El hombre que no existía

El hombre que no existía Anécdotas y relatos de terror que desafían la lógica y despiertan nuestros temores

En un pequeño pueblo pesquero, rodeado de altos acantilados y envuelto en una bruma perpetua, vivía un anciano llamado N...
11/07/2023

En un pequeño pueblo pesquero, rodeado de altos acantilados y envuelto en una bruma perpetua, vivía un anciano llamado Nathaniel. Siempre se decía que Nathaniel estaba en contacto con fuerzas antiguas y misteriosas que acechaban en las profundidades del océano. La gente del pueblo lo temía y evitaba su casa, convencidos de que había hecho pactos oscuros con seres inimaginables.

Una noche, durante una tormenta feroz, una joven llamada Emily, por pura curiosidad, decidió aventurarse hasta la morada de Nathaniel. Golpeó tímidamente la puerta de madera crujiente y el anciano le abrió, con una sonrisa enigmática en su rostro ajado.

Nathaniel la invitó a pasar y, mientras la puerta se cerraba tras de ellos, Emily pudo percibir el olor a humedad ya mar descompuesto que impregnaba la casa. Cada paso que daban resonaba como si el suelo mismo susurrara secretos insondables.

En el interior, las paredes estaban cubiertas de extraños símbolos y extrañas pinturas de criaturas marinas deformes y tentaculares. La joven se estremeció, pero su curiosidad superó el miedo que la invasión.

Nathaniel le contó historias de civilizaciones antiguas sumergidas en las profundidades abisales y de dioses olvidados que esperaban su resurgimiento. Emily sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando Nathaniel mencionó el nombre de Cthulhu, una entidad cósmica de poder inimaginable que acechaba en el océano.

De repente, el sonido de un viento aullante y un rugido ensordecedor sacudió la casa. Las luces parpadearon y se apagaron, dejando a Emily ya Nathaniel en completa oscuridad. Un tentáculo viscoso emergió del suelo y se enrolló alrededor del anciano, arrastrándolo hacia una grieta que se abrió en el suelo.

Emily, paralizada por el terror, se encontró sola en medio de aquel caos. La puerta se abrió de par en par y la tormenta arremetió contra ella con una fuerza sobrenatural. En ese momento, una sombra gigantesca emergió del mar embebido, un ser abominable cuya visión era más de lo que la mente humana podía soportar.

En un último acto de desesperación, Emily corrió hacia la puerta y se cayó al vacío, hundiéndose en las aguas tumultuosas del océano.

Desde aquel día, el pueblo pesquero quedó abandonado. La gente cuenta que, en noches de tormenta, se pueden oír los ecos de los cantos ancestrales y ver sombras moviéndose en las profundidades del océano, recordándoles la oscuridad que yace más allá de su comprensión humana.

¿Quieres contar una anécdota? Únete a nuestro grupo y coméntanos lo que has vivido nos será de mucho interés saber a cer...
10/07/2023

¿Quieres contar una anécdota? Únete a nuestro grupo y coméntanos lo que has vivido nos será de mucho interés saber a cerca de sus relatos y vivencias

1 / 2La noche era oscura y nebulosa cuando me aventuré a adentrarme en los confines del bosque prohibido. Mientras camin...
10/07/2023

1 / 2

La noche era oscura y nebulosa cuando me aventuré a adentrarme en los confines del bosque prohibido. Mientras caminaba entre los árboles retorcidos, sentía que el aire se volvía pesado, como si estuviera impregnado de una malignidad ancestral.

De repente, escuché un susurro siniestro que parecía emanar de las mismas sombras. Un escalofrío recorrió mi espalda y una sensación de terror me envolvió. Sin embargo, mi curiosidad era más fuerte que mi miedo, y seguí adelante, decidido a descubrir el origen de aquellos murmullos.

Avancé con cautela, guiado por una extraña intuición que me llevó hacia un claro en el bosque. Allí, en medio de la penumbra, encontré una antigua tumba cubierta de musgo y decadencia. Las inscripciones en la lápida estaban desgastadas por el tiempo, pero lograron distinguir el nombre: "Ezekiel Blackwood, el que trajo el abismo".

El viento se agitó y los árboles parecieron susurrar en agonía mientras me aproximaba a la tumba. La tierra tembló bajo mis pies y el miedo se apoderó de mí. Pero no pude alejarme.

Con manos temblorosas, quité la tapa de la tumba y una ráfaga de viento frío me envolvió. Allí yacía, en un estado de putrefacción, el cadáver de Ezekiel Blackwood. Pero fue entonces cuando noté que sus ojos aún brillaban con un brillo sobrenatural.

Un aura malévola me envolvió mientras su voz resonaba en mi cabeza, susurrándome secretos indescifrables y promesas de conocimiento prohibido. Mi cordura pendía de un hilo mientras luchaba por escapar de su influencia maldita.

Finalmente, logré cerrar la tumba y escapar de aquel lugar infernal. Pero las palabras de Ezekiel Blackwood se quedaron grabadas en mi mente, susurros interminables que me persiguieron incluso en la seguridad de mi hogar.

Desde entonces, mi vida ha sido una lucha constante contra la locura, mientras los oscuros secretos de Ezekiel Blackwood amenazan con consumir mi alma. En ocasiones, siento su presencia, acechando en las sombras, esperando el momento adecuado para reclamar lo que cree que le pertenece.

Y así, me pregunto si algún día me veré arrastrado a las profundidades de la oscuridad, atrapado en un abismo del que no hay escapatoria. La historia de Ezekiel Blackwood me persigue, y siempre me recordará la frágil línea que separa a los mortales de los terrores cósmicos que yacen más allá de nuestro entendimiento.

Dirección

Valle 9 Atlanta
Cuautitlán Izcalli
54740

Teléfono

+525525043367

Página web

Notificaciones

Sé el primero en enterarse y déjanos enviarle un correo electrónico cuando El hombre que no existía publique noticias y promociones. Su dirección de correo electrónico no se utilizará para ningún otro fin, y puede darse de baja en cualquier momento.

Compartir


Otros compañías de medios en Cuautitlán Izcalli

Mostrar Todas