14/11/2024
Amenazar de muerte a un reportero no debería tomarse a la ligera
Por David García.
Madrugada en Cancún. No son las olas ni las luces de los resorts de lujo lo que destacan en esta historia sino una escena que parece sacada de una comedia negra: el director de la policía auxiliar de Cancún, en evidente estado de ebriedad, lanza amenazas de muerte a un reportero en plena transmisión en vivo. ¿El contexto? Una cuenta sin pagar en un bar. Sí, así de surrealista.
Este personaje, cuya labor se supone es "proteger y servir", pasó de la euforia de la noche a la violencia verbal en cuestión de minutos. Sin embargo, lejos de ser un caso aislado, este incidente es solo un ejemplo más del abuso de poder que impera en Cancún, un destino que presume de ser el “más visto a nivel mundial”, pero que cada día se hunde en historias de corrupción y abusos dentro de sus cuerpos de seguridad.
Amenazar de muerte a un reportero no debería tomarse a la ligera y mucho menos resolverse con la clásica fórmula de "separar del cargo" al funcionario. En su papel de presidenta municipal de Benito Juárez, Ana Paty Peralta no solo debe sancionar, sino garantizar condiciones reales de seguridad para periodistas, reporteros y comunicadores que arriesgan su integridad por informar. Esto no se trata de salvar la imagen con una rápida entrevista en la banqueta o un comunicado superficial, algo que, lamentablemente, parece ser el estilo de su área de comunicación, que parece estar en todo, menos en comunicar.
Y es que este director no es la excepción. Es, lamentablemente, un reflejo de lo que se permite –y hasta se tolera– dentro de la policía municipal. Desde oficiales de tránsito pidiendo “propinas” a turistas hasta las evidentes conexiones entre el sindicato de taxistas y el crimen organizado, Cancún parece haber caído en un estado donde la justicia es un lujo y la impunidad, una práctica común.
Por si fuera poco, cuando se busca información oficial sobre estos casos en el ayuntamiento, la respuesta no es otra que “búscala en redes sociales”. Así, sin más. Para la directora de comunicación de Ana Paty Peralta, el acceso a la información pública parece ser opcional. Como si la transparencia no fuera una obligación, sino un favor. Claro, en esas redes sociales también aparecen los escándalos de corrupción y abuso, de modo que encontrar alguna señal de trabajo real y honesto en medio de todo ese caos es como buscar una aguja en un pajar.
Podríamos asumir que esta es solo una "mala racha" para Cancún, pero cuando el director de la policía auxiliar amenaza a un reportero, uno no puede evitar preguntarse: ¿qué tipo de respaldo tiene este funcionario para actuar con semejante desparpajo? Si esa es la actitud de un director de policía, ¿qué podemos esperar de sus subordinados? No olvidemos que en este mismo municipio recientemente se detuvo a un dirigente sindical implicado en el as*****to de un taxista vinculado al crimen organizado. En Cancún, pareciera que las fuerzas de seguridad y algunos sindicatos tienen conexiones difíciles de explicar.
Decir que la impunidad es otro atractivo turístico en Cancún no es una exageración, aunque no aparezca en los folletos de viaje. Mientras tanto, a los funcionarios municipales les vendría bien recordar dónde están parados. Porque si el discurso oficial sigue limitado a respuestas evasivas y burlonas, el verdadero reto para Cancún no será atraer turistas, sino conservar la poca credibilidad que aún le queda a su gobierno y a sus fuerzas de seguridad.