07/07/2023
"La procesion"
Corria el año de 1837, en el antiguo yucatan que no estaba divida para restarle poder politico, antes del conflicto armado que nuestros antepasados mayas, desataron ante la tirania del hombre blanco.
Cuentan los antiguos, que comenzaban su dia antes de salir el sol y finalizaba con el principio del atarceder, que para tiempos de finados, siempre se preparaba desde finales de octubre, el sacben o camino blanco, se mantenia la casa limpia, y siempre, siempre se preparaba su platillo favorito a la señora muerte, el cual era un caldo de patas de pollo, para que tardara en degustarlo y darle asi mas tiempo de visita y convivencia al finado, este platillo siempre se dejaba en la puerta de la casa.
Mas sinembargo, se decia que para la vispera del 30 de octubre, durante la madrugada, se iniciaba una procesion la cual era un desfile mortuorio, en el cual, las animas desfilaban con sus velas en mano para iluminar su camino, estaba rotundamente prohibido, siquiera mirar atraves del ventanal o en las grietas del porton, aun asi el bullicio fuera fuerte, por ningun motivo se debia responder al llamado.
Pero, un hombre del centro del pais, alejado de las costumbres y dichos de los antiguos, al oir esto lo tomo a broma, y lo primero en esbozar fue, esas supersticiones infantiles solo los incautos creen, no son mas que cuentos para asustar a los crios.
No fue asi aquel 31 de octubre de 1837, vispera de los fieles difuntos, en el pueblo todos preparaban sus hogares para tener listo el pixan con el que recibirian a sus seres queridos, y le dejaban su platillo, a la señora de los mu***os, menos aquel hombre, solo se rio con fuerza y burla, ah lo que el j'men del pueblo solo susurro, pobres de aquellos que no respetan a aquellos que vuelven del sueño eterno, a todos esos, les espera una agonizante partida.
Cayo la noche, el pueblo estaba sumido en un silencio espectral, de repente en la entrada del pueblo, se empezaron a escuchar a lo lejos murmullos, y unas cuantas luces como luciernagas, ante aquella penumbra, dado que aquella luna llena fue ocultaba por una enorme nube, tupida cual si llevara una tormenta, poco a poco el murmuro se torno bullicio, y las luciernagas en una enorme columna de fuego.
Todos dormian en el pueblo y aquellos que no conciliaban el sueño, ignoraban aquel bullicio, salvo aquel hombre, que ahogado en alcohol y envalentonado por este, harto de aquel bullicio, abrio intenpestivamente su porton, gritando: ¡callense de una maldita vez!
En cuanto termino la frase, una hermosa mujer se le acerco, no se parecia a ninguna chica del pueblo y su belleza y blancura no tenia comparacion, tenia una mirada profunda con unas pupilas en un bello tono turquesa, lo cual no era propio del rumbo, dulcemente la chica le extendio su vela, y acto seguido exclamo, ¡oh tan noble caballero, disculpe el ruido y el haberlo inportunado, pero es que vengo llegando desde muy lejos, por favor tome esta vela como disculpa, y veame pasado mañana a las afueras del pueblo!
El hombre se quedo sin palabras ante tal belleza, y solamente asintio con la cabeza, tomo la vela, y cerro su porton, y se acosto cayendo en un sueño profundo, a la mañana siguiente creyendo que fue un sueño, se levanto se dio un baño, y al buscar su cambio de ropa hallo la vela, recordo aquellas palabras: ¡pasado mañana en las afueras del pueblo!
El hombre recorrio todo el pueblo buscando la choza donde estaba alojada esta bella jovencita, sin exito, entonces decidio aguardar hasta que se cumpla el plazo, llego asi la noche del 2 de noviembre, aproximadas las 11:30 de la noche, ahi estaba aquel hombre con una antorcha en la mano esperando a aquella palida chica, de pronto la temperatura bajo, y la penumbra se hizo mas densa, escucho murmuros, vio unas luces como luciernagas que poco a poco se hicieron mas intensas asi como los murmuros se hicieron bullicio, no creia lo que veia, pero aquellos hombres y mujeres no caminaban, flotaban, un escalofrio inmenso recorrio su espalda, en eso aparecio aquella chica, y con ternura le dijo, siento mucho que no creyeras en lo que se te advirtio, y lastimosamente al lugar que pertenezco no puedes ir tu, pero no te preocupes, guarda esta vela, que te di hasta que sea el momento de encontrarnos de nuevo.
El de nuevo solo asintio, y asi como todo el gentio llego desaparecio en la oscuridad de la noche, pasaron dos semanas, y el hombre enfermo de gravedad, tenia una fiebre muy intensa, no podia comer ni beber, tenia vomitos intensos, y solo decia ¡la chica esa chica!, el cura del pueblo le pregunto ¿de que chica hablas hijo mio? A Lo que el respondio, oh padre es bellisima debo esperarla, para entregarle su vela, el cura extrañado pregunto: ¿cual vela? El respondio: aquella que esta en el cajon, el padre algo extrañado fue hasta su cajon y lo abrio, encontrando horrorizado un femur humano, y recordando lo que contaban los pobladores se persigno, y le dijo al hombre, ay hijo mio, no me digas que saliste al oir el bullicio de la madrugada en estas noches, en hombre solo asintio.
El padre le explico lo que le habian relatado los pobladores, hijo mio, aquello que viste no fue otra cosa que la procesion de animas que cada 31 de octubre peregrina para poder visitar a sus seres queridos, y la chica que va al frente no es ni mas ni menos que la muerte misma, buscando almas nuevas para el purgatorio, por eso la gente del pueblo no sale una vez caida la noche, por que la vela dada es sentencia dictada, y ella reclamara el alma de aquel que la acepte, y es tan claro que lo que en realidad recibes no es una vela si no un femur, ¡su femur!, y lo reclamara junto con la vida de aquel que la guarda.
Ni bien el cura dejo de expresar la ultima oracion, aquel hombre suspiro, y como si de un alivio se tratara cayo en el sueño eterno de la muerte, acto seguido, el femur desaparecio de aquel cajon.
"Esto y mas son parte de las leyendas del Mayab!