25/06/2023
LOS PRIMEROS COMICIOS DEMOCRÁTICOS EN GUATEMALA
El 3 de noviembre de 1985, Guatemala celebró elecciones generales, las primeras de la llamada “época democrática” en medio del conflicto armado interno que se desarrollaba en el interior del país. Era la vuelta a la constitucionalidad luego de dos golpes de estado en los últimos 5 años.
Más de dos millones de guatemaltecos estaban llamados a las urnas para elegir nuevo presidente de la República entre ocho candidatos que se postularon para el periodo 1986-1991.
Guatemala se constituyó en ese momento en el blanco de la comunidad internacional. Numerosos medios de comunicación, televisivos, revistas, periódicos y cadenas de radioperiódicos enviaron a sus corresponsales para presenciar el máximo evento electoral que dio al país a un nuevo mandatario.
También arribaron centenares de observadores internacionales invitados por el Gobierno. Entre ellos, habían congresistas norteamericanos, canadienses, venezolanos, centroamericanos y otros, así como delegados de instituciones internacionales, entre ellas de la ONU, OEA, y similares.
Ocho fueron los candidatos que aspiraban llegar al poder mediante el respaldo popular: Vinicio Cerezo Arévalo, de la Democracia Cristiana, DC; Jorge Carpio Nicolle, Unión del Centro Nacional, UCN; Mario Sandoval Alarcón, Movimiento de Liberación Nacional, MLN y Partido Institucional Democrático, PID; Jorge Serrano Elías, Partido de Cooperación Nacional, PDCN y Partido Revolucionario, PR; Mario David García, Central Auténtica Nacionalista, CAN; Alejandro Maldonado Aguirre, Partido Nacional Renovador; Leonel Sisniega Otero, Partido de Unificación Anticomunista, PUA, Movimiento Emergente de Concordia, MEC y Frente de Unidad Nacional FUN; Mario Solórzano Martínez del Partido Socialista Democrático, PSD.
Por primera vez en la historia guatemalteca, aspiraron a la presidencia, ocho candidatos, lo que constituyó un contraste con el pasado cuando unos cuantos partidos se disputaron la alta magistratura de la Nación y sin intervención de militares.
El Jefe de Estado de ese entonces, general Óscar Humberto Mejía Víctores, ofreció elecciones limpias, y en reiteradas oportunidades expresó que no apoyaría a ningún partido político o candidato alguno. El subjefe de Estado y Jefe del estado mayor de la Defensa, general Rodolfo Lobos Zamora, dijo a la prensa que el proceso sería transparente, ya que había consenso entre los militares que conformaban el Consejo de Comandantes, para entregar el poder sin condiciones a quien resultare legalmente elegido.
Por su parte el ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Andrade Díaz – Durán, declaró a la prensa que “el Gobierno cumple con esta forma como fue prometido, cuando el 8 de agosto de 1983 llegó al poder el general Mejía Víctores”. La comunidad internacional –enfatizó-, elogió el proceso de apertura democrático y sería el 14 de enero de 1986 cuando el Gobierno militar entregue el poder al nuevo presidente que sería elegido. Mejía Víctores agregó que “serían las alegres elecciones”, y no las violentas elecciones como ocurría en el pasado.
Las fuerzas de seguridad estuvieron en estado de alerta para evitar cualquier problema en el desarrollo de las elecciones indicó el ministro de Gobernación, Carlos Guzmán Estrada. El funcionario expuso que dio instrucciones a las instituciones policíacas, tales como Policía Nacional, Guardia de Hacienda y otras secciones, para que se colaborar con las demás dependencias del Gobierno que tuvieran relación con el proceso electoral.
Reiteró que la acción policíaca se brindaría para dar protección a los votantes, puestos de urnas y para el traslado de las mismas hacia los centros de cómputo. Guzmán indicó que la Policía también cooperaría con las brigadas militares para coordinar todo lo referente a seguridad. Se buscaba con tal medida, que las elecciones se desarrollaran sin problemas de ninguna índole, finalizó.
Para éstas elecciones participaron un total de 8,738 ciudadanos como candidatos a puestos públicos. El padrón electoral apuntaba a que 2.7 millones de guatemaltecos estaban llamados a votar en este proceso electoral para elegir al Presidente y Vicepresidente de la República, 100 diputados al Congreso de la República y 327 alcaldes municipales. Habilitándose para el sufragio 5,123 mesas en toda la República.
La cantidad de candidatos se distribuyó de la siguiente manera: Presidenciables, 8; vicepresidenciables, 8; diputados, 924; alcaldes, 1,633; síndicos, 1,777 y concejales, 8; un total de 8,738 aspirantes.
El presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Arturo Herbruger Asturias, indicó que la organización salió bien y que estaban confiados en que el pueblo votaría y eligiera a las nuevas autoridades del país. El trabajo preparativo de las elecciones generales fue arduo y ahora solamente falta el voto y el resultado final.
La elección se desarrolló en relativa calma y se registró un abstencionismo del 49.7 por ciento, quizá un porcentaje alto el cual atribuyó el TSE a la llamada “campaña negra que opacó en cierto modo la elección” en la cual se produjeron ataques encarnizados entre determinados sectores políticos.
El TSE dio a conocer los resultados finales hasta el 7 de noviembre de 1985, entre acusaciones de fraude, principalmente reclamado por el Movimiento de Liberación Nacional, MLN al quedar en el cuarto lugar de la votación presidencial, éste partido formó un llamado “Frente de Oposición” para evitar que se realizara la elección en segunda vuelta e impugnaron los resultados, sin éxito. Los primeros 3 lugares los obtuvieron la DCG con 648,681 votos, 38.65%; la UCN con 339,522 votos, 20.23% y el partido PDCN – PR con 231,397 votos, 13.78%.
Ya que no hubo mayoría absoluta se programó la elección de la segunda vuelta para elegir al presidente, entre los partidos DCG y UCN para el 8 de diciembre. En dicha elección los electores eligieron al Binomio de la DCG conformado por Marco Vinicio Cerezo Arévalo y Roberto Carpio Nicolle, primeros gobernantes civiles después de casi 30 años de gobiernos militares.