26/06/2022
Existe un artículo científico sobre la muerte de Jesús, publicado en 1986 en una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo - el JAMA, The Journal of the American Medical Association.
El artículo está titulado ′′On the Physical Death of Jesus Christ′′ (Sobre la muerte física de Jesucristo).
En él los autores demuestran que el proceso de azotamiento romano era terriblemente cruel. Se describen detalles técnicos, que junto con la narrativa bíblica, proporcionan un panorama completo de todo este proceso, desde el juicio hasta la muerte en la cruz.
Antes del juicio, se narra en Lucas 22 que Jesús estaba en profunda angustia y sudaba sangre. Aunque es un fenómeno raro, los médicos reconocen esta característica como hematidrosis, que puede ocurrir debido a altos niveles de estrés.
Después de ser juzgado, Jesús fue azotado violentamente con un látigo de cuero, con pequeñas bolas de hierro en las puntas y huesos puntiagudos. Las bolas de hierro causaban lesiones internas y los huesos destrozaban la carne, exponiendo la musculatura esquelética y causando gran pérdida de sangre, lo que probablemente lo dejó en un estado de prechoque.
Después de severa flagelación, Jesús fue burlado, escupido y obligado a cargar su propia cruz hasta el Gólgota.
Durante la crucifixión, el acusado era tirado sobre la cruz en el suelo, y clavado con clavos de hasta 18 cm de largo en las muñecas y los pies.
La crucifixión era un proceso que producía intenso dolor y causaba una muerte lenta y sofocante.
Respirar era algo extremadamente doloroso. A cada respiración, Jesús tenía que elevar la espalda en carne viva, arrastrándola en la madera y apoyando todo el peso en los pies, que estaban clavados. Dato que aumentaba la pérdida de sangre y causaba dolor terrible.
Las causas de la muerte por crucifixión podrían ser varias, pero las dos más comunes eran shock hipovolémico y asfixia por agotamiento.
Cuando el evangelio de Juan narra que después de la muerte de Jesús un soldado lo transpasó con la lanza y salió ′′ sangre y agua ", la explicación de los científicos es que el agua probablemente representaba fluido pleural y pericardio seroso y habría precedido al flujo de sangre y tendría menor volumen que la sangre. Tal vez en el escenario de hipovolemia y la insuficiencia cardíaca aguda, los derrames pleurales y pericárdicos podrían haberse desarrollado y haber sido añadidos al volumen de agua aparente.
Solo analizando el sufrimiento físico de Jesús, nos damos cuenta de lo terrible que debe haber sido soportar todo esto.
Estrés intenso, noche sin dormir, un juicio injusto, azotamiento inhumano, burlado y todavía tener que cargar su propio instrumento de muerte.
¡Pero aún MÁS!
Lo que ′′pesó ′′ sobre sus hombros fueron nuestros pecados. Isaías profetizó:
“Pero fue herido por nuestras transgresiones, y molido por nuestras iniquidades; el castigo que nos trae la paz estaba sobre él, y por sus pisaduras fuimos sanados.”
|Isaías 53:5|
Él fue el sacrificio. El cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Solo el Dios que se hizo hombre podría reconciliar a los hombres con Dios.
Por eso decimos que el sacrificio fue por amor, pues Él no tenía pecado, nosotros sí. Si el pecado genera la muerte, quienes debimos morir eramos nosotros, no Él.
Así que toda tu podredumbre, todos tus malos pensamientos y acciones, toda tu revuelta contra Dios... todo esto estaba sobre los hombros Cristo.
¡Y él venció no sólo el pecado, sino también la muerte!
Cuando creas que tu vida es demasiado difícil, que nada funciona, recuerda todo lo que Jesús pasó por amor a ti. El castigo que nos trae la paz estaba sobre ÉL.
¡NO HAY EXCUSAS!
Fuente: Libertad Cristiana