24/12/2024
En esta Navidad, celebremos con alegría el maravilloso acontecimiento del nacimiento de nuestro Salvador, anunciado por los profetas desde antaño:
Isaías 7; 14
“Por eso el Señor mismo les dará una señal: Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.”
Con ese gozo y esperanza, unámonos en oración y digamos con fe:
“Dios te salve, María, llena de gracia.”
Pues por su humilde “Hágase en mí según tu palabra”, recibimos la mayor promesa de amor.
Lucas 1;26-31,38
“En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. El nombre de la virgen era María. El ángel entró y le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’
María se turbó ante estas palabras, pero el ángel añadió: ‘No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y lo llamarás Jesús.’
María respondió: ‘Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mí tu palabra.’ Y el ángel se alejó.”
Sigamos el ejemplo de Santa Isabel, quien, llena del Espíritu Santo, proclamó con fervor:
“Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.”
Lucas 1;41-43
“Apenas Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a gran voz: ‘¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme?’”
Que la alegría y la paz de Cristo llenen nuestros corazones hoy y siempre. Recordemos también a aquellos seres queridos que ya no están físicamente con nosotros, pero permanecen vivos en nuestro amor y nuestras memorias.
¡Que tengan una Feliz Navidad llena de bendiciones!
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