01/06/2023
VERDADERA AMISTAD......
Cansado de ir de un lugar a otro, un día te encontré, aún puedo recordarlo, estabas en un rincón de la calle, llorando, mojado y tiritando de frío.
Al inicio, dudé en aceptarte, pero no me pude resistir, al ver esos tiernos ojos, diciendo: AYÚDAME.
Yo no tuve nada que ofrecerte, sólo soy un indigente, que vaga de un lado a otro sin rumbo, ni casa a donde llevarte.
Cuando te tome entre mis brazos, sentí un tierno lengüetazo tibio que rozaba mi mejilla. Me conquistarte amigo, ese fue el nombre que te puse: AMIGO.
Ya no estaría solo, tú y yo, nos acompañaríamos mutuamente, nos volvimos inseparables, ambos nos abrigábamos y cuidamos durante nuestras caminatas; de noche, velabas mis sueños, alejando a cualquier persona que se me acercara, yo, te lo agradecía con un gran abrazo.
No me importaba que tuvieras pulgas, mucho menos, que estés sucio; yo, también lo estaba, el mundo nos despreciaba y mi familia…
La calle, no es tan mala después de todo, hay tanta gente que dice que estoy LOCO, supongo, que eso le dicen a todos los que viven en la calle, pero la verdad, es, que yo caí en una terrible y profunda depresión, muchos de mis conocidos, decían que me habían hecho brujería... ninguno de mi familia, ni amigos, me entendió en ese momento, yo en casa me sentía ahogado y con mucho dolor inexplicable, muchas veces escapé, ellos siempre me hacían volver, me encerraban, me bañaban y gritaban, haciéndome sentir más miserable, pero al final de tanto escapar, me dejaron en la calle, por lo menos, aquí yo estaba más tranquilo, no escuchaba gritos, tampoco críticas, a mucha de mi familia, le molestaba tan sólo el hecho de hacerse cargo de mi, según ellos, nunca tenían ni el tiempo ni el dinero. Yo, cada vez que los veía a lo lejos, siempre trataba de esconderme, para no volver con ellos, pero al final, ellos tampoco querían que yo volviera, supongo que vieron que por lo menos en la calle no lloraba, ni sufría tanto como en su casa, que desistieron en tenerme.
Hice de mi perro, el más fiel amigo que podría tener jamás, él, sabe toda mi historia, lo quiero mucho .
Los años pasaron, mi amigo y yo, formamos un lazo muy fuerte, nunca nos fue mal, siempre teníamos que comer, nadie se atrevía a ni siquiera gritarme; mi amigo, siempre me defendía con sus ladridos .
Hasta que una tarde, cuando salimos del parque, un camión retrocedía y el conductor, no se dio cuenta de que mi amigo y yo estábamos cruzando, al ver que la llanta posterior iba a aplastar a mi amigo, sin pensarlo, me lancé a empujarlo, sin embargo, yo fui el que recibió el impacto .
Es extraño, no siento dolor, no siento nada, me veo las manos, mi cuerpo y me digo a mi mismo: ESTOY BIEN.
Pero no es así, volteo y veo mi cuerpo tendido en el suelo, mi amigo, está desesperado, llorando, rascándome con sus patas, intentando levantarme, veo con horror mi cuerpo... mi cabeza, había sido aplastada por el camión, ni siquiera pude reconocer mi rostro, mis ojos y sesos, habían sido esparcidos por la llanta, formando un gran charco de s4n*gr3.
Mi amigo, no paraba de llorar, la gente, observaba a mi alrededor la terrible escena de mi muerte.
Luego llegó mi familia, a la cual no desperté tanta tristeza en ellos, supongo, que esperaban que esto me llegara a pasar, me llevaron a una ambulancia y me pusieron en un cajón tapado, todo el tiempo, mi amigo me acompañó.
Mi familia, ni quisiera quiso velar mi cuerpo, me enterraron en uno de los panteones más olvidados y baratos del pueblo.
Todo fue muy rápido para mi desdichado cuerpo; mi amigo, lloraba incansablemente, quedándose ahí junto a mí todo el tiempo, hicieron un hueco y me dejaron tapado con tierra, luego, ellos se fueron, quedándose sólo mi amigo de 4 patas junto a lo que un día fue mi cuerpo, cuando llegó la noche, aún podía escuchar sus lamentos y aullidos, él, no se resignada a perderme.
Todos los días cavaba y cavaba, hasta cansarse, no había nadie quien pudiera detener a mi amigo perruno; se iba en el día y regresaba por la noche, para seguir cavando con sus patas, para poder encontrarme.
Así pasó como una semana, mi amigo, ya estaba muy cerca de encontrarme, el había cavado tanto, que logró encontrar la caja en la que me habían enterrado, era obvio que yo no tenía vida, pero eso, mi amigo no lo entendía, lo único que pretendía, era sacarme de ahí, como si quisiera rescatarme.
Con sus uñas desgastadas y sus ganas de verme, hizo que la tapa de mi ataúd lograra romperse, podía escuchar sus lamentos y ladridos, como si quisiera decirme LEVÁNTATE.
Pero al darse cuenta de que yo no respondía a sus ladridos y llanto, optó por meter su hocico dentro del agujero del cajón, logrando sacar un hueso de mi pie, de alguna forma, él, se conformó al tener algo de mi, salió del agujero y tomó el hueso de mi pie, comenzó a lamerlo, al principio, pensé que se comería ese hueso, pero no, mi amigo perruno, sólo lo estaba limpiando. Ya que lo tenía en su boca, me llevaba a todos lados con él, muchas veces, me escondía, para que otros perros no intentaran quitárselo, luego, en las noches, volvía por ese pedacito de mi, para poder así dormir juntos de nuevo.
Es increíble, el amor que podemos despertar en estos seres de 4 patas, él, fue el único que en verdad me quiso, al único que le afectó mi muerte y que no se resignó a ella.
Crédito a quien corresponda........