Relatos de sw, tríos y cuckold

Relatos de sw, tríos y cuckold relatos eróticos

27/11/2024

Un regalo de cumpleaños.

A petición de mi marido, voy a comenzar a escribir las situaciones más morbosas y excitantes que hemos vivido juntos. Todo lo que voy a contar es real, hacerlo me hace recordarlo y revivirlo de nuevo. Este será el primero de varios relatos que me gustaría publicar.

Era una tarde de verano, nos encontrábamos con nuestros amigos (otras dos parejas de edades similares a las nuestras) en la piscina de la casa de mis padres celebrando mi cumpleaños. Recuerdo que hacía muchísima calor y que no parábamos de charlar, reír y beber mojitos.

Lo que más me gusta de mis amigos, sobre todo de una de las parejas con las que tenemos más confianza, es que podemos hablar de todo. En muchas ocasiones hemos intercambiado miradas y comentarios que me han puesto muy caliente, y es que tanto ella como él, desprenden una se*******ad y erotismo que te pone la piel de gallina.

Al cabo de un par de horas se terminó el hielo, por lo que mis dos amigas se ofrecieron para ir juntas al supermercado a comprar más, el marido de la otra se quedó durmiendo en una de las colchonetas de la piscina, y mi marido, su mejor amigo y yo, nos salimos para preparar otra jarra de mojito.

Lo que ocurrió a continuación, ha quedado grabado en mi memoria como el momento más excitante, caliente y morboso de toda mi vida, todavía al recordarlo siento como una chispa que recorre mis labios mayores, clítoris y me sube por el ombligo hasta el pecho.

Mi marido sabía perfectamente que su amigo me atraía físicamente, y aprovechando que salí un momento de la cocina, le propuso llevarme a uno de los dormitorios para calentarme entre los dos, una proposición tan caliente como arriesgada, pues su mujer volvería en cualquier momento.

La tentación estaba servida y él accedió encantado, por lo que al volver a la cocina, ambos clavaron su mirada en mí y me pidieron que les acompañara un momento, que tenían que decirme algo. Al entrar en el dormitorio, cerraron la puerta y yo miré a mi marido pensando ¿qué ocurre? Mi marido se acercó y me susurró al oído: “voy a regalarte una cosa que sé que quieres desde hace tiempo”.

Casi me muero. Empecé a derretirme cuando sentí como las manos de su amigo me sujetaban la cintura acercándome hacia él de frente. Mi corazón latía fuerte pero el alcohol me hizo desinhibirme, había soñado desde hacía tiempo con un momento así y no lo iba a desaprovechar. Comenzó a besarme y lamerme el cuello mientras mi marido me masajeaba el c**o y me besaba por detrás. Los tres cuerpos juntos y yo en el medio, los tres calientes y cachondos. Yo sentía como se me hinchaba el clítoris y como las pollas erectas de mi marido y de su amigo me rozaban y presionaban por delante y por detrás debajo de sus bañadores.

Su amigo me tocaba las tetas y me chupaba los pezones mientras mi marido seguía tocándome el c**o y comiéndome por detrás. Me derretía por momentos y mis piernas se aflojaban cada vez más. Le pedí que subiera para seguir comiéndole la boca y empecé a manosear sus pollas, una en cada mano, recorriéndolas de arriba a abajo, estaban muy duras, me moría de placer.

En ese momento pensé en comérmelas las dos a la vez, como he visto en algunas pelis p***o, las dos en mi boca, juntas, una en cada mano, me pone cachondísima, y cuando iba a empezar a bajar… ¡sonó el timbre de la puerta! No me lo podía creer, estaba allí chorreando, en el sueño erótico más intenso de mi vida y no podía continuar.

Nos pusimos rápidamente los bañadores, yo me fui al baño, su amigo a la piscina y mi marido a abrir la puerta a nuestras amigas. Después preparamos más mojitos y seguimos con la fiesta, intercambiando de vez en cuando miradas de fuego y complicidad, todavía calientes del momento tan excitante vivido minutos antes.

De esto han pasado ya dos años y cada vez que lo recuerdo me pongo cachonda. Muchas noches me masturbo pensando en ese instante, dejando volar mi imaginación, soñando que estoy en la misma habitación, entre ellos, y terminan follándome los dos a la vez. A veces también imagino que terminan corriéndose en mi boca y yo relamiéndoles las pollas, momento en el que llego a un fuerte orgasmo. Fue increíble.

Después hemos vivido otras aventuras y hemos llegado a cosas más fuertes, pero esta primera vez fue la mejor.

Aporte de un seguidor.
24/09/2024

Aporte de un seguidor.

07/09/2024

Mi esposa accedió a fo**ar con nuestro amigo.

Cada vez que mi esposa y yo follábamos siempre le decía que me gustaría hacer un trío con la participación de otro hombre, o simplemente verla cachar con otro. En un comienzo ella se escandalizaba y me respondía:

–¡¿Estás loco Javier?! Tú eres y siempre Un poco el único hombre con quien hago el amor. No me veo ni me gusta hacerlo con otro, sólo contigo.

Mi esposa se llama Elena, es de piel blanca, bonita de cara, ojos color café, cabello castaño, buen cuerpo, resaltan mucho sus piernas y trasero, de senos más grandes del tamaño standard, de estatura mediana, ambos tenemos 36 años. Mi nombre es Javier y trabajo como gerente de ventas en una empresa comercializadora de productos de consumo masivo en una ciudad al norte del Perú.

Siempre insistía en mi fantasía de verla fo**ar con otro hombre, aparte que mi esposa es de naturaleza muy ardiente, por lo cual quería que la atendiera todos los días. Aproveché esta situación y sacar ventaja diciéndole que ella necesitaba que otro macho podría hacer mis veces como “suplente”. Ante esta disyuntiva fue cediendo poco a poco y utilizamos esa fantasía cuando hacíamos el amor:

–Cariño qué rico c**o tienes –le decía– me encantan tus piernas, tus tetas, todo tu cuerpo. Me gusta fo**ar contigo, me encanta cuando me chupas la v***a uuum ¡qué delicia! Imagínate que no fuera yo sino otro hombre que te estuviera taladrando el c**o, ya sabes que no te puedo complacer todos los días, así como tú quieres, con otro hombre ya podrías fo**ar todos los días, como te gusta.

–Sííí mi amor, sííí ¡qué rico, ¡qué ricooo! –me respondía bien arrecha- ¡oooh sííí! sentir otro tronco dentro de mi co**ha, que me chupe las tetas, que me meta su lengua en mi c**o, sigue cariño, sigue, sigue, no saques tu v***a de mi co**ha mojada, taládrame con este mete y saca aaaah… ricooo… ricooo… sííí… sííí, amor me vengo, me vengo, me vengooo, aaah

Elena terminaba con un fuerte y espectacular orgasmo, ese orgasmo como todos los or****os que tenía mi esposa me estimulaban tanto que a los pocos segundos yo eyaculaba inundando su va**na a borbotones, luego ella bajaba sus dedos hacia la entrada de su va**na, recogía un poco de semen para luego chupárselos, esto siempre lo hacía.

–Me gusta el sabor de tu semen, me excita amor –decía ella– ummm… qué rico, pero recuerda que eso de otro hombre es una fantasía ¿eh?

–Pero no me vas a negar que te gustaría hacerlo con otro, tu cuerpo te lo está pidiendo mi vida, aunque tu mente manifieste lo contrario.

–Sí mi amor, pero no sé, me da temor… no sé. Tú siempre has sido el único hombre que ha estado dentro de mí. Tengo miedo que si eso se hace realidad luego te vas a poner mal, te van a dar celos y nuestro matrimonio se pueda resquebrajar, no quiero perderte porque te amo mucho, a pesar que mi cuerpo me pide s**o todos los días y muchas veces he tenido que masturbarme en tu ausencia para saciar esta calentura, aunque no es lo mismo cuando se hace con un hombre.

–Te entiendo princesa –le respondí– no te preocupes por mí, aunque tú no lo creas, a pesar que yo también te amo con locura lo nuestro va a estar unido más que nunca. No te imaginas la arrechura que me produce el hecho de verte cachando con otro hombre, que te meta la pinga en tu jugosa va**na, viendo tu hermoso cuerpo desnudo… caray… aunque no lo creas eso me pone a mil.

–Jajaja ¡qué loco eres mi amor! Por si acaso, por mi parte yo no soportaría verte con otra mujer. Ya sabes, ni siquiera se te ocurra mencionármelo. Está bien, voy a pensarlo, pero eso sí, con un hombre que me guste, no con cualquiera mi amor.

–Preciosa, ¿hay en nuestro entorno algún hombre que te guste? ¿Alguno que yo conozca? –le pregunté.

–Pues sí, pero no te vayas a poner celoso ¿eh?

–No, no te preocupes mi vida –le respondí.

–Bueno, es Miguel, el esposo de Rocío. Hace tiempo que me está enamorando a tus espaldas, claro está que yo no le hago caso, pero siempre me coquetea, me gusta el desgraciado ese. Me invita a salir, cuando nos encontramos ya sea en su casa o en cualquier otro sitio me saluda con besos en la mejilla casi en la comisura de mis labios, yo le digo que se comporte, que nos pueden descubrir Rocío o tú.

Rocío y Miguel son una pareja de esposos que son amigos nuestros que siempre nos frecuentamos ya sea en su casa o en la nuestra. Miguel trabaja en un banco de la ciudad y tiene fama de mujeriego, entre tanto que Rocío es ama de casa, que por cierto está como se pide y ella sabe de las correrías de su marido por chismes de amigas, pero como nada se ha comprobado la relación entre ellos sigue sin ningún problema.

Después de un par de semanas Rocío y Miguel nos invitaron a su casa para cenar, nosotros por supuesto aceptamos el invite. Llegamos alrededor de las 8 pm.

Durante la cena conversábamos de muchas cosas, había mucha cerveza que nos gusta mucho a nosotros los varones, mientras que las damas tomaban pisco sour una bebida alcohólica propia del Perú. Tragos van tragos vienen y nos puso a los cuatro muy “entonados”, después de terminar la cena continuamos con las bebidas y la conversación se volvía más amena y picante, contábamos chistes colorados relacionados con el s**o y después pasamos a la antesala continuando con nuestra conversación. A eso de las 12 de la medianoche Rocío se levanta y nos comunica:

–Ay chicos, creo que me ha caído un poco mal la bebida que he tomado, voy a descansar un rato, ustedes sigan con Miguelito por favor, no se vayan a ir, por favor discúlpenme.

–No te preocupes Rocío, nosotros también ya nos íbamos –le contesté.

–Caray muchachos, no sean aguafiestas, todavía la “noche está virgen” –reclamó Miguel- si ya estamos en la madrugada del domingo así que no hay por qué ir a trabajar. La estamos pasando bien, quédense por favor, mas bien disculpen a Rocío ella es poco de tragos y creo que esta vez se ha excedido.

–Sí, sí chicos, tiene razón Miguelito, ustedes no tienen por qué irse, por favor discúlpenme otra vez – insistió Rocío.

–Bueno, dada la insistencia y si no hay ningún inconveniente nos quedamos, ¿qué dices tú mi amor? – le pregunté a Elena.

–Por mi parte no tengo ningún inconveniente, es mejor que descanses Rocío, más tarde amanecerás más tranquila – le dijo mi esposa a Rocío.

–Que descanses amiga, y gracias por todo – le respondí a la esposa de Miguel.

Después que nos quedamos solos los tres, Miguel, Elena y yo, continuando con nuestra amena conversación de s**o, yo veía que mi esposa ya estaba más entonada como consecuencia del alcohol que estaba ingiriendo y sé que cuando está en copas se pone más cachonda de lo normal hasta el punto que entre ella y Miguel se miraban en forma libidinosa.

Aprovechando del tema de la conversación en que estábamos, dirigí la misma hacia el tema de los famosos tríos, básicamente dos hombres y una mujer.

–Dime Miguel ¿qué opinas de los famosos tríos, en donde cogen una mujer con dos hombres? – le pregunté.

–En verdad debe ser super excitante, nunca he tenido esa clase de experiencia – me respondió Miguel – Y tú Elenita ¿cuál es tu opinión?

–Ayyy, no sé Miguel, nunca me he imaginado esa clase de relación. Aunque creo yo que todo depende con quién estés. Eso es importante.

Antes que nada, debo mencionar que Elena tenía puesto una minifalda de licra roja en donde mostraba sus hermosas piernas y le agrandaba el c**o; la blusa de licra de color blanco con tiritas en los hombros se podía notar en alto relieve sus pezones ya que no vestía brasier; los pies hermosos cuyas uñas tenían el mismo color de la minifalda calzaba unas sandalias de tacón alto del mismo color rojo. En verdad estaba despampanante.

–Les propongo una cosa, ¿qué les parece si hacemos un trío entre nosotros? – lancé la pregunta.

–¡Estás loco Javier! ¿Cómo se te ocurre pedirnos eso? ¡Yo soy tu esposa! ¿Vas a querer compartirme con Miguel? ¿Sabes muy bien que Rocío es mi amiga, que nos conocemos desde que estudiábamos en el colegio? ¡Qué va a pensar Miguel!

–Pero Elenita, eso quedaría entre nosotros tres – replicó Miguel – nadie tendría por qué saberlo. Esto sería una excitante y bonita experiencia. Muchas veces la rutina ocasiona aburrimiento en una relación de pareja y qué es mejor que salir de los parámetros que nos impone la sociedad. Yo soy de mente abierta y te confieso que desde que te conocí siempre te he deseado con todo el respeto que se merece Javier.

–No te preocupes Miguel, te entiendo, con una mujer tan hermosa y con ese cuerpo espectacular que posee Elenita no es para menos.

–Mi Princesa, como siempre lo conversamos – me dirigía a Elena – esto sería el comienzo de una relación más emocionante, más placentera, fuera de lo común y lo que es lo más importante esto quedaría entre nosotros, ya que Miguel es una persona confiable y madura. ¿Qué dices mi amor?

–Ay no sé Javier, pero si digo que sí, dónde lo haríamos, porque aquí no puede ser, podría levantarse Rocío o cualquier otra persona, ya sabes que soy muy chillona… jijiji disculpa Miguelito, yo soy así – nos dijo mi esposa.

–Caray Elenita, me encantan las mujeres gritonas en la cama, no te preocupes… jajaja escuchen chicos, para todo hay solución, vámonos a un motel que conozco, allí nadie nos va a molestar ¿Qué tal? – sugirió Miguel.

Apenas terminó de hablar Miguel, tomé de la mano a Elena y nos fuimos directamente al auto de Miguel y nos encaminamos los tres al motel.

Enrumbamos a un motel que se encuentra a las afueras de ciudad, ingresamos al establecimiento y nos estacionamos frente al cuarto No. 8. Bajamos del auto. A mi esposa se le notaba algo nerviosa y a la vez excitada. Ingresamos a la habitación, que por cierto era muy bonita, con luces bajas, una cama bastante amplia, al frente de la cama estaba una mesa con dos sillas y al lado derecho al terminar la pared se encontraba el baño. En la pared que se ubicaba al costado izquierdo de la cama había una ventana grande con cortinas que daba al patio donde se estacionan los autos.

–Miguelito, para que te enteres es la primera vez que voy a hacer esto, así que tenme paciencia y comprende mis nervios – comentó mi esposa.

Después de inspeccionar el cuarto, el baño y ponernos cómodos encendí la música.

–¿Saben chicos? Quiero que ustedes dos comiencen a calentarse. Yo prefiero verlos.

–¿Tú no vas a participar mi amor? – me preguntó Elena.

–No Princesa, primero quiero verlos coger – le respondí – esa ha sido y es la ilusión más grande de mi vida y no me la quiero perder. Probablemente más tarde participe cariño.

Luego que dije eso, Miguel abrazó a mi esposa y le estampó un beso largo y con lengua, estuvieron cerca de cinco minutos en ese estado, y mi mujer correspondía excitada esos besos que le prodigaba su amante ocasional, después Miguel fue bajando al cuello y comenzó a darle besos suaves en toda esa área, Elena se dejaba estimular, es una de las partes más erógenas de ella. Enseguida le fue quitando la blusa y él se sacó la camisa, aprovechó que los pezones de Elena estaban erguidos producto de la excitación cuando comenzó a chupárselos. Mi esposa comenzó a jadear:

–Oooh Miguelito, que rico me las chupas, aaah, es una sensación deliciosa. Mira como tengo las tetas a tu merced, uuum, me las chupas deliciosamente rico, oooh y delante de mi esposo, ummm, sigue cariño, sigue, aaah – exclamaba Elena producto de la excitación.

–Sííí Elenita, en verdad envidio a Javier de tener a un monumento de esposa y sobre todo muy arrecha, me gusta que seas arrecha. Tus tetas son increíblemente hermosas y sensuales, es un regalo poder mamártelas, ummm – le respondía Miguel excitado.

Después de esta escena Miguel la llevó a la cama acostándola boca arriba y allí comenzó a desnudarla por completo y él también hizo lo mismo, ya cuando ambos estaban completamente desnudos tomé la silla donde estaba sentado observando y me puse al lado izquierdo de la cama para no perderme ningún detalle.

Miguel dejó de lado las tetas de mi esposa fue bajando por su vientre dando besos y pasando su lengua por toda su piel, hasta que llegó a la v***a y comenzó a meter su lengua dentro de su va**na, pude observar que lamía su clítoris. Ella se retorcía de placer.

–Aaah Miguel, Miguelitooo, síííí ¡qué delicia sentir tu lengua dentro de mi c**o, oooh, aaah, sigue, sigue, sigue cabronazo, sigue disfrutando del cuerpo de la mujer de tu amigo, aaah, mira Javier, ummm, cómo tu amigo está saboreando mis líquidos… aaah, que salen de mi va**na – completamente cachonda y fuera de sí exclamaba Elena. Vale mencionar que Elena cuando está cachonda emana de su va**na abundante cantidad de fluidos que incluso llegan a mojar su c**o y la sábana.

–Elenita, me he tragado buena cantidad de tus jugos – comentaba Miguel – son una delicia para cualquier paladar. Caray amor, emanas abundante líquido por tu c**o que moja tu c**o y la sábana. Ahora voy a meter mi tranca dentro co**ha para que sientas la arrechura en su máxima expresión.

Fue entonces que Elena levantó la mirada y pudo ver la semejante polla que se manejaba Miguel.

–¡Miguel tienes una tranca descomunal! ¿Crees tú que semejante v***a me va a caber en mi conchita? ¿Qué dices tú mi cornudito? Porque si bien es cierto la tuya es grande pero la de tu amigo es super grande.

–No te preocupes mi amor – le respondí a Elena – yo sé que la vas a disfrutar mucho. Esa pinga te va a volver loca.

–Uuuy, ni modo mi amor, aaah, aquí se va hacer tu voluntad. Miguel ya no aguanto más, estoy super cachonda, oooh, yo no puedo vivir sin una buena v***a dentro de mi va**na, así que métemela por favor quiero sentirla.

–Que se te haga tu voluntad mi putita – respondió Miguel – allí va, te va a encantar.

Miguel comenzó a meterle su poronga en la cueva de mi esposa lentamente, pero sin detenerse.

–Oooh, pendejo, me siento clavada por tu inmensa v***a, aaah, se siente rico cariño, ummm, me vas a reventar el c**o Miguel, oooh, ya la siento todita dentro de mi cuerpo, aaag, quien como Rocío, oooh, que disfruta frecuentemente de esta v***a, oooh, mira Javier, mira cómo me taladran el agujero, mira como otro hombre coge a tu mujer, aaah, metiéndole la pichula gigante que se maneja, ummm, se siente rico mi amor, es una delicia, sigue cariño, sigue reventándome la co**ha, sigue por favor, oooh…

En esos momentos Miguel sigue con un mete y saca continuo y sin parar, disfruta cada milímetro de la va**na de mi esposa. Aprovecho para sacarme toda la ropa y quedarme completamente desnudo con la v***a bien parada emitiendo permanentemente líquido seminal por la punta de mi v***a producto de la excitación que tenía al ver que otro hombre le estaba perforando la co**ha a mi mujer.

–Uuuy Elenita, qué rica va**na que tienes, bien apretadita y bien húmeda – exclamaba Miguel – siento tus jugos bañarme todo el largo de mi polla, estás mojadita mujer. Eres bien cachonda preciosa, te gusta mucho la v***a, eres insaciable, eres toda una p**a.

–Sííí Miguel, sííí, soy una p**a, soy una ra**ra, una zorra, así me gusta que me traten, como una pr******ta, aaah dímelo siempre vergón. Me arrecha más que estoy siendo fornicada por el esposo de mi amiga, ummm, aaaah, oooh, ummm, siento cada centímetro de tu tranca, aaah, se siente delicioso cariño ummm…

Ya mi esposa estaba fuera de control producto de su excitación, sintiendo la potente y grande polla de Miguel que le taladraba profundamente el c**o en un mete y saca incansable. Luego de varios minutos, Miguel le dijo a Elena que se pusiera en cuatro, a lo que ella accedió comenzando por atrás a taladrar el c**o de mi mujer. Aproveché la situación para acercarme a ella y meter mi polla dentro de la boca de Elena.

–Ummm, sluuup, sluuup, siempre tu pinga es una delicia mi amor, sluuup, qué rico – me decía Elena – aaay qué rico regalo, sluuup, ven Miguelito, quiero chuparte la pinga también – ordenó Elena y éste obedeció – y tú Javier cáchame el c**o, aaah qué rico, me ensartaste la pinga amor, ummm, sluuup, sluuup, Miguelito, tu poronga apenas entra en mi boca, aaaah, Javier, amor, qué rica está tu pinga, así, así… métemela toda, oooh, sluuup, sluuup, sluuup ¡qué rica tu poronga Miguelito! oooh es una delicia estar empalada por dos hombres a la vez, ummm ¡son ustedes una sarta de degenerados!… oooh, no tienen compasión de mí, sluuup, sluuup, Miguel tu polla está riquísima amor, aaah, al igual que la v***a de Javier aaah….

–Ahora vas a ver lo que es estar bien empalada mi cielo – le dije a Elena. Cambiemos de pose Miguel, échate en la cama y tú amor cabalga la pichula de Miguel.

–Muy bien cariño – me respondió Elena – esa es mi pose favorita.

Después que mi esposa se encontraba montada encima de Miguel engullendo dentro de su va**na la poderosa v***a, la empujé hacia adelante recostándola sobre su pecho, que él aprovechó para darle un impresionante morreo, enseguida me puse detrás de ella y comencé a meterle y pasarle la lengua en su ano como brochazos de pintor.

–Aaag, oooh, ricooo cariño, hummm, sigue ¡qué rica lengua! – deliraba mi mujer – aaaay Miguelito, chúpame las tetas amor, mientras el cornudito, oooh, de mi marido me mete su lengua en mi c**o, hummm, aaaag…

Después de más de cinco minutos en que le metía mi lengua y le daba de lametazos al ano de mi mujer, mientras que Miguel le introducía su poronga dentro del c**o de ella en un mete y saca incesante subiendo y bajando sus caderas, Miguel también aprovechó en mamarle las tetas a mi esposa. Entonces me puse de pie detrás del c**o de Elena con el fin de meter mi v***a dentro de su ano, para ello solté un poco de saliva en mi v***a para lubricarla mejor y comencé a introducirla dentro de su ano. Al darse cuenta Elena la maniobra que iba a hacer exclamó:

–Aaay ¡No Javier, no me jodas, por el c**o no mi amor!, ¡Sabes que por allí me duele!, nooo ¡Sácalo, sácalo por favor! ay, ay, ay, por favor cielo, oooh…

Ya de nada sirvieron las protestas de Elena, mi pichula estaba completamente abrazada del recto de mi ella.

–Aguanta un poco mi amor, vas a ver que dentro de poco te va a gustar – le consolaba de esta manera a Elena – me voy a quedar con la polla unos segundos dentro de tu ano para que se vaya adaptando, ¿sí mi Princesa?

–Ten paciencia Elenita – decía Miguel – muy pronto vas a pedir que Javier te siga taladrando el orto, no te preocupes preciosa, vas a terminar tomándole gusto.

–¡Ustedes dos son un par de mi**das, como el c**o no es de ustedes! ¡Carajo, ahora sí me encuentro bien empalada por dos pingas grandes! Ay, ay, ay, ay. Felizmente no hay otro ca**ón en esta habitación sino estuviera con otra polla dentro de mi boca – se quejaba Elena.

Enseguida comencé a mover mi pinga en un mete y saca suavemente para no lastimar a Elena, igualmente Miguel hacía lo mismo con el c**o de mi mujer, pero no por lastimarla sino para que no se saliera su v***a, a la vez que continuaba mamándole sus pezones.

–Oooh, así mi amor, así, despacio, despacio, aaaah – gemía Elena – ya le estoy sintiendo el gusto, ummm, despacio por favor Javier, no me vayas a destrozar el c**o, sííí, asííí, asííí…

–¿Ya ves Elenita? ¿No te dije que vas a terminar disfrutándolo? Disfruta cariño, no son muchas las mujeres que tienen este privilegio de tener dos pingas dentro de su cuerpo.

–Eres un hijo de p**a Miguel – le decía mi mujer a nuestro amigo – ummm, te saliste con la tuya desgraciado, aaah y tú también Javier, eres una mier, oooh, eres una mi**da, aaah ¡qué rico se siente tener dos trancas en mis agujeros! Aaaag, sigan chicos, sigan por favor, oooh ¡Me siento una p**a! Ummm, sííí, soy una pr******ta, aaah, díganme que soy una p**a, ummm ¡díganlo carajo! oooh…

–¡Eres una pr******ta Elena! – gritamos al unísono Miguel y yo.

Y así estuvimos Miguel y yo taladrando el c**o y la va**na de mi esposa por un buen tiempo, en un mete y saca persistente, aparte que Miguel continuaba chupándole las tetas. Elena parecía estar fuera de sí, se encontraba enajenada, disfrutando de las dos porongas. Los tres nos mirábamos al espejo que se ubicaba al lado derecho de la cama, parecía una película p***ográfica.

–Mira mi amor – le decía a Elena – mira al espejo, nunca te imaginaste verte en ese estado cariño, es una vista espectacular.

–Oooh sííí, mi amor – respondió Elena – es sorprendente, aaah, para saberlo lo hubiésemos filmado, ummm, me siento una puuuta, denme duro cabrones, aaag, denle duro a esta p**a ¡qué delicia estar ensartada por mis dos maridos! Ummm, sííí, ahora tengo dos maridos, qué rico, que rico. Chicos, ya no aguanto más, me vengo, me vengo, me vengooo, aaaah, oooh, ummm, aaag…

–Oooh, yo también me vengo Princesa, ummm – descargué toda mi leche dentro de su ano.

–Yo también acabo Elenita – profería Miguel – aaah, sííí, oooh…

Después que Elena terminó con un potente y prolongado orgasmo, Miguel y yo al mismo tiempo eyaculamos en la va**na y el recto de mi mujer respectivamente, fue espectacular. Tanto Elena como yo nos dejamos caer en la cama, ella a la derecha de él y yo a la derecha de ella.

Después de algunos segundos de silencio mirándonos los tres en el espejo que se encontraba en el techo Elena musitó:

–Caray chicos… puuuchaaa ha sido el polvo más rico de toda mi existencia, se pasaron en verdad, me han hecho delirar de arrechura. Seguramente me dejaron el orto abierto como una flor y el c**o todo hinchado como una p**a por tanta pinga jajaja…

–Jajaja ¿Ahora entiendes amor que te falta otra v***a más? – le decía a ella – eres una mujer super arrecha, yo estoy seguro que conmigo no te es suficiente, ahora tienes a Miguel, que de seguro que te va a dar buenas metidas de polla de vez en cuando. ¿Estás de acuerdo Miguel?

–Claro que sí Javier – respondió Miguel – he disfrutado mucho de tu mujer, es verdaderamente espectacular, además de hermosa, tiene un cuerpo de infarto, también es una sensacional cachera, folla como las diosas.

–Jajaja Miguelito, no exageres – respondió Elena – creo yo que soy una mujer como todas, lo excepcional es que mi esposo es partícipe y cómplice de lo que hemos iniciado.

–Más bien chicos, ¿podemos volver a repetirlo algún día? – exclamó Miguel – o en todo caso Javier, cuando se me apetece ¿puedo tomar prestado a tu mujer para fo**arla?

–Por mi parte no tengo ningún problema. ¿No sé qué dirá Elena?

–Ummm, bueeeno, pero Miguelito, me llamas un día antes – respondió mi esposa.

Después de ducharnos Miguel nos Un poco en nuestra casa. Nos despedimos como siempre amigablemente. Elena y yo volvimos a cachar y después haciendo planes para el próximo encuentro nos quedamos dormidos.

22/08/2024

He aceptado hacer un trio.

Le he dicho que si a mi esposo, después de tantos años calentando mi mente, calentando mi c**o sobre la posibilidad de que otro hombre pueda verme desnuda o estar junto a nosotros mientras hacemos el amor.

Estoy como una cabra, como c**o le he dicho que si a esto?

Ansío vivir una experiencia así, aunque solo por una sola vez, era virgen cuando conocí a mi esposo, nunca mi cuerpo ha sido visto ni tocado por otro hombre que no haya sido él, por ello me come por dentro el pensar que otro hombre pueda excitarse conmigo logra que me moje sólo de pensar esto.

Le he puesto reglas, condiciones sobre el cómo hacerlo:

1º Mi rostro estará cubierto por un antifaz, no quiero por nada de este mundo que ese chico pueda reconocerme alguna vez si me lo encuentro por la calle, por otra parte yo no quiero ver a ese chico, tampoco que mi marido pueda ver la expresión de mi rostro si me excito demasiado, no quiero que piense que soy una p**a y ni de coña que nuestro matrimonio se vaya a la mi**da por esto.

2º Yo estaré vestida con tanga y con sujetador, no quiero que sin más otra persona pueda verme desnuda, el que mi marido haya aceptado esto me hace sentirme un poco más segura, teniendo ropa que cubra mis partes, como lo estaría en la playa teniendo un bikini de dos piezas puestas.

3º El chico solo observará, no participará en nada, no me tocará por nada de este mundo, me encantaría pero tengo miedo a esto, a que mi marido me eche alguna vez en cara que otro hombre ha tocado mis tetas o mi cuerpo, el morbo que quiero experimentar es tan sólo el que haya otra persona con nosotros, nada más.

4º Yo tendré la última palabra, en un solo segundo, si yo decido cortar todo de golpe, todo se acabará, esta es la tranquilidad que me da el que esté mi esposo en el cuarto, que me proteja en todo momento si ese desconocido se vuelve loco, más al saber que una amiga suya, queriendo experimentar algo así, solo queriendo ser tocada por otro, fue penetrada, follada a lo bestia en la cama de un motel siendo infiel a su marido, ha quedado tocada para toda su vida, ha quedado horrorizada por lo que le ocurrió, acabó confesándoselo a su esposo al cabo de unos meses, él la abandonó, él le había propuesto como todos los maridos lo hacen el hacer un trío, suave, light, pero ella como muchas esposas hacen, ni de coña soportarían el saber que su marido está viendo como ella es tocada por otro hombre.

5º Esto lo hago por complacer a mi esposo, nada más, a mi me llega de sobras el s**o que tengo con mi esposo por lo que nunca él me podrá echar en cara esto y menos pedir que yo tenga que devolver el favor trayendo a otra chica a nuestra cama, esto no.

Por lo tanto, no pierdo nada de nada, no crees?

De momento ha ganado mi marido, tres días llevo follándolo, cabalgando su polla según entra por la puerta de casa, por la mañana, lo despierto mamando su polla, haciendo que se vaya encantado a trabajar teniendo sus huevos completamente descargados; esto nos ha cambiado nuestra rutina, nuestra vida sexual, ya no es el polvo que le permitía hacerme cada dos sábados, nunca he sido muy sexual, nunca, la férrea mentalidad casta en la que he sido educada por mi familia, donde todo es pecado o de degenerados así me influyó, siempre he tenido que esconder mis tetas, usando doble camiseta para nadie, nunca pudiese ni imaginar el tamaño de pechos que tengo, no he usado faldas cortas en mi vida, tangas, ni hablar, masturbarme?, ni de coña, todo esto era de guarras según me educaron

Al conocer a mi esposo vi que todo esto era una asquerosa mentira, que las parejas no sólo hacen el amor con la intención de tener hijos, poco a poco crucé al otro lado del muro, tuve que aprender todo en cuestión de s**o, a masturbar y comer la polla a mi esposo, a masturbarme y correrme sintiendo ese enorme placer que se tiene y que no lo cambiaría por nada, no he vuelto a poner doble camiseta, mis 110 copa D se marcan por el tamaño de mis pechos, no porque los vaya enseñando por ahí, es justamente mi esposo el pillín, el que desde que nos conocimos me ha alentado a ser más sensual y sobre todo más sexual.

Ahora uso tangas, el cabroncete de mi esposo me regala conjuntos muy sexys que en la zona de la raja de mi c**o y de mis negras y grandes aureolas se transparenten, le encanta el morbo subido de tono, ver la llama del s**o en mis ojos, reflejándose, siempre lo consigue, le he masturbado en un cine normal, he experimentado el no llevar ropa interior yendo a comer a un restaurante llevando sólo una minifalda corta y una blusa escotada transparente, le encanta tocar, recorrer cada poro de mi piel con sus dedos, esto me pone perra, me corro siempre cuando me hace esto, diciéndome cosas guarras y sobre todo, haciendo recrear en mi mente que es el dedo de otra persona el que se desliza en ese momento por mi cuerpo, teniendo mis ojos cerrados.

Le encanta el riesgo pero controlado, le encantan los juegos morbosos, probar un paso adelante pero siempre que ello sea para los dos, para el disfrute de los dos, me siento amada, deseada cada día estando con él, por ello y porque he comprobado que si es bueno el que una pareja crezca sexualmente confío en él, como siempre, sé que solo soy para él para el resto de nuestras vidas.

Todo cambió a más cuando me regaló un enorme vi****or negro de 25 cm., nunca me lo he introducido dentro de mi va**na, no me atrevo, mi c**o es exclusivamente para mi esposo pero me encanta refregar ese enorme aparato por toda la raja de mi c**o, sintiendo como esa cosa enorme dura como una piedra recorre mi s**o, estando mi marido conmigo al lado, corriéndome cada vez que mi marido me pone en mi mano su polla, notando la otra en mi s**o, el muy ca**ón sabe cómo fo**ar mi punto G, mi mente.

Hoy es el día, mi esposo se ha ocupado de todo, esta noche, después de cenar ha preparado la sesión más p***o y morbosa que nunca hemos tenido, habrá otra persona más en la habitación, a sólo unos centímetros de nosotros, viéndonos hacer, sin poder tocarnos, pero creo que resultará muy excitante

Hemos cenado en un precioso restaurante, ambos hemos bebido generosamente esta noche, los dos necesitábamos algo que nos alegre el momento de lo que vamos a hacer, del paso que vamos a dar, me hubiese encantado que mi esposo me hubiese follado en el restaurante, que me incrustase dentro de mi c**o sus 19 cm. De polla encima de la mesa donde comimos, su mirada, viéndome sonreír, viéndome contenta, viendo la expresión de mi cara de una niña pilla que va a ser mala…

El muy ca**ón me depiló mi c**o al cero en casa, escogió un conjunto de ropa interior que pondría cachondo al más ciego, más teniendo mi c**o depilado en el que no ha quedado ni un solo pelo: tanga negra, completamente transparente en la zona del p***s, el sujetador… se me salen mis pechos por todos lados, transparente al 100% viéndoseme mis pezones y mis aureolas, negras como el carbón tipo galleta María.

Noté como mi c**o se mojó, instantáneamente, estando de pie, viendo ese conjunto escogido, viendo la cara de morbo en los ojos de mi esposo, sonriéndome, viendo que esa otra persona verá por completo mis partes aun estando debajo de esas telas, aquello me excitó, a horrores, sobre todo la mirada de mi esposo, contento porque otro hombre verá mis partes más íntimas por primera vez, no importándole sino justamente lo contrario, eso me encantó, lo besé, me tiré encima de él, en la cama, busqué su polla de dentro de su bóxer, el muy ca**ón la tenía como un mástil, me puse encima de él, me la clavé de un solo golpe, él quedó alucinado que mi c**o estuviese tan lubricado sin haber hecho los preliminares que siempre hacemos antes de fo**ar, lo cabalgué como si se me fuese la vida en ello, tres maravillosos or****os notando como sus testíc**os golpeaban una y otra vez mi c**o hasta que se corrió dentro de mí.

Todo esto ha sido media hora antes de ir a cenar, al restaurante, menuda calentura me entró, no me reconozco, joder con el p**o morbo, lo que hace…

Con el alcohol no te cuento, entramos en la habitación del motel, mi esposo me bajó mi vestido, dejándolo tirado en el suelo, estaba tan contentilla por el vino, por llevar media hora siendo besada, lamida por la boca de mi esposo que ni me acordé por lo más mínimo a qué c**o habíamos venido, mis ojos estaban tapados desde que entramos en la habitación, mi c**o estaba tan caliente que los flujos traspasaban la fina tela transparente de mi tanga, a modo de colador, notando como estos recorrían el interior de mis muslos, siempre pensé que ese otro chico llamaría a mi esposo, no fue así.

Me corrí mientras mi esposo metía una de sus manos por dentro de mi tanga, acercándose a la raja de mi c**o recién depilada, escuchando en mi oído, en voz baja:

-El chico estaba esperando dentro del baño, está al lado tuya desde que te quité el vestido.

No, me dije, no puede ser, no me jodas, es mentira, llevamos media hora comiéndonos vivos, sudando mi c**o de la calentura que me está dando mi esposo, no, es mentira, lo dice para calentarme.

Me quedé de piedra, mi c**o expulsó el charco de flujos más grande que nunca había emanado, traspasando la tela transparente de mi tanga, al tocar mi mano izquierda el muslo desnudo de otra persona a mi lado.

Era verdad, ya había alguien en la habitación, ese desconocido ha podido ver cómo me he entregado a mi esposo con sus caricias, ha podido ver como todo mi cuerpo se ha erizado, calentado, excitado, puesto de punta con la fantástica sesión de toqueteos y morreos de mi esposo.

Quité mi mano de un golpe, hijo de p**a, ca**ón, no me ha avisado para nada, ni por lo más mínimo, esto no se hace, por lo menos decirlo, cerré mis piernas automáticamente, instintivamente.

Me quedé quieta, muda, estando tirada boca arriba en la cama, no puede ser, aprieto mis muslos pero no doy controlado que mi c**o no pare de excitarse, de mojarse, nuevos flujos salen de mi c**o, estando otro chico en esa habitación, que vergüenza pasé.

Mi esposo no tuvo compasión conmigo, sabiendo que estaba mu**ta de la vergüenza, comenzó a besar todo mi cuerpo con sus labios, dándome pequeños besos, delante de otro hombre…

El sentir esto, sabiendo que hay otra persona, de pie, a tu lado me desbordó, mi c**o reventó en ese momento como si reventase de golpe una presa enorme, me corrí, mis piernas quedaron sin fuerzas, ya todo daba igual.

Mi esposo comenzó a meterme mano, sin darle importancia a que otro hombre lo viese, creí morirme cuando sentí su mano colarse por dentro de la tela de mi sujetador, cogiendo mi pecho, moviendo su dedo en círc**os en mi aureola, cogiendo mi empitonado p***n.

Pudo ser peor?

Lo fue

Introdujo su otra mano en mi tanga, acercándose con su dedo mágico como yo lo llamo a la raja de mi c**o, lo tocó, supo en ese momento en el estado que mi s**o se encontraba:

Encharcado, como nunca antes lo había estado, podrías pegar el poster más grande que nunca hayas tenido solo con los litros de mis flujos va**nales, supe que había empapado las sábanas y el colchón de esa cama, solo pensé en quemar ese colchón para que los del motel no supiesen ni tuviesen pruebas que mi c**o había descargado tal cosa.

En ese momento, con sus dedos en mi teta y en la raja de mi c**o, todo se acabó, no fui consciente de nada más, en ese momento me transformé por completo dejando a hacer a mi marido lo que quisiese conmigo, no viendo nada teniendo en mis ojos ese antifaz, ya ni me importaba para nada que ese desconocido al que no había visto estuviese allí, viéndome, para nada, como si hubiese un pelotón de soldados en fila viendo este espectác**o.

Supe, en ese momento que nuestro amor como pareja no tendría límites nunca más.

Así fue.

Mi esposo comenzó a romper las reglas que yo le había impuesto y en las que había quedado de cumplir a rajatabla, no me importó, es más, me excitó a horrores que así lo hiciera.

Mi esposo bajó las dos tiras de mi sujetador y dejó mis pechos al aire, recorrió con su dedo todo mi vientre, lentamente, la mano que tenía dentro de la raja de mi c**o fue lo peor, el muy ca**ón corrió de lado la tela de mi tanga, mi c**o quedó al aire, a la vista de cualquiera, ahora mismo todas mis partes íntimas estaban siendo contempladas sin ningún tipo de problema por ese hombre, mi esposo separó con sus dos dedos mis labios inferiores, estaba mostrando a otro hombre el estado en el que se encontraba mi c**o: empapado, brillando en flujos, latiendo mi c**o como si tuviese un corazón propio.

Me dio igual, noté como mis pezones se endurecieron al máximo, al estar completamente desnuda delante de otro hombre, estando con mi marido, podrías pasarme en ese momento un cristal blindado de un banco, te juro que lo perforaría sin problemas, dios que morbazo pasé, otro hombre que no era mi marido viendo todo mi cuerpo desnudo, sin que nadie más en este mundo supiese nada por estar escondidos, cobijados dentro de la habitación de un motel.

Me corrí, mi cuerpo no paraba de convulsionar en ese momento, mi mente no pudo asumir por lo más mínimo que mi esposo decidiese colocar su lengua en mi c**o abierto, delante de otro hombre, arqueé tanto mi espalda que pensé que me la rompía,

Me corrí, varias veces seguidas, mi esposo no tenía límites,

Me separo mis piernas, del todo, se puso en medio, noté el calor de sus muslos rozando los míos, el muy ca**ón iba a hacer la cosa más guarra y pervertida que podría haber en este mundo.

No me dio tiempo ni a acabar de pensar.

Noté su glande, su polla, ardiente, dura en la raja de mi c**o, estaba restregando su polla por todo mi c**o, lentamente, haciéndomela notar como si me fuese a romper, llegó a mi tope, a mi clítoris, hinchado como un globo, un desconocido estaba viendo todo esto, no pude más, estaba a punto de tener el mayor orgasmo de mi vida, lo supe, así lo sentí.

Mi esposo retiró su polla de la raja de mi c**o, de golpe.

Me quedé de piedra, intentando respirar, excitada como nunca antes había estado

Sentí su glande tocar, rozar, entrar en mi va**na, el muy ca**ón estaba dentro de mí, un par de centímetros pero los sentí como si fuesen metros en ese momento.

Otro hombre había contemplado como mi esposo insertaba su polla dentro de mí.

Esto fue el sumun, no hay más en este mundo, os lo juro.

Mi c**o se corrió, mi mente se corrió en ese momento, notando como ese ca**ón no paraba de hinchar y deshinchar su capullo teniéndolo dentro de mí, delante de otro hombre.

Me desmayé, sin más.

Me desperté al día siguiente, era ya por la mañana, mi esposo dormía, estábamos los dos solos, desnudos, me alegré de que nuestro desconocido no estuviese.

Miré mi c**o, llevé mi dedo a él y un rayo traspasó todo mi cuerpo al descubrir que tenía mi c**o lleno de es***ma, mi marido se había corrido dentro de mí estando otro hombre mirando.

Aquello me volvió loca, me excitó a lo máximo.

Miré su polla, preciosa, depilada al cero como siempre la tiene, la cogí con mis manos, comencé a lamerla, a devorarla, no hay cosa que más ponga a una chica que el notar, sentir que la polla de tu chico crece, en tu mano, en tu boca porque le gusta lo que le estás haciendo.

Mi c**o goteaba, lo notaba, mi esposo despertó, me miró, sonrió, yo también le sonreí, estaba encantada con la experiencia que habíamos tenido, toqué sus huevos, me quedé sorprendida de que los tuviese tan gordos, tan llenos de es***ma, más si hacía unas horas se había corrido en mi c**o y más habiéndose corrido en casa antes de la cena

Me paré, pensé en ello, no, no puede ser, no, no habrá…

Miré a mi esposo, el muy ca**ón tenía mi ipad a su lado, lo encendió, me quedé atónita viendo que había grabado un video, ayer, era yo, desnuda, en la cama, siendo tocada, siendo lamido mi c**o, nunca se veía ninguna cara, solo mi cuerpo, pude ver como mi c**o sintió esa polla rozándola.

La polla de mi esposo cayó a un lado, mi mano se quedó sin fuerzas al ver en ese momento que la polla que había estado, entrado dentro de mi c**o era la de otro chico, un guapo y cachas chico de unos 25 años, él había sido el que me había tocado toda, mi esposo solo me había grabado, no había sido él que noté en todo momento.

Mi c**o explotó, los flujos de mi c**o salieron expulsados a reacción, cerré mis ojos, mi cabeza estaba recibiendo miles de preguntas en ese momento, no podía dar fe a lo que pude ver en ese video, mi esposo había permitido, consentido que otro hombre tocase por completo mi cuerpo y lo peor, ha recorrido mi c**o abierto, expuesto con su polla ante él, sin saberlo yo.

Odié en ese momento a mi esposo.

Abrí mis ojos, del todo, no puedo creerme que mi esposo se haya levantado, colocado detrás de mí en este momento, tras verme fuera de juego sobre lo que acabo de ver en mi propio ipad, me clavado sus 19 cm. de un solo golpe en mi c**o.

Acabo de romper aguas, es lo que he sentido, su polla ha tocado el final de las pared de mi va**na de un solo golpe, completamente empalmado después de haber visto como otro hombre había entrado en mí, en mi c**o, en su c**o…

Me corrí, me caí tirada en la cama, teniendo mi c**o incrustada la polla de mi esposo, recreando en mi mente que es la de ese ahora no desconocido, ese joven guapo que había visto en el video, 8 or****os más, mi esposo follándome, dándome pollazos sin parar durante casi una hora hasta que se corrió dentro de mí.

Me quedé dormida.

Cuando desperté mi marido dormía, vi el ipad, volví a darle al play al video, volví a ver todo lo ocurrido con ese chico, otra vez mi c**o se mojaba viendo todo, sabiendo que había sido otro el que me había tocado, ahora pude ver el final del video y que era lo que más me intrigaba, pude ver como ese chico me penetró todo mi c**o, cuando me desmayé pero pude ver como retiraba su polla y se colocó mi marido en su sitio, siendo este el que se corrió dentro de mí, siendo su es***ma el que me encontré cuando me desperté.

Eso, el saber eso me tranquilizó, pero el saber ahora que dos hombres habían estado dentro de mi c**o, uno tras otro, eso nunca lo olvidaré por el resto de mis días, te lo aseguro.

Volvimos a casa, no volvimos a decir nada sobre lo ocurrido.

Todo cambió, a mejor.

Ahora follamos salvajemente dos veces al día, todos los días de la semana, todos.

Creo que ha valido la pena el haber experimentado esto.

Mi esposo también lo cree.

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