06/01/2021
Sé que dentro del aturdimiento, la impotencia, el dolor y la soledad este no ha sido un año horrible, quiero decir, sería injusto afirmar que no han existido destellos, canciones, amores, abrazos que no caben dentro de esta burda etiqueta.
Resulta más sencillo acusar al 2020 de toda nuestra frustración en vez de asumir la incapacidad anímica, social y espiritual que mostramos ante un cambio absoluto de nuestro paradigma cotidiano.
Yo no quiero que se instale esta realidad, como todas, quiero tocarme, volver a bailar en masa, rozarnos, quiero vernos las caras en las calles, sentir la fuerza y el poder de la juntada humana
mas si acaso lo espontáneo de la vida tardara mucho en volver, al menos quisiera no vivir frustrado, no caerme adentro de esta grieta social, no quiero que sigan debilitándose los lazos.
El miedo, el odio y la desidia viven adentro y aunque creo que nos bombardean cada día para que los sintamos somos lxs únicxs responsables de sentirlos.
Este escrito no sé bien lo qué es ni para qué sirva pero ojalá como apapacho, como carta de agradecimiento en papel de reflexión para todas las personas que lo leen, que lo inspiran, que lo viven.
Termino el año agradecido de vivir con quien vivo, de trabajar con quien trabajo y de g***r con quien gozo y aunque haya extrañado profundamente la expansión, el viaje, el movimiento y la frescura de lo nuevo, he aprendido a disfrutar, a cuidar y a querer mejor lo que tengo que es muchísimo.
Pedro Pastor 💜✨