver cuán importante es esta comisión. El hombre fue creado a la imagen de Dios para expresarlo a El, y se le encomendó la autoridad de Dios para representarlo y para establecer un dominio en la tierra y señorear sobre todas las criaturas de Dios. Dios no le mandó al hombre que laborara ni que estableciera un monasterio. No, Dios tenía la intención de que el hombre lo expresara a El con Su imagen y lo representara con Su autoridad.
Después de crear al hombre y de contemplarlo bien, Dios dijo que era “bueno en gran manera” (1:31). Después de algunos de los seis días, El dijo simplemente que era “bueno”. En el segundo día, Dios no dijo nada, porque en aquel día había ángeles caídos en el aire y demonios en el agua. Ese día El no pudo decir que era “bueno”. Dios no dijo nada acerca del segundo día. En el sexto día, cuando Dios creó al hombre, contempló Su obra, particularmente al hombre, y dijo que era “bueno en gran manera”. A los ojos de Dios, el hombre era muy bueno.
Cinco capítulos más adelante, en Génesis 6, Dios volvió a mirar a la humanidad. Cuando Dios miró por primera vez a la humanidad en Génesis 1, estaba contento y complacido con el hombre. Cuando consideró nuevamente al hombre en Génesis 6, vio que el hombre había venido a ser malo y corrupto al máximo, y le dolió haberlo hecho. ¡Qué cambio más radical, comparado con Génesis 1! Originalmente el hombre se encontraba en un elevado nivel, pero desde el capítulo tres, comenzó a descender. ¿Qué hubiera hecho usted si fuese Dios? Tal vez habría dicho: “Olvidémonos del hombre”. Pero ¿en qué quedaría el propósito eterno de Dios? ¿No es Dios el Dios eterno? ¿Acaso puede cambiar el Dios eterno? Dios no es un Dios temporal, sino un Dios eterno. En El no hay sombra de variación (Jac. 1:17). Cuando El toma una decisión, ésta perdura para siempre. Si Dios hubiera olvidado Su propósito eterno, Su enemigo se habría burlado de El, diciendo: “Creaste al hombre con la intención de vencerme, pero el vencido no fui yo sino Tú”. ¿Podrá Dios ser vencido? ¡Jamás! Entonces, ¿qué debía hacer Dios? Encontramos la respuesta, la cual en principio no ha cambiado a lo largo de los siglos, en Génesis 6:8: “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”.
Leamos los versículos del 5 al 8: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. En hebreo, las palabras “todo designio” significa propósitos y deseos. “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho”. Si eso fuera todo, no quedaría ninguna esperanza. Pero ¡aleluya por el versículo 8! Este versículo empieza con un gran “pero”. “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”. Este es uno de los versículos más importantes del libro de Génesis. Satanás estaba contento de que el hombre fuera raído por Dios de la faz de la tierra, pero Noé halló gracia a los ojos de Jehová. Esto cambió la situación y la era. ¡Aleluya, Dios no fue vencido! En medio de un aparente fracaso, un hombre venció por hallar gracia ante los ojos del Señor. Este fue un momento crítico. Si leen la historia a la par de la Biblia, verán que en cada generación Satanás ha hecho lo posible por empeorar la situación, pero siempre ha habido una persona o varias que han hallado gracia a los ojos de Dios y que han llegado a cambiar la era. Recuerde la historia de Israel. Aunque el pueblo se seguía degradando a lo más vil, hubo, para sorpresa del enemigo, un joven llamado Daniel. Dice en Daniel 1:8: “Pero Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía”. Allí en el libro de Daniel leemos “Pero Daniel”; y aquí en Génesis 6:8 leemos “pero Noé”. En la fase más baja de la caída del hombre, siempre hay un “pero”.
Si examinamos la vida de Noé, veremos que ésta no consistió simplemente en andar con Dios o en edificar el arca. El punto fundamental y crucial es éste: Dios usó a Noé para cambiar la era. El enemigo había trastornado la situación, al grado que Dios se arrepintió de haber hecho al hombre. Aparentemente ya no había ninguna esperanza. Pero Noé halló gracia. La vida de Noé fue una vida que cambió la era.
Consideren la situación actual. Si leen los evangelios y ven el propósito de Dios para la iglesia, se darán cuenta de que la iglesia tiene una comisión muy elevada. La iglesia fue producida por la vida de Dios a fin de expresarlo en esta era neotestamentaria. A la iglesia se le encomendó esa comisión gloriosa. No debemos mirar el pasado. La situación actual es suficiente para mostrarnos cuánto ha caído y se ha desviado la iglesia de la meta de Dios. Pero no se desilusione. Aunque Satanás hizo todo lo posible por estorbar el propósito original de Dios, éste todavía puede llevarlo a cabo. En medio de todos los fracasos, Dios ha establecido iglesias locales para cambiar la era hoy en día.
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