26/02/2023
Qué tremenda necesidad que tenemos las personas de “racionalizar” la lactancia. De pensarla mucho. Que si cuántos minutos. Que si cuántas veces por día. Que si ofrecer la teta “para todo” o no. Que si la usan de chupete. Que hasta cuándo. Que si al final “quiere” más a la teta que a la propia madre. Que si con la teta estamos criando niños inseguros y dependientes. Que si le ofrezco o espero a que pida. Que si es por la teta que come poco. Que si es por la teta que se despierta tanto de noche…
La teta ha concentrado casi todas estas responsabilidades, es culpable de casi todos los males y termina siendo la explicación para varias problemáticas que madres y padres atraviesan en la crianza de sus hijos. Casi todo es “por la teta”.
Pero qué diferente es la percepción de la teta para el bebé o niño. Ellos no piensan nada, no especulan, no cuestionan. Para ellos la teta es parte de su día, de su vida, de su naturaleza mamífera. Es parte de sus madres. ES sus madres. Es confort. Es terreno seguro y conocido. Es tocar base. Cuentan con ella. Ellos no piden “mucha teta”. Piden cuanto necesitan. A veces es más, a veces es menos. Pero nunca será demasiado y nunca será para siempre.
El día que le quitemos tanta cabeza, tanto cálculo a la teta, quizá podamos aprender a disfrutarla más y a debatirla menos. Quizá ese día hayamos naturalizado tanto la lactancia que cuentas como estas serán innecesarias. Redundantes. Obvias.
Algún día no dudaremos tanto de nuestra capacidad de alimentar a nuestros hijos física y emocionalmente, no dudaremos tanto de si hacemos bien o mal, porque simplemente HAREMOS. Daremos. Y desde luego, recibiremos mucho a cambio. Ojalá algún día seamos más como ellos, como los bebés y los niños pequeños. Y vivamos más, cuestionando menos aquellas cosas que implican una entrega total y genuina hacia nuestros hijos, incluyendo, además de amamantar, dormir con ellos, cargarlos mucho en brazos, poner el cuerpo. Estar. Tenemos el miedo metido y la duda latente, ahí al acecho.
Algún día quizá volvamos a la esencia de eso que somos, que fuimos y que no ha cambiado. Algún día quizá seamos más parecidos a los niños que traemos al mundo. Algún día... 💜